Había una vez, en el siglo 21 de la Tierra, una joven inteligente, rubia de ojos turquesa, que era la única descendiente de dos familias millonarias, cuando la muchacha de nombre Thalía cumplió 20 años, sus padres murieron en un ataque de unos secuestradores, el rescate salió mal y el lugar donde estaban explotó. Desde entonces ella siguió con los negocios de la familia, pero parecía que su linaje estaba maldito, a los 25 años le descubrieron una enfermedad mortal, para lo cual todavía no había un tratamiento, ni medicamento que le ayudará.
— Señorita Thalía, si usted lo quiere le propongo una solución algo extremista, pero creo que es la mejor en su caso — le propuso el doctor Johnson, uno de los tantos investigadores que había en la división de innovaciones médicas de sus empresas.
— ¡¡Qué!! ¡¡Vudú!! ¡¡Acupuntura!! — gritó histérica la mujer, solo le habían dado un año de vida, como máximo.
— Usted sabe que he estado trabajando en criogenia, y puedo decirle que ya está operativa en un 100%.
— Eso solo detendría lo inevitable, solo estaré congelada.
— En unos 20 o 30 años seguramente se encontrará la solución a su enfermedad.
Por un momento ella no comprendió bien que le quería decir, pero cuando lo entendió, le pareció perfecto para salvarse, no quería morir, su vida había sido idílica, y quería que volvieran esos días de fiestas, y poder seguir disfrutando de su fortuna.
— ¿Está seguro que esto funcionará? — preguntó esperanzada.
— Todo está preparado para que la energía sea ilimitada, solo si el centro del planeta se enfría, la maquinaría se detendría.
— Bien, dejaré todo en manos de un administrador, espero que cuando vuelva a la vida, mi fortuna este como ahora.
— Así será Srta. Thalía. La espero en una semana.
Dejo todo arreglado, el día que la congelarían estaba nerviosa, pero segura que pronto la despertarían y estaría sana.
— Gracias Dr. Johnson.
— De nada, si no fuera por su apoyo económico, esto nunca se hubiera concretado. Usted misma se salvó.
La durmieron lentamente.
Cuando la joven empezó a despertar, toda la luz era muy suave, el lugar se veía extraño, las tinieblas cubrían todos los alrededores.
— Por favor... pueden darme agua... tengo sed...
Una mano con un guante le dio de beber de un vaso.
— ¿Profesor Johnson?
— No, él... ya murió — la voz no le era conocida.
— Que pena ¿Usted es uno de sus ayudantes?
— Algo así. Por favor Srta. Thalía duerma, debe descansar.
Por unos días estuvo en ese cuarto, ya en los siguientes la luz se hizo más fuerte, le dijeron que al principio no pudieron poner una más potente porque podría quedar ciega por haber estado tanto tiempo en la oscuridad.
— ¿Podría decirme que año es?
— Por ahora no es aconsejable, puede ser... algo perturbador para usted.
— ¿Pasaron más de 50 años?
— Algo más, cuando este restablecida completamente se le explicará todo.
— ¿El señor Libreg todavía está al frente de mis empresas? — no creo pensó la mujer, si han pasado muchos años él ya no estará, ya era mayor cuando me congelaron.
— No, él también murió — confirmó el misterioso dueño de la voz, a quien todavía no podía distinguir bien.
— ¿Cuándo podré salir de aquí? Quiero ver cómo está el mundo ahora.
— En una semana Srta. Thalía, se lo prometo.
Cuando llegó el plazo, la habitación tenía por fin una luz normal, se abrió la puerta, entró una pareja de unos 18 años, morenos de ojos turquesas, ambos se parecían a alguien, pero ella no logró ubicarlo.
— Un gusto conocerlos ¿Son ustedes quienes me han estado cuidando?
— Así es, por favor síganos.
El trio camino por pasillos iluminados, asépticos, se cruzaban con otras personas, que apenas veía a la rubia se postraban de rodillas y bajaban la cabeza, nadie le hablaba, sus acompañantes sonreían con orgullo, cuando llegaron a un balcón vio una caverna gigantesca, estaban en unos edificios, en el fondo, donde no había tanta luz, se veían casas sobre casas, sin el orden, ni la limpieza de los edificios cercanos.
— ¿Por qué la gente se hincaba ante mí?
— Cuando la llevemos a su habitación, le explicaremos, es algo complicado.
— ¿Podré ir a la superficie? Esto es algo claustrofóbico.
— No se pude, los efectos de las bombas todavía no se han disipado.
— ¿Bombas? ¿Qué bombas? — el jovencita suspiró y la miró fijamente cuando respondió.
— Me pregunto en que año estábamos, se acuerda.
— Sí, deben haber pasado unos 100 años desde que me durmieron.
— Estamos en el 1.500 luego de la última guerra.
— ¿Qué guerra? ¿Qué significa eso? — estaba muy nerviosa, pero nada la preparó para la respuesta que le dieron.
— Desde el año 2050 hubo varios desastres, y guerras, que terminaron en el año 3000 de su calendario con la última guerra, se soltaron bombas muy poderosas.
— Entonces tengo como 2.500 años... — la mujer del pasado se desmayó.
Cuando Thalía despertó estaba en una cómoda cama, el lugar era redondo, de metal, allí estaba la pareja de nuevo a su lado.
— Creo que me desmaye, soñé que me decían que...
— Tiene 2.500 años, años más, años menos.
— Pero....
— Soy Luna y el Sol, somos sus hijos.
— Esperen yo no tuve...
— Antes de su crionización no, por favor cálmese, le contaremos todo... madre. Como le dijimos hubo una gran guerra el año 3000 de su Era, solo se salvaron quienes estaban bajo la tierra, entre ellos habían muchos científicos, lamentablemente se pensó que las puertas y las protecciones mantendrían a todos sanos, pero todo fue una falacia. Cuando los niños empezaron a nacer descubrieron que la radiación de las bombas no quedó afuera de nuestra protección. Empezaron a aparecer más y más mutantes, seres que de a poco degeneraron a esos "animales" que viven en el fondo de Ravensrodd, así se llama ese lugar.