Cuentos de Oz

La lápida.

En el museo de mi ciudad hay exhibida una vieja lápida, no está en una sala abierta a todo
público, solo gente millonaria puede acceder a esta habitación V.I.P. He visto gente salir
llorando, incluso famosos. Al principio no entendía qué pasaba, hasta que un día haciendo el
aseo en la oficina de arqueólogos, escuché que esta misteriosa lápida podía predecir la fecha
exacta de tu muerte.
La fecha aparecía cuando alguien se paraba frente a ella y desaparecía cuando no había nadie.
No se sabía de qué cultura provenía dicha lápida, pero sí se sabía que el que la descubrió fue el
primero en fallecer, ya que esta le predijo una pronta muerte, antes de eso no sabía que
querían decir las fechas.
Tenía mucha curiosidad de saber cuándo sería mi turno de morir, así podría disfrutar mis
últimos días. Todos los que trabajan en el museo me tienen mucha confianza, pero no como
para entrar a asear aquella habitación. Una tarde en el baño de una de las oficinas encontré
tiradas las llaves de uno de los arqueólogos, el manojo solo tenía dos llaves. Ya era tarde y
empezaba mi turno de noche, nadie reclamaría las llaves hasta la mañana siguiente.
Estas no eran parecidas a ninguna de las que yo manejaba, entonces se me ocurrió que
podrían ser las de la sala secreta. Mi momento era ahora, solo debía cerciorarme que el
guardia nocturno estuviese durmiendo para apagar las cámaras por unos minutos. Habiendo
hecho todo eso, fui a la entrada de la sala V.I.P. y probé ambas llaves, la segunda era la
correcta. Asombrado, pude ver reliquias y objetos sacados de otro mundo, me sentí como un
millonario ahí dentro. Echando un vistazo pude ver la famosa lápida, esta se encontraba en
una vitrina de vidrio muy elegante con cerrojo, ahí ocupé la primera llave.
Abrí la puerta de vidrio y me puse frente a mi destino, la lápida era de oro sólido, redondeada
en las esquinas superiores y lisa por sus caras. Lentamente fueron apareciendo números hasta
dar con una fecha de muerte a un mes más, asustado retrocedí, caí y golpeé un viejo tocador
que tenía un mapamundi de oro sobre él, este rodó y cayó frente a la lápida. Nervioso y
pensando en que habría despertado al guardia me levanté rápido a ordenar el desorden que
dejé. Cuando fui a tomar el mapamundi una fecha apareció, era la del fin del mundo, ¡TODOS
MORIREMOS EN UN MES!



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En el texto hay: locura, suspenso, terror

Editado: 25.11.2023

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