Cuentos de Oz

Monstruos.

Con mis amigos del barrio solíamos hacer fogatas y contar historias de terror, ir al cine a ver las
más terroríficas películas de miedo y en Halloween disfrazarnos de monstruos. Mi cuarto
estaba decorado con pósteres y máscaras de mis personajes favoritos, asumo que lo mío es
una obsesión, tanto así que comencé a oír voces bajo mi cama, en el armario y cuando cerraba
los ojos al bañarme. Le comenté este hecho a mis padres, pero solo decían que no existían más
que en mi mente y películas.

Mis amigos se burlaban de mi a tal punto que creí que me había vuelto loco. Estas voces luego
se convirtieron en manos, las que se arrastraban lentamente por el borde de mi cama para
agarrarme. Las veía lentamente abriendo las puertas del armario y juraba que me tocaban
cuando me duchaba. Una noche mientras todos dormían la mano bajo mi cama me tomó
fuerte del pie que estaba colgando y comenzó a tironearme, desperté asustado e
impulsivamente me aferré a las sábanas, grité tan fuerte que cuando estaba siendo arrastrado
al armario mi madre entra al cuarto y enciende la luz.
¡Mamá, mamá, el monstruo me quiere llevar!, grité.
Hijo, ¿Cuántas veces tengo que decirte que los humanos no existen? Me respondió.



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En el texto hay: locura, suspenso, terror

Editado: 25.11.2023

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