Cuentos, Mitos Y Leyendas De Mi Tierra

El Hachador Perdido

(Leyenda originaria de San Camilo, estado Cojedes, en Venezuela.)

Cuenta la leyenda sobre el "Hachador Perdido" que es un ser alto, calvo y con ojos como si fueran fuego ardiente; además, tiene dientes filosos, un pecho cubierto de lana y manos planas como las de una rana. Este ser siempre lleva consigo una Hacha en su mano para atacar a todo aquello que va a las montañas. No lo hace por hambre, sino por ambición.

La leyenda relata que había en los Llanos Venezolanos, un leñador que quería hacer su propia urna en un Viernes Santo y se alistó al monte a tratar de conseguir los primeros materiales para cumplir con lo que se proponía, pero Dios lo castigó cuando se propuso a levantar su hacha para cortar el tronco que había elegido. Posteriormente se convirtió en un alma en pena que vaga por todos los campos y bosques y llevando consigo un hacha, donde eternamente hace lo que quiere. Se dice que se nota su presencia, cuando se escuchan unos hachazos bien fuertes, secos y prolongados que retumban de una manera lúgubre y terrorífica.

Existe también un canto popular que nos habla de este perverso ente y dice:

"Si por la noche se escucha cabalgar algún lamento en San Casimiro, se pinta la sombra de tu recuerdo, si es que te encuentras penando en las montañas del tiempo, con gusto Hachador Perdido, yo te rezare tu Credo."

 

Un relato, del mismo pueblo de San Camilo, nos dice que había un campesino que deseaba ir al monte a cazar lapas y recibió de su familia y amistades muchos consejos, diciéndole que no hiciera eso, ya que si en casa tenía comida no era necesario hacer esa cacería.

No le hizo caso a nadie y se dirigió a la montaña de San Camilo a emprender su idea de cazar. Por el camino al sitio que quería llegar, escuchó unos hachazos bien fuertes pero no hizo caso y siguió adelante. Entró a lo más oscuro del bosque y esperó pacientemente la llegada de las lapas. Pasaron varias horas y no pasaba nada. Se montó en lo alto de un árbol y seguía esperando. Cuando menos lo pensó, se presentó un ser con un aspecto terrible, tenía las manos como de rana, y una dentadura impresionantemente afilada. Se acercó al árbol y empezó a cortarlo, el campesino temblaba de terror y el ser maligno seguía dando hachazos, al poco tiempo logró derribar el árbol y luego, desencabó el hacha del palo y le dio una paliza terrible. Pero viendo que el campesino no moría, volvió a colocar el hacha en el palo para acabar con el hombre de un hachazo, quien seguía asustado temblando. Cuando el maligno se dispuso a dar el hachazo mortal se oyó el canto de un gallo del campesino, lo que aterró a aquel ser despiadado, quien recogió sus corotos y mirando con sus ojos como de candela viva al campesino, se alejó de allí.

El gallito había salvado al cazador.

Se sentía muy adolorido por los golpes recibidos y como pudo se arrastró poco a poco para salir de ese monte. Cuando llegó a un sector más despejado se acostó y otro campesino que iba a caballo lo recogió y lo llevo a su casa. La mujer de éste, como pudo lo atendió y le dio algunas bebidas caseras; por una semana estuvo en cama y al sentirse mejor, se fue a su rancho. Luego de eso casi no sale de su casa y vive cuidando a su gallo el gran salvador de su vida.

 

Esta leyenda del "Hachador perdido" es una de las menos conocidas, pero de las más llamativas y atemorizantes para algunos en las llanuras y sabanas.




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