Mar profundo Capítulo XXIII

-¿Entonces te vas?_preguntó el acongojado rey.

-Sí padre, y esta vez para siempre,no puedo vivir dividida y jamás seré feliz siendo mitad sirena mitad humana.Voy al encuentro del hombre que amo y de la gente sencilla que me demostró en mis momentos más sombríos,que la bondad,el amor y la lealtad son más fuertes que la maldad,la codicia y la traición.Pero no te aflijas,siempre vendré a visitarte, una parte de mi ser siempre estará aquí junto a ti y los mios y espero también vuestra visita a la aldea_respondió Ariel recostando su rebelde cabellera en los hombros de su abatido padre.

-Está bien hija,sé feliz,lo mereces después de tantos sufrimientos,en realidad nos lo merecemos todos,hemos perdido demasiado en esta guerra inútil y sangrienta como para privarnos de ese derecho.De ahora en adelante, ya los humanos y el pueblo del mar no serán más enemigos,palabra de rey_concluyó Triton exhalando un suspiro de tristeza mientras despedía a su hija con un tierno abrazo.

_Gracias,te amo mucho papá_ susurró Ariel en su oido retirándose luego acompañada de su madrina.

Úrsula destapó una vez más su bola mágica para su amada ahijada.Frente a ellas,las imágenes se sucedían vertiginosamente reflejando el futuro de dicha que le esperaba a la sirenita.

_Aquí es donde nos despedimos mi niña,ve en busca de tu felicidad y no olvides que aquí te esperará siempre tu patria y los que te amamos_repuso la amorosa anciana al tiempo que le entregaba a la princesa, un pequeño frasco transparente, en cuyo interior se deslizaba blandamente,un líquido dorado con tonalidades rosa y azul pálido como un arcoiris en un día lluvioso .

Recuerda tomarlo cerca de la orilla antes de despuntar el alba_Ariel besó a su madrina con lágrimas de agradecimiento, y se dirigió por última vez a la superficie en medio de los melodiosos cantos de miles de sirenas y tritones que acudieron a brindarle el último adiós como princesa del mar y el nuevo saludo como futura princesa de la tierra.

Amanecía en el océano.Un sol tímido acariciaba la vasta superficie helada y gris,entibiandola con sus pálidos rayos.La aldea de los pescadores se desperezaba lentamente de su sueño matinal,y los lugareños se apresuraban con sus viejas barcas hacia la ribera para hacerse a la mar en busca del sustento diario.Una silueta suavemente tendida sobre la orilla,llamó poderosamente la atención de todos.Al acercarse,una preciosa chica profundamente dormida,les hizo olvidar momentáneamente sus tareas habituales para correr en busca de ropaje con qué tapar su delicada desnudez.

El príncipe Erick fue inmediatamente avisado.A todo galope,el ansioso joven se presentó con el corazón palpitante en el lugar donde una colorida multitud se había congregado alrededor de la hermosa desconocida que ya había despertado y observaba aún medio aturdida todo lo que le rodeaba con sus pupilas color azul acerado desmesuradamente abiertas.Las mujeres del pueblo la habían vestido con una sencilla falda de vuelos y una preciosa blusa que dejaba ver su sedosa y ligeramente bronceada piel a través de sus hombros desnudos.Sus cabellos ensortijados y libres como el cobre bruñido,caían en una salvaje cascada sobre su espalda,y sus labios pequeños y redondeados esbozaban un delicioso mohin de perplejidad.El príncipe contuvo el aliento,las ojeras oscuras que rodeaban sus ojos y su extrema palidez,delataban los días y noches de vigilia esperando un milagro que le devolviera a su amada perdida entre las olas.Ahora,parado como un tonto frente a la princesa,sin poder creer aún en su dicha ,sólo podía contemplar extasiado a su bella prometida como cuando se adora a una diosa de las mareas.

_¡Ariel!_,atinó a balbucear luego de varios instantes.

Al sonido de aquella voz tan amada,la princesa salió de su ensoñación,a su mente llegaron atropellados los recuerdos:El viejo Tritón aplastando barcos con su Tridente en una violenta batalla,Olaf cautivo en una esfera sumergida,el reino hundido a la mitad...