Un ser se puso al lado de Sile.
— Madre — la voz era muy extraña, no parecía de una persona.
— ¿Es tu hijo? — preguntó confundida Thalía.
— Así es, he logrado protegerlo por ahora. Tú serás nuestra rehén, si los superiores no hacen lo que les pedimos, te mataremos.
— Yo no tengo la culpa de lo que pasa — gritó histérica Thalía.
— Si la tienes, si no fuera por tus empresas, y tu tecnología, seguiríamos siendo solo una casta, yo me uní a un hombre poderoso, todo iba bien, pero no pude evitar que mi niño fuera enviado acá cuando nació con tantas malformaciones. En ese momento él empezó los preparativos para traerte a la vida, Giam, mi ex pareja, decidió convertirse en el dios de todos, a tu lado. Estoy segura que me mandará pronto aquí diciendo que soy mutante, que mis órganos no estaban bien — la miró maligna — te odio, a ti y a tus hijos, ellos tienen el puesto que debería tener el mío, pero arreglaremos eso.
— Mamá, tengo hambre.
— Cariño, te tengo algo muy bueno, te necesitamos "diosa" — Sile rió irónica — pero no entera. Prueba la carne de una divinidad hijo mío, un brazo o una pierna menos les demostrará que hablamos en serio — le pasó un machete.
Pero antes que nadie se moviera, apareció Giam y sus hijos, con varios más, armados y con antorchas.
— Madre — gritó Luna al ver la escena.
Por suerte hacia unas horas atrás la muchacha fue a ver a su madre, como no la encontró en su habitación ni en los lugares cercanos, aviso inmediatamente, ahora se puso adelante de la mujer del pasado para protegerla, y disparó a matar al ser del machete.
— No — gritó Sile — malditos engendros del demonio, mi niño... era su hermano.
— Solo es un ser que ahora servirá para comida, espero que no sea muy dura su carne — rió Sol.
A lo que mataron los pusieron en un contenedor.
— Abra un festín hoy — gritó Giam para que el resto de los mutantes lo escucharán — recuerden, solo son ganado para nosotros, existen solamente para trabajar o para comer, si quieren revolverse contra su destino, solo adelantarán su destino.
Hicieron una hoguera, y el mismo tiro a Sile dentro, los gritos de la mujer hirieron los oídos de todos. Thalía sentía que estaba viviendo una pesadilla, mareada se desmayó de nuevo. Despertó en su habitación, solo estaba con ella su hija.
— Madre... está débil, coma algo — le paso un plato con esas como galletas, y algo de verduras.
— No gracias, no comeré humanos.
— No son humanos, son mutantes, no sirven para otra cosa.
— Luna, eso que hacen está malo, no se debe comer personas, y ellos, pese a sus deformaciones, son humanos.
— ¿Y de que viviríamos madre? La gente de su tiempo nos dejó esto, y debemos sacarle el mayor provecho a "su herencia".
— Esto no es vida.
— No lo entiende, pero lo hará con el pasar de los años.
— No pienso comer eso.
— Entonces morirá.
— Tal vez así debió ser, mis empresas no les habría dado el poder a unos pocos, ni se hubiera creado esta civilización. En ese momento quería vivir fuera como fuera, pero ahora entiendo que hay límites, rompí las reglas de la naturaleza, y el precio que han pagado otros por mí decisión ha sido terrible.
— No podríamos verte morir, tienes que comer.
— NO.
— Tendremos que alimentarla por sonda, DEBE comer.
— Me tendrán que atar, no quiero comer humanos ¡¡QUE NO ENTIENDES!!
— ¿Y qué propones?
— Déjame sola.
— Madre, ustedes comían animales, esto no es distinto.
— Ellos no tienen raciocinio, no tienen el espíritu de Dios en ellos.
Por un momento Thalía tuvo los ojos cerrados.
— Déjame sola, debo pensar, prefería que no me hubieran devuelto a la vida, a vivir en un mundo así.
— Madre — Luna estaba triste, no entendía porque su progenitora le molestaba algo así.
— Sal hija — dijo Giam, que entró en ese momento.
Cuando estuvieron solos el hombre le habló firme a la rubia.
— Tengo una solución a tu problema, si quieres te congelaremos de nuevo, pero antes debes dejarme el liderazgo eterno de todo esto.
— Ya eres el tirano de todo este lugar ¿Para qué me quieres?
— Todavía hay muchos que quieren arrebatarme el puesto, si te casas conmigo, nadie rebatirá lo que diga o haga. Piénsalo, si no tendrás que vivir para siempre entre nosotros, te obligaré a comer, incluso sin saberlo podrían ser tus hijos.
— También son los tuyos...
— No me importa, si digo que tienen alguna deformidad interna, serán enviados con los mutantes, y allí puedo disponer de ellos como quiera.
Aunque llevaba poco tiempo sabiendo quienes eran, Thalía sentía mucho cariño por los mellizos, sobre todo por la niña, que le hacía acordar a su padre.
— Ganaste, haré lo que quieras.
Mientras pasaban los días para la ceremonia, la mujer del pasado había simulado aceptar el trato, pero antes de que volvieran a ponerla a dormir, pensaba como tomar el poder y arreglar las cosas para todos, por el momento se alimentaba solo de verduras, sus hijos le cedieron las suyas para pudiera comer algo más.
— ¿Qué pasa Luna?
— ¿Todavía quiere dormirse para siempre?
— Si, no podría vivir en un lugar así.
— Pero que más puede haber, si no comimos a los mutantes que más. Todos moriremos de hambre.
— Giam ocultó información sobre mi empresa, como se congelaron personas, se hizo lo mismo con animales, y en otro lugar hay semillas de muchos tipos de vegetales, con eso podríamos arreglar el problema de la comida.
— No puede ser, Sol le preguntó eso hace años a padre, y dijo que no sabía nada.
— Estoy segura que si lo sabe, todos los datos estaba junto, te lo juro.
— No te creo, padre no podría haber hecho algo así, además solo son mutantes, no son importantes.
— Como te sentirías si a pesar de todos los cuidados al engendrarte hubieras nacido mutada ¿O tus hijos? Aceptarías que le hicieran algo así.