Cuentos de terror

La desaparición de Mary

La desaparición de Mariela Rivas, conocida en su vecindario como Mary, fue un hecho muy comentado en la ciudad. Quizá no todos en la ciudad, y esto era lo más seguro, sabían quién era Mariela Rivas, pero al escuchar el nombre y el apellido en boca de los vecinos, rápidamente la relacionaron con la familia Rivas Martínez, una prominente estirpe de la ciudad. Mariela Rivas era hija del cabeza de familia, don Diego.

  1. sus diecisiete años era una encantadora muchacha de cabello color arena, según las fotografías, ojos castaños y un cuerpo que llamaba la atención donde quiera que pasase.

Sobre su desaparición habían surgido diferentes teorías. La primera de éstas era que se había fugado con su novio, William, un gallardo joven perteneciente a su mismo nivel social. Pero esta teoría fue descartada al día siguiente de su desaparición, cuando el joven en cuestión se presentó en la mansión de los Rivas y negó siquiera haber pensado en semejante absurdo. La policía lo investigó, aún lo sigue investigando, pero efectivamente parece ser que el joven no tiene nada que ver con la desaparición de Mary.

—Se casarían cuando Mary cumpliera los dieciocho —dijo don Diego a un periodista—. Lo decidimos juntos, hace una semana, por lo que considero absurdo que la gente ande comentando que mi hija se fugó con su novio.

Otra de las teorías alude a un posible secuestro. Pero tras un mes de la desaparición de la joven, nadie se había puesto en contacto con la familia para pedir un rescate. Aunque es posible que tras el secuestro algo haya salido mal y resolvieran matarla, abandonando su cuerpo o enterrándolo en algún lugar inhóspito. Pero la policía y los detectives contratados por los Rivas se han desvivido en sus investigaciones y aún no han encontrado ninguna pista que confirme o niegue esta teoría.

También circula la teoría de que algún maniático la cogió en una de sus salidas a los centros comerciales, la violó y la mantiene encerrada en su sótano, o que bien la asesinó y que ahora mismo los restos de Mary se pudren en algún rincón oscuro de los miles de sótanos de la ciudad.

Pero hay más teorías, muchas más, cada cual más absurda que la anterior. ¿Que los extraterrestres vinieron y por ser tan bella la secuestraron? ¡Absurdo! ¡Ridículamente absurdo! ¿Que se suicidó y se lanzó al mar porque los padres le habían elegido a su futuro esposo? ¡Pero si la ciudad está cien millas tierra adentro! ¿Qué se fugó con otro hombre y ahora vive en un pueblito en un país del tercer mundo? ¿Qué los padres la mantienen cautiva quién sabe por qué razón?

Bueno, lo dejaré allí.

Lo cierto es que la desaparición de Mariela causó tanto revuelo por el misterio que rodea el incidente, por la prominencia de su familia y porque ya ha pasado un mes desde su desaparición y aún no se tiene ni la más mínima pista sobre su paradero. Viva o muerta.

Hay alguien que sí sabe lo que ocurrió con Mariela Rivas. Y ese alguien era el otro hombre en la vida de la joven. Y está más cerca de la prominente familia de lo que nadie se ha atrevido a pensar. Incluso Mariela está más cerca de su familia de lo que muchos creen.

Ese alguien es Richard Monje, el jardinero de los Rivas.

El padre de Richard, don Julio, fue durante treinta años el jardinero de los Rivas. Hasta que murió un año atrás. Durante los últimos ocho años había contado con el apoyo de su hijo menor, Richard, quien tras la muerte del padre había heredado el empleo, el cual no era muy agotador, dejaba suficiente tiempo libre para continuar sus estudios y otorgaba una paga aceptable.

Así fue como Richard conoció a Mary. Se hicieron amigos, porque la joven admiraba el jardín muy bien cuidado por él, y más tarde, se enamoraron el uno del otro.

Mi intención no es contar cómo sucedió esa relación, ni lo que acaeció mientras duró, sino que llanamente quiero contarles el desenlace.

Ocurrió que Mary, sí estaba enamorada del joven Monje, pero sabía que su familia no permitiría semejante relación, así como también ella sabía que no le deparaba un buen futuro al lado de él. Por otro lado, se encontraba William, joven, gallardo, de destacado linaje y con un futuro maravilloso. Aceptó al joven William como novio, para dar la cara a la sociedad. Richard había aceptado esa relación porque creía que al final, el amor entre ambos podría con todo y terminarían juntos.

Cuando Mary le anunció que se casaría con William, y que ya no quería tener nada que ver con él, Richard creyó morir de desolación o volverse loco por el dolor. Por más que suplicó, lloró, se arrodilló, no consiguió que Mary cambiara de parecer. Con frialdad en la voz le había dicho que ella deseaba un futuro ilustre, y que a su lado no lo conseguiría.




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