Cuentos de Oz

Perdido.

Desperté esta mañana con un dolor de cabeza horrible, me metí a la ducha y al salir me dirigí a
mi trabajo, caminando como siempre, ya que me quedaba relativamente cerca. Me fijé que en
cada poste había carteles de un niño desaparecido, lo miré detenidamente, el niño me parecía
familiar, pero no sabía de donde. Seguí mi recorrido diario y antes de entrar a mi trabajo entré
a la cafetería a tomar mi chocolate caliente matutino.
En la televisión estaban hablando sobre el niño, su familia lo buscaba hace días, había
desaparecido cuando regresaba a casa después de clases, desafortunadamente las cámaras del
sector solo lo enfocaron hasta la entrada del bosque donde se le perdió el rastro. Pagué mi
chocolate caliente y retomé mi camino al trabajo, al llegar allí todos hablaban de lo mismo y
estaban organizando una búsqueda después del trabajo en el bosque. Pensé en anotarme,
pero el dolor de cabeza seguía molestándome, probablemente al fin de turno estaría igual.
La tarde llegó y todos se fueron a ayudar, sentía algo feo en mí por no querer ir, solo quería
volver a casa, ya en camino pude ver a mucha gente con linternas camino al bosque. Eso me
hacía sentir peor, más con la jaqueca que me aquejaba desde la mañana. Cerca de mi hogar
había un niño sentado con la cabeza sobre sus brazos y llorando. Le pregunté qué le pasaba,
pero se levantó y salió corriendo, pude ver que traía las mismas ropas que en las fotos y videos
en el noticiario.
Sin pensarlo dos veces, salí corriendo tras él, le grité que se detuviera, pero no obedecía,
aceleré el paso y me paré frente a él. Lo tomé de los hombros mientras estaba con la cabeza
gacha, le agarré el mentón y levanté su cara, no fue la mejor idea, pues no tenía rostro, parecía
que hubiera recibido un escopetazo. Lo solté y caí al suelo de la impresión, el niño caminó
unos cuantos pasos y con su mano me dijo que lo siguiera. Me tomé un tiempo para procesar
todo y me levanté para seguirlo, me dirigió a la entrada de mi casa, apuntó la puerta y la
atravesó.
Con mucho miedo saqué mis llaves y abrí la puerta, entré y encendí la luz, ahí estaba él, al final
del pasillo señalando el sótano. ¿Qué querría mostrarme? Pensaba. Al acercarme bajó las
escaleras y me esperaba al final de éstas. Temblando las bajé también y ahí lo vi sentado y
amarrado a una silla con la cara destrozada, a un costado estaba tirada una escopeta con
sangre alrededor. Tal escena me provocó un vómito y un desmayo.
Cuando me desperté esta mañana tenía un dolor de cabeza horrible, recordé el espantoso
sueño que se sintió tan vívido que quise cerciorarme de que no fuese real y bajé al sótano, no
esperaba encontrarme con el horrible hecho de que todo había sucedido en realidad, y que el
dolor de cabeza era producto del golpe al caer desmayado luego de haberlo matado.



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En el texto hay: locura, suspenso, terror

Editado: 25.11.2023

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