Cuentos mágicos

Mar profundo Capítulo VIII


El príncipe y los demás se apartaron un tanto:

_Pobre chica,quién sabe a qué conmoción estuvo expuesta,o a qué tragedia se enfrentó  que ha perdido la noción de su pasado.Pienso que al igual que yo,fue víctima de un horrible naufragio,por ello sus respuestas y su aparición en la playa.Se quedará en el Castillo como mi huésped especial,hay algo en ella que me trae recuerdos dulces y a la vez dolorosos,pero no logro establecer alguna conexión. Encarguense de vestirla correctamente y alimentarla,cuando esté en condiciones de levantarse,llevenla ante mi presencia_ordenó el príncipe mientras se retiraba.Ariel lo siguió con la mirada.Intentó contarle todo,pero su instinto de supervivencia, intacto a pesar de su transformación, le avisó del peligro que aquello podría representar para su estancia en aquel lugar desconocido y decidió callar prudentemente. 

Ayudada por las damas se incorporó. Una nueva maravilla la sorprendería: su larga y espinosa cola cubierta de escamas había desaparecido, y en su lugar,dos esbeltas y delgadas piernas,rematadas en un par de delicados pies,le ayudaron a mantenerse completamente erguida en el suelo brillantemente pulido de la habitación. Como una niña entusiasmada con su nuevo juguete,dio dos o tres pasos en puntillas, luego saltó y efectuó una elegante pirueta.Las mujeres sonreían divertidas,colocaron una serie de trajes de diversos colores y texturas, a cada cual más hermoso, y comenzaron a ataviarla.Ariel estaba extasiada.Siempre imaginó al mundo de los humanos como un lugar de ensueño,pero las recientes vivencias, superaron sus fantasías.
Cuando por fin estuvo enfundada en un regio vestido dorado con unas zapatillas del mismo color y una diadema de brillantes recogiendo su espesa cabellera,fue conducida al gran Salón donde el príncipe con el grueso de sus ministros y cortesanos,sostenía una animada conversación.Al entrar,todos,incluido el príncipe  quedaron en silencio ...
En el aire se respiraba la secreta admiración que había despertado su extraña belleza entre los allí reunidos.Previamente el príncipe había ordenado no molestar a su improvisada huésped con preguntas incómodas.Ariel descendió con trabajo los grandes escalones.Poco a poco se iba acostumbrando a sus recién estrenadas extremidades,y en más de una ocasión,las damas que la acompañaban se vieron en la necesidad de sostenerla para evitarle una penosa caída.No obstante sus movimientos eran gráciles y ligeros,imitando el suave ondular de su desplazamiento a través de las aguas.Al llegar al enorme salón iluminado por grandes lámparas de cristal profusamente adornadas cuyas velas despedían un delicado perfume,Ariel pensó que miles de medusas se encontraban encerradas en aquellas fascinantes trampas translucidas,y con la boca abierta contemplaba todo lo nuevo que le rodeaba.El príncipe cortésmente le ofreció su brazo y la ayudó a sentarse en una cómoda y elegante butaca,muy cerca de donde él se encontraba.Había organizado un concierto de bienvenida en su honor ,y todos se aprestaron a escuchar a la famosa cantante que había sido invitada para tan especial ocasión.Una estirada y sofisticada mujer,hizo su entrada en medio de aplausos saludando orgullosamente con una leve inclinación de cabeza.Acompañada de un arpa finamente labrada en madera y marfil,hizo brotar las primeras notas desde su garganta y las cuerdas de su elegante instrumento.Ariel se sobresalto:¿ qué sonido horrible era aquél?,los humanos tenían cosas maravillosas, pero para los sensibles oídos de una sirena, aquéllo no pasaba de ser un grotesco chirriar de metales.

La princesa se levantó inesperadamente de su asiento y abrió los labios.Un sonido mágico, ancestral,irresistiblemente hermoso y a la vez sobrecogedor, inundó la sala y se adueñó irremediablemente de los sentidos de todos los allí reunidos...




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