Cuentos de Oz

Sala blanca.

Con Gonzalo nos llevamos bien, todos los días almorzamos juntos, podría decirse que es mi
mejor amigo. Nos contamos todo, hasta los secretos más personales. Una vez me contó que
podía hablar con los muertos, al principio no le creí, pero con el tiempo me lo demostró, fue
increíble tener una conversación a través de él con un viejo amigo que había muerto hace
años.
A veces me preocupa lo que dirá la gente cuando lo ven hablando solo, le he contado de esto a
mi otro amigo, Joaquín, pero me dice que me aleje de él, que me tacharán de loco.
Gonzalo: Mira que chaqueta más hermosa me han regalado, blanca como la nieve, combina
con mis pantalones.
Yo: Guau, ¿Quién te la ha regalado?
Gonzalo: Susy, ¿No es la mejor amiga que podría tener? Y me ha dado muchos caramelos.
Yo: Claro, muy lindo gesto de su parte.
Joaquín: (Susurrando) Vámonos, que este tipo no me da buena espina.
Yo: Bueno, Gonzalo, nos vemos luego.
Gonzalo: Adiós. (Sigue hablando con alguien muerto).
Joaquín: Te dije que ese tipo está loco.
Yo: Pero es mi mejor amigo…
Al día siguiente Gonzalo no apareció al almuerzo y me preocupé, siempre está aquí. Le
pregunté a Susy, pero no quiso responderme.
Yo: ¿Alguien ha visto a Gonzalo? (Preguntando en voz alta).
Joaquín: ¡Shhh!
Yo: ¿Por qué me callas?
Joaquín: ¿No te has dado cuenta?
Yo: ¿De qué?
Joaquín: ¡Que tonto eres! Gonzalo fue castigado y enviado a la sala blanca.
Yo: ¿Sala blanca?
(Gonzalo aparece de repente interrumpiendo la conversación)
Gonzalo: ¡Volví! Adivina a dónde me han enviado.
Yo: (Dudoso) ¿A la sala blanca?
Gonzalo: ¡Sí! Y era muy cómoda, muy blanca y muy acolchada.
Yo: ¿Acolchada y tu chaqueta blanca?
Gonzalo: Disculpa, ¿Con quién hablabas cuando llegué?
Yo: Con Joaquín, tú sabes, mi compañero.
Gonzalo: Lo siento, pero te vi hablando solo.
Yo: ¿Cómo que solo? Siempre estamos juntos.
Gonzalo: Siempre te he visto solo.
Joaquín: Te dije que este tipo estaba loco.
Yo: No digas eso.
Gonzalo: ¿Qué no diga qué?
Yo: Le digo a Joaquín.
Gonzalo: Acá no hay nadie y eso que yo puedo ver y hablar con gente muerta.
Yo: Me están asustando.
Joaquín: ¡Vámonos!
Yo: Debo irme, adiós.
Corriendo me dirijo a la salida, pero soy interceptado por Susy.
Susy: ¿A dónde vas tan deprisa? Sabes que no puedes salir a esta hora.
Yo: (Empujado a Susy) Déjame pasar, necesito estar solo.
Susy: (Agarrándome del brazo) ¡Sé de un lugar que te va a servir!
Forcejeo, pero Susy me coloca la chaqueta blanca que usaba Gonzalo y me llevó a la sala
blanca.
Joaquín: ¿Ves lo que lograste por no hacerme caso?
Yo: ¿Qué haces aquí?
Joaquín: Estoy siempre contigo, soy tu amigo imaginario, la voz en tu cabeza, el que te dijo que
hicieras todas esas atrocidades, ¿No recuerdas?
Yo: ¿Qué, estoy loco?
Joaquín: ¿No es obvio? Mira la camisa de fuerza que te pusieron y la celda acolchada donde
estás.
Yo: Por eso Gonzalo no puede verte, no estás muerto, estás en mi mente.
Joaquín: Gonzalo no existe, solo Susy es real, lo demás es parte de tu imaginación.



#363 en Paranormal
#4103 en Otros
#1128 en Relatos cortos

En el texto hay: locura, suspenso, terror

Editado: 25.11.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.