A través del cristal,Úrsula trazó un camino desde su caverna hasta una escarpada orilla lejos de donde se hallaba agolpada la furiosa multitud:
_Por allí, nadie te verá, nada lo más aprisa que puedas,mientras dure la tormenta y tu gente continúe entretenida con la cacería.Al príncipe le quedan sólo pocos minutos para despertar,apurate_ordenó Úrsula luego de mostrarle el camino oculto a la sirenita_déjalo sobre la arena y ocultate rápido, esa gente te destrozara' si te sorprenden.
Ariel abrazó en silencio a su madrina,y luego de agradecerle con un movimiento de cabeza,partió rauda hacia el país de su amado.Arriba,la tempestad rugia aún con fuerza.Alrededor de Ariel se desplazaban restos de brazos,piernas y cabezas,junto a mástiles, velas y carcazas partidas,fruto de la espeluznante masacre.Sin distraerse un segundo,continuó con redoblada velocidad su rumbo,siempre por debajo de la superficie para no ser descubierta.Pronto avistó la orilla rocosa que le había señalado su madrina.En realidad se encontraba bien lejos de su hogar,pero para una veloz y fuerte sirena,acostumbrada a la más brutal presión de aguas abismales,y aún así recorrerlas de un lado al otro en cuestiones de segundos, aquella travesía le pareció un simple paseo.Con mucho cuidado,depositó al inconsciente príncipe sobre una roca,y rápidamente se zambullo' alejándose un poco para esperar a que estuviese a salvo.
Al cabo de un rato,un bote de pescadores que pasaba por allí, recogió al joven,y entre gritos de triunfo,lo llevaron hacia las arenas,y de allí avisaron al pueblo más cercano luego de constatar de que el muchacho se encontraba milagrosamente vivo e intacto.Después de asegurarse de que su amor estaba en buenas manos, la princesa,entre el alivio y la tristeza,regresó a su hogar.Sentía la enorme satisfacción de haber salvado al príncipe que amaba de las garras de su pueblo pero a la vez,la congoja de no poder volver a verlo,la estaba matando por dentro.
A su regreso,la tormenta había amainado,restos del naufragio y la tragedia,flotaban aquí y allá como triste epílogo de un capítulo de terror.Ariel se dirigió lentamente hacia su gruta.Ésta se encontraba a la entrada del Castillo donde ahora su padre,hermanos y la corte de sirenas y tritones,celebraba su victoria y danzaban a la luz fantasmal de enormes medusas fosforescentes en torno a las cabezas ensartadas en lanzas de los marineros masacrados.Aquella escena dantesca,provocaba repulsión y escalofríos en la dulce y pacífica Ariel, que aunque ya en otras ocasiones hubo de presenciarlas en contra de su voluntad, esta vez le pareció insoportablemente grotesca y cruel.
Se introdujo silenciosamente en su gruta con el corazón partido.¿dónde estaría su amor en esos momentos?,¿se enteraria alguna vez que fue ella quien lo salvó de una muerte horrible?.Comenzó a peinar cuidadosamente sus largos cabellos color fuego frente a una concha esmeradamente pulida que le servía de espejo.Para el resto de los habitantes del reino,Ariel era considerada un símbolo de belleza, pero para los cánones humanos, sería considerada una criatura espeluznantemente fea y extraña.Pero eso Ariel no lo sabía.
Una idea se hizo fija en su cabeza sin dejarla dormir.Iria nuevamente al país de su príncipe para volver a verlo,y si era necesario, hacerse notar por él. Con este atrevido pensamiento, se recosto' en su manta de anemonas mientras en su cabeza tronaban los siniestros cantos de sus parientes esperando el amanecer en la superficie.
Luego de varias horas sin dormir,y calculando que ya el sol se estaría levantando sobre las olas,Ariel se dispuso a emprender de nuevo su viaje hacia la costa.Sus parientes y amigos,embriagados de sangre y satisfechos por la cacería humana,yacían tirados aquí y allá durmiendo profundamente, momento que aprovechó la princesa para pasar entre ellos inadvertida.El viejo Triton,recostado en su trono de sal, roncaba aferrado a su temible tridente..