Cuentos en tinta roja

"Quiero que sean míos"

Ágata era una niña de 10 años que se apasionada por el bordado, la costura y crear cosas con aguja e hilo.

Era un poco antisocial, sus padres lo sabían, pero siempre habían pensado que era por ser hija única.

— No es normal, entiéndelo, ella no socializa, sólo se la pasa haciendo cosas... horribles...

— No digas eso cariño, ella es una niña que le gusta hacer peluches, eso n...

— ¿¿¿PELUCHES ??? ¿A ESAS COSAS LE LLAMAS PELUCHES? DESPEIRTA YA, TU HIJA ESTÁ LOCA, ME VAN A VOLVER LOCO.

Patricia y Juan eran los padres de Ágata, habían sido una familia feliz en algún momento, pero ahora todo era discusiones, golpes y amenazas...

— Papi... Mami... ¿por qué gritan? a Pedro le asusta que ustedes griten.

— ¡Ya ves!, habla de Pedro, esa cosa amorfa que lleva en sus brazos. Está loca. Lo mejor es que llamemos a un cura o a un exorcista, Patricia, ¿me entiendes o tengo que hacerte entrar en razón como la noche anterior?

Patricia ya no quería soportar esto, ya no podía defender durante más tiempo a la pequeña Ágata...

— Dime cariño... ¿tú quieres a mami?

— Claro que te quiero mami, ¿por qué preguntas?, Pedro y Lilita también te quieren.

—AHH, ME TIENES HARTA PERQUEÑA ENGENDRA, TU ESTAS ARRUIDANDO MI VIDA, NI LILITA, NI PEDRO EXISTEN, ¡LILITA MURIÓ ACEPTALO YA!— y estampó una cachetada en la mejilla de su hija.

— Lilita es mi lorita, no ha muerto papi, está en mi cuarto en su jaula.

— No, ella murió, hace meses, pero tú... TU PERQUEÑA...

— ¿Qué tratas de decirme Papi?

— Tu mataste a Lilita, te pico y la mataste, te sentiste mal y la cosiste y reyenaste, estás ¡¡¡ENFERMA!!!

— ¿Por qué no podemos ser una familia feliz? ¿por que no puedo tener padres que me amén como yo los quiero a ellos?...¿ qué dices Pedro?... si eso es lo mejor.

La cara de Patricia se desfiguró, sabía lo que venía, cada ves que las cosas no era como quería la pequeña Ágata ella hacia que lo fueran.

Quiso que Lilita la amara, era un simple pájaro, no entiende a los humanos, pero Ágata hizo que entendiera, le arrebató la vida y la transformó en otro más de sus juguetes. Patricia temía de que estuviera a un paso de transformarse en un juguete de Ágata.

— YA, ¿POR QUE PONES ESA CARA PATRICIA? ¿LA NIÑA QUIERE MATARTE? JA, TE LO DIJE INGENUA, ¡TE LO DIJE!!!!

— Es que tu no entiendes Juan, TÚ no lo entiendes...

Patricia deslizó su mano hacia la alacena de la cocina, sacó un cuchillo, tenía dos opciones, suicidarse o matar a la niña... morir y dejar todo atrás o verse carcomida por su mente por haber asesinado a su propia hija...

— ¿Qué haces con ese cuchillo mujer?

— Terminar con esto, ya no puedo más...

Patricia apuntó a la niña con el cuchillo firme...

— Todo esto es tu culpa, NUNCA VAS A TENER LA FAMILIA QUE QUIERES....

La pequeña puso una cara de indignación, ella no quería eso, quería una mamá perfecta sólo para ella y un papá que le gustará jugar con Lilita.

Patricia abrió su cuello en dos y se dejó desangrar en el suelo. Consumido por la furia Juan tomó el cuchillo de la mano de su esposa muerta y comenzó a apuñalarla, no podía detenerse, esa mujer lo habia abandonado con el demonio.

— Ya, papi para, estas lastimado a mami...

— ESA NO ES MAMI, ES UNA INSERVIBLE, ALEJATE O TE MATARÉ A TÍ.

— No papi, no lo harás, Pedro y Lilita quieren jugar y no puedo jugar si no tengo padres perfectos...

Los ojos de la pequeña se inyectaron de sangre, habían colmado su paciencia y se había transformado en el monstruo que era.

— ¡QUIERO QUE SEAN MÍOS, PAPI, MAMI, CONVIERTANSE EN PADRES PERFECTOS! ¡MIOS, MIOS Y SOLO MIOS. VAN A SER LO QUE SIENPRE QUISE, PARA MÍ Y HECHOS POR MI!

— De a donde sacaste esa pisto...

Una bala, y el alma de Juan se elevaba en el cielo.

— Muy bien Pedro, vamos a busca mis cosas al cuarto para arreglar a estos malos papis y hacer unos más bonitos y buenos.

Así era como la pequeña Ágata obtenía lo que quería, reyenó a sus padre como a osos de felpa, les cosió las heridas y los sentó en el patio.

— Bueno Pedro, después de tanto trabajo ya tengo los papis que quiero, mira... le puse botones a los ojos de papi así no tiene que usar esos feo lentes, ahora ya ve bien.

La pequeña corrió dentro de su casa y busco su juego de té, a Lilita y a varios juguetes más, al fin tenía lo necesario para jugar...

— ¿Quieres una taza de té mami?




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