Cuentos mágicos

Blancanieves el cuento eterno Capitulo X


_¿Y por qué se suicidó el rey?_preguntó suspicazmente Blancanieves. 

_No vale la pena hablar sobre un hombre cobarde y blandengue que no pensó en mí ni en el reino_comentó la reina haciendo una mueca de desprecio. Continuaron el camino por el estrecho corredor en silencio, mientras a Blancanieves le ardía el corazón de rabia y rencor. 

La reina entró a su recámara mientras la muchacha se internaba en su habitación.Mientras daba vueltas alrededor,una idea fija martilleaba en su cabeza:¿qué secreto se escondía detrás de la misteriosa puerta?,un presentimiento le decía que lo que fuera que estuviese allí, cambiaría para siempre su destino.

Cuando las sombras de la madrugada dibujaban un claroscuro sobre los muros del castillo,Blancanieves salió de su habitación y tomando una de las antorchas de las paredes,se dirigió silenciosamente hacia la puerta secreta.El castillo se hallaba en completo silencio,sólo dos o tres guardias adormilados guardaban las entradas de los corredores en penumbras.La muchacha se deslizó silenciosamente como una gata en la oscuridad y se detuvo un instante ante la puerta. El corazón le latía con fuerza antes de saltar las cerraduras con un breve movimiento de sus manos.Su olfato fue golpeado súbitamente por un fuerte olor a moho.Penetró en una pequeña mazmorra y a la luz vacilante de la antorcha, pudo divisar una silueta encogida en una de las esquinas.Al acercarse un poco más, notó que se trataba de un anciano fuertemente amarrado y amordazado.Blancanieves se acercó temblando:

_¿Quien es usted,?_preguntó retirandole la mordaza.

El anciano cubriendose los ojos por la molesta luz de la antorcha la contempló asombrado.


_¿Y tú quién eres?_ respondió el anciano observandola desconfiado con sus apagados ojos.

_Soy una sirvienta del castillo_contestó Blancanieves con la voz entrecortada. 

_¿Te envió la reina?_ preguntó otra vez el pobre hombre que tartamudeaba de hambre y frío.

_No,estoy aquí por mí misma,no sabía que aquí había una celda.

El anciano dudó un poco antes de contestar:_Soy el rey.

Blancanieves cayó de rodillas como si un rayo la hubiese alcanzado.

_No puede ser,el rey se suicidó hace años_murmuró consternada al tiempo que gruesas lágrimas rodaban por su hermoso rostro.

_Eso es lo que la reina,mi esposa,le hizo creer a todos,lanzaron desde la torre a un infeliz que estaba encerrado en las mazmorras con un gran parecido a mi,mientras los secuaces de la reina me raptaban de mi habitación y desde entonces me han mantenido prisionero en este horrible lugar,la reina en persona viene dos veces al dia y me trae algunas sobras,me vigila mientras como y luego vuelve a amordazarme.

Blancanieves temblorosa apartó los enredados y sucios cabellos del anciano,para reconocer en aquel rostro marchito por la vejez y el sufrimiento la añorada imagen que cada dia apretaba contra su pecho desde el retrato del medallón. 

_Y yo soy tu hija_ respondió con la voz rota por los sollozos.

El pobre hombre no entendía nada,Blancanieves se sacó el medallón del cuello y le enseñó la foto al viejo rey.Éste lo tomó entre sus manos débiles y arrugadas. Su rostro se transformó en una mueca de dolor:

_¡Mi Isabella!_murmuró entre lágrimas.

¿Dónde está?,¿no ha muerto?¿quien te dio esto?_se atropellaban las preguntas anhelantes.

_Mi madre,la mujer que amabas y esperaba un hijo tuyo,la mujer que la reina ordenó asesinar por celos,la mujer que murió dándome a luz completamente sola_susurró la muchacha ahogada por el llanto.Dicho esto,se arrojó a los brazos de su amado padre y juntos dieron rienda suelta a tantas emociones contenidas.

Al cabo del rato,Blancanieves se recompuso.

_Tenemos que salir rápido de aquí_apremio a su padre ayudándolo a incorporarse...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.