Cuentos en tinta roja

La salvación

Él era un hombre que salvaba vidas, las curaba de sus enfermedades, ayudaba a mujeres sin que se lo pidieran, rara vez a hombres.

Le gustaba terminar con el sufrimiento, pero lo que no se daba cuenta era que el único sufrimiento que buscaba terminar, era el propio. Estaba cegado por una sed de paz, quería que las mujeres no sufrieran, ellas no lo buscaban a él, él la buscaba a ellas.

Hoy estaba con Sarah, ella había sufrido en un incendio, las marcas en su piel eran permanentes, lo único que le había importado en aquel incendio era salvar a sus dos hijas, lo había logrado, pero las consecuencias eran irreversibles.

Él estaba conmovido por su historia y había prometido ayudarla a calmar el ardor de su piel chamuscada, ella siempre andaba cubierta de pies a cabeza. El aire le hacía mal, el sol, aveces el agua helada era su única esperanza, pero así vivía, esa era su cruz.

"Yo voy a ayudarte dulce Sarah, ya he ayudado a muchas mujeres en los 40 años que tengo de vida, confía en mi, te traeré el alivio eterno" y ella sólo asintió "quítate la ropa y cierra los ojos" y así lo hizo la obediente Sarah.

Con ojos cerrados y despojada de sus prendas sintió un delicioso frío invadir su cuerpo, él la rociaba con nitrógeno líquido. No vio nada de malo en eso, ella sentía paz, el ardor se iba, se sentía joven de nuevo, el placer presente en ese momento era inigualable, no quería que él se detuviera.

Él no lo hizo...

Dicen que el film detiene el sangrado, y así es. Con un cuerpo cubierto de plástico y congelado él se dirigía al sótano, ya casi había terminado de salvar a Sarah.

Cortó el cuerpo en pedazos, extremidad por extremidad las fue sumergiendo en nitrógeno líquido hasta que el cuerpo de Sarah no fue más que muerte y frío.

Arrojó al suelo pedazo por pedazo el cuerpo congelado e inerte, este explotaba y se transformaba en una lluvia de hielo. Miró el desastre, miró la salvación, miro cómo el alma de Sarah se iba con la muerte cogidos de las manos.

Ya eran diez, diez mujeres salvadas por sus manos, diez almas, diez para salvar a una.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.