Llevaba años, generaciones viviendo en una vieja casa, desde que me pusieron en este altar en
una esquina de la casa han venido a mi para pedir y orar. Cada día era una vela nueva, una
nueva plegaria, pidiendo nuevamente por quienes estaban enfermos o sin trabajo. Ponían
toda su fe en mí. Mi altar estaba adornado con flores, velas aromáticas e inciensos todo el día.
Sus oraciones, deseos, favores nunca terminaron bien, sino que empeoraba con cada petición.
Muchos de los files fueron muriendo con el pasar de los años, también así por los que pedían.
Una nueva familia llegó a la casa y decidió hacer arreglos para mejorarla, lamentablemente un
mal trabajo en la red eléctrica generó un corto circuito que consumió la casa y sus habitantes
en cosa de segundos, unos días antes la señora de la casa me pidió tener un hogar muy cálido y
estar rodeada siempre de su familia.
Ese deseo fue cumplido y solo cuando recogían los escombros de la casa se dieron cuenta que
aquella estatuilla religiosa se había roto y que por dentro escondía una más pequeña de un
demonio que revertía todas las oraciones, favores y deseos.