Cuentos de Oz

El recuerdo.

Una tarde paseando con mi amo por la plaza, sentí un aroma familiar. No sé de dónde lo
conocía, pero lo conocía. Al voltear y mirar de quien provenía no lo pude creer, era mi antiguo
dueño. Tiré fuerte de la correa y me solté para ir corriendo donde mi ex amo. Mi dueño actual
corrió tras de mí, queriendo evitar que moleste a alguien más, pero fue en vano ya que yo
estaba feliz saltando sobre mi dueño anterior. Tristemente este no me reconocía y me
rechazaba. Perdón, le dijo mi dueño. Me agarró y me llevó en sus brazos. Ya en casa no paré de
aullar y llorar en todo el día. ¿Por qué me rechazó? Me preguntaba.
Tenía tanta pena que no comía y no quería salir a pasear ni jugar. Eran tantos los recuerdos
con mi ex dueño que no podía creer que los hubiese olvidado. El gato de la casa se me acercó
luego de días de verme triste y me dijo:
Gato: ¿Por qué estas triste y no comes tus comidas?
Yo: Hace unos días me encontré con mi antiguo amo en la plaza y cuando lo fui a saludar no
me reconoció, me rechazó.
Gato: No entiendo una cosa, ¿Cómo que antiguo amo? Yo te conozco desde que eras un bebé
y hemos tenido el mismo amo. Quizás todo fue un sueño tuyo.
Yo: Son recuerdos muy reales, no fue un sueño.
Gato: O quizás…
Yo: ¿Quizás qué?
Gato: Quizás lo recuerdas de una vida pasada.
Yo: ¿Cómo?
Gato: Desconozco como son las vidas de ustedes los perros, pero nosotros los gatos tenemos 9
vidas. Esta es mi primera, así que no puedo recordar nada hacia atrás. Y cuando pierda las 9
podré reencarnar en otro animal o persona.
Yo: ¡Tienes toda la razón! Ahora recuerdo todo, no lo puedo creer…
Gato: ¿Qué recordaste?
Yo: … yo, era su hija…



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En el texto hay: locura, suspenso, terror

Editado: 25.11.2023

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