Cuentos Oscuros. La Bella y la Bestia

Parte 2

Dos años después de la muerte de esa familia, en un lago cercano al lugar de esa tragedia, el ser que todos llamaban la bestia se bañaba a la luz de la luna, en ese momento vio una jovencita de unos 16 años, vestida solo con enaguas de color blanco, corriendo por la orilla, parecía asustada, se subió a un árbol, un lobo la venía cazando, ella desde arriba abrió una bolsa de tela y le tiró un pedazo de carne. La expresión de la adolescente se calmó al ver como el canino tomó la comida y se fue. Espero un momento y bajó para seguir internándose en la floresta.

La bestia veía a la adolescente embobado, por su forma de moverse, su pelo castaño y sus ojos verdes, la tomó por una ninfa o hada, su imagen era muy etérea. El ser se puso algo que alguna vez debió ser un pantalón y la siguió, ella se dio cuenta que de nuevo algo iba atrás de ella, se volvió a subir a un árbol, preparó otro poco de carne, pero cuando vio quien era sus ojos se agrandaron, se orinó y cayó desmayada, por suerte el hombre lobo la sujetó antes que golpeará el suelo.

Al verla de cerca se sintió muy extraño, le despejó el rostro, la luz de la luna le daba un toque irreal a la cara femenina, el hombre miró a todos lados, recogió el bulto con ropa y algo de víveres que dejó tirada la jovencita, y se encaminó a lo más profundo del lugar, donde nadie iba justamente por miedo a encontrarse con él. Llegó a una cabaña, por fuera se veía abandonado, pero por dentro estaba impecable, en un rincón había ropa y objetos femeninos.

Dejó a la adolescente en una cama, la miró por horas, cuando amanecía ella empezó a despertar, el ser salió lo más rápido que pudo, la muchacha despertó desorientada.

— ¿Dónde estoy? — se cubrió con una manta el cuerpo, asustada.

Se relajó al ver que nadie más estaba con ella, camino por el lugar, escuchó unos roces y gruñidos en la entrada, tomó un palo tiritando dispuesta a defenderse, como todo quedó en silencio, al rato salió a mirar, abrió la puerta unos milímetros, fuera encontró algunas verduras y algo de carne y leña. Como no vio nadie salió con la madera, tomó las cosas, entró rápido, para luego trancar la puerta. Todas las mañanas, al amanecer, aparecía algo de comida para ella. Un día cuando entraba la comida el que la salvó se mostró, ella cayó semi desmayada al verlo, el "animal" se acercó, la tomó en sus brazos y la dejó en el lecho, le acarició torpemente el cabello.

— Descansar — su voz sonó extraña.

Cuando quedó sola corrió a la ventana, y por una abertura vio varios lobos entrar al bosque, el último en desaparecer fue un ser inmenso que por unos momentos camino erguido, tenía unos restos de género en sus caderas que cubrían sus partes naturales, se dio vuelta para mirar la casa, la jovencita se agachó y se quedó quieta, por eso no vio como el ser olfateo el aire, sonrió de forma extraña y siguió a sus compañeros.

Desde entonces la muchacha se levantaba temprano y desde el otro lado de la puerta sentía como le dejaban comida, la primera vez que hizo esto unos lobos quisieron atacarla, pero el líder bípedo se los prohibió. La jovencita, al pasar de los días y darse cuenta que no debía temer, se atrevió a abrir la puerta y husmear a sus benefactores, desde allí los miraba, luego cocinaba para ella, lo que le quedaba lo dejaba en la entrada para sus benefactores, en esta dinámica pasó el otoño y el invierno.

Los animales se acostumbraron a ella, hasta que se le acercaban y jugaban como cachorritos, incluso se dejaban rascar la panza. Por fin el clima más cálido estaba a la vuelta de la esquina, los animales alfa se apareaban a la espera de la primavera, cuando nacerían las crías, y nueva sangre llegaría a la manada, el ser bípedo, como siempre, los veía de lejos y pensaba cuando él tendría por fin una pareja como ellos. 

En pleno verano vio como Hada, nombre con el que el ser mitad hombre mitad lobo nombró a la joven, llevaba cubos con agua, los calentaba y los echaba en una tina donde normalmente lavaba la ropa. Desde el exterior, por una rendija  vio cómo se desvestía y se metía a bañarse. Nunca había visto un ser tan bello en su vida, quedó pegado al piso, cada movimiento de ella era seguido por los ojos del hombre, hasta que al querer acomodarse para ver mejor, tropezó con una piedra, esto fue escuchado por la muchacha que al darse cuenta que era observada empezó a limpiarse la piel muy sensualmente, cuando se levantó se volteó donde el espía la miraba, que se dio vuelta para huir, pero antes que hiciera algo escuchó la suave voz de la adolescente.

— ¿Cómo te llamas?

— No nombre — se fue lo más rápido que pudo, corriendo en sus cuatro extremidades.

Desde entonces él se acercaba a verla de lejos, ella agudizó el oído y cuando podía se le acercaba, hasta que él comenzó a dejarse ver más seguido. Para alegría del hombre lobo Hada no lo miraba con miedo, así que un día el hombre lobo decidió bañarse, y robó ropa para poder vestirse como los hombres que veía en el pueblo. La primera vez que se le presentó así parecía más un espantapájaros, ella se rió, el joven avergonzado trató de irse.

— Espera — la muchacha lo abrazó desde la espalda.

— Irme, yo tonto.

— No, no me reí por eso, me alegro ver que te arreglaste para mí, gracias — le dio un beso en la mejilla.

Le acomodó la camisa, y el pantalón, así descubrió que no tenía cola como parecía, en realidad el hombre usaba una piel de lobo, de la parte posterior, amarrada a la cintura, así daba la impresión que en realidad tenía rabo, además de usar una caperuza hecha con cuero de una cabeza de lobo, para simular que tenía orejas en punta. Se percató que lo que si tenía y lo hacía tener ese aspecto animalesco era un vello muy grueso en su cuerpo y su rostro,  además no podía extender los dedos, tenía los nudillos con callos gruesos por moverse por años en forma cuadrúpeda. Aunque Hada intentó que le contará de él, no logró mucho esa vez. Hasta que unos días más tarde por fin conversaron, o mejor dicho ella logró que le contestará algunas preguntas.



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En el texto hay: misterio, muerte, hombrelobo

Editado: 25.09.2020

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