La leyenda del conde Jeremy Rollins es muy popular en todo el pueblo, en el cual vivió, y en las comarcas circunvecinas. Aunque quizá sería más acertado decir «las leyendas», ya que, con el transcurso de los lustros desde su fallecimiento, hace un siglo, la leyenda se fue transformando con el boca a boca en varias, y no solo una. Como naturalmente ocurre, por supuesto.
Sobre el conde Jeremy Rollins se habló mucho, se habla aún todavía y se seguirá hablando, probablemente, hasta el fin de los tiempos. Pero, ¿quién era el conde Jeremy Rollins? Bien, según la tradición popular, Jeremy Rollins fue el último sobreviviente de la otrora excelsa, y ahora extinta, dinastía Rollins, que regentó en nombre del Rey durante quinientos años el pueblo y las aldeas esparcidas alrededor de éste. ¿Cómo era Jeremy Rollins? Siendo honesto, he de admitir que es harto difícil dilucidar la verdad de la fantasía. De cualquier manera, referiré algunos aspectos del conde que aún hoy en día se comentan de él y dejo al lector la opción de aceptar alguno como real o tomar todo como simple fantasía.
Muchos creen que el conde fue un alma noble, pío y carismático. Se dice que despilfarró su fortuna en actos benignos y caritativos, no entiendo cómo a eso se le puede llamar despilfarrar, y que ayudaba a cualquiera, incluso a aquellos que parecían no precisar ayuda. Desde hace poco más de un siglo el pueblo cuenta con una casa hogar para niños huérfanos y un asilo para ancianos, es normal que los que piensan en el conde Jeremy Rollins como alguien bueno crean que fue el fundador de ambos centros. Estas personas creen que fue por su excepcional bondad que, tras morir, muy joven pues sólo contaba con treinta años de edad, se llenó su ataúd con una fortuna en oro, joyas y piedras preciosas.
Otros piensan en él como alguien cruel, maligno y despiadado. Se achacan a su autoría infinidad de crímenes y maldades a cuál más increíbles y terroríficas con el paso de los años. Se dice que siendo niño asesinó a su perrito, o su gatito, o su canario, o su lagartija, dependiendo de quién lo cuente. Más tarde, cuando estaba en la adolescencia, se dice que violó a su hermana menor y después la asesinó y la arrojó al río para que no contara lo que había hecho. Y sólo unos años más tarde, cuando entró a la mayoría de edad, asesinó a sus padres para heredar antes de tiempo.
A partir del momento en que heredó las tierras y la fortuna Rollins, se cuenta que asesinó y torturó a infinidad de personas, violó a muchas muchachas, incluso muchachos… En fin, la lista de fechorías es tan larga que serían necesarias muchas páginas para mencionarlas todas. Por último, se dice que los pobladores, hartos de él, y que el Rey no hacía nada para detenerlo, lo asesinaron de forma brutal, sepultándolo con todo el oro, joyas y piedras preciosas que poseía, no se quedaron con nada, ya que corría el rumor de que todo lo que pertenecía al conde estaba maldito.
Desde luego, estas dos versiones son sólo los extremos de lo que se cuenta del conde Jeremy Rollins. Hay quienes rumorean que era un brujo, y que había puesto un hechizo sobre su oro, de manera que cuando muriera debían enterrarlo con él, de lo contrario se desataría una maldición sobre el pueblo. También circula la versión en la que es poseído por un demonio. Otros cuentan que era un aventurero y cazador nato, y que un oso lo descuartizó en una de sus cacerías.
En fin, creo que ha quedado claro que a ciencia cierta no se sabe mucho sobre el conde Jeremy Rollins. No obstante, hay un punto en que casi todas las historias concuerdan: el conde murió a los treinta años y fue sepultado con todo su oro, joyas y piedras preciosas. Estos puntos son tan reiterativos que es posible que sean ciertos.
Y aquí es donde entran nuestros protagonistas: Larry Collins y Jimmy Collins. Ambos eran primos y de alguna forma se convencieron de que eran parientes lejanos del fallecido conde Jeremy Rollins; por la semejanza en los apellidos, se entiende. Bien, pues creyéndose parientes del difunto (me es imposible asegurar si lo son o no), ambos jóvenes (Larry tiene diecisiete y Jimmy dieciséis) decidieron profanar la tumba del conde, para apoderarse del oro y las joyas que por derecho de familia les corresponde.
Respecto a este último apartado, también se ha hablado mucho en el pueblo. Al menos en esto la gente parece coincidir un poco más. Muchos han entrado a la tumba del conde Jeremy Rollins, se dice, más nadie ha logrado su objetivo. Algunos de los que lo han entrado nunca han vuelto a salir, otros han regresado hablando discrepancias sobre demonios y espíritus malignos (sin nada de oro), para terminar después en el manicomio, otros han regresado en apariencia sanos (sin oro, joyas o piedras preciosas), pero después desaparecen o mueren de forma misteriosa.
Por supuesto que estas historias no infundieron miedo o desanimo en nuestros protagonistas. Todo lo contrario, les insufló coraje y la perspectiva de un regreso triunfante allí donde muchos lo habían intentado, pero donde nadie había vencido. Después de todo, sus predecesores no eran parientes del conde como ellos.