Cuentos Oscuros. La Bella y la Bestia

Parte 4

— Ese ser no sabe que es el bien o el mal — dijo el párroco — subirá directo al cielo ya que está bautizado, será como con los bebés — por un momento se quedó callado, asustado, por suerte la muchacha no lo escuchó bien, sumida en sus pensamientos — mejor anda a descansar, no tiene sentido esta conversación, esa bestia no existe.

— Tengo que matarlo.

— No Marie, si entras al bosque te matarán los lobos.

Luego de un año y medio el Conde del lugar la vio en la parroquia, limpiando y ordenando luego del servicio. Aunque ya tenía casi 16, cualquier pretendiente que se interesó en ella se alejaba al ver que estaba obsesionada con atrapar a quien mató a su familia. El noble la vio tan bella y delicada que decidió hacerla suya, se la llevó a su castillo, contra los deseos del sacerdote. Apenas el noble se le insinuó ella lo aceptó, haría lo que él le pidiera, solo quería algo por sus servicios.

 ¿Qué quieres qué? — no estaba seguro de lo que escuchó.

— Sé que existe su señoría, con su poder podría destruirlo.

— Esta bien, pero tendrás que complacerme en todo.

Un año más tarde, ella descubrió que estaba embarazada del aristócrata, quien a pesar que la llevaba a la cama seguido no había cumplido su palabra.

— Mi señor ¿Cuándo hará la partida de caza? — preguntó por enésima vez la muchacha.

— Nunca haría algo así, todos se reirían de mí, olvida eso, mejor pídeme algo más.

— No deseo nada más. Es un mentiroso, me lo prometió, por eso me acosté con usted y ahora tendré un hijo suyo.

El Conde se le acercó lentamente, ella cayó al piso luego que él le dio un puñetazo en el estómago, una vez allí le pateó el vientre un par de veces, cuando terminó llamó a la ama de llaves.

— Llévatela, me avisas cuando haya perdido al bastardo que esperaba, y si sobrevive, cuando este lista para seguir calentado mi cama, me la traes.

— Sí mi señor — respondió la mujer mayor.

Cuando la jovencita estuvo mejor del aborto que tuvo, la llevaron al dormitorio principal, ahora ella se resistió, así que la tuvo que someter a la fuerza, cuando acabo se desentendió de la joven.

— Vete.

Pero Marie en vez de obedecer tomó un puñal y lo atacó, solo le rasgó la cara, mientras él gritaba de dolor ella corrió a la cocina todavía en camisón, tomó algo de su ropa y comida en una bolsa, no dejaría que el aristócrata la siguiera tomando luego que mató a su hijo, la muchacha se alegró cuando se dio cuenta que estaba embarazada, sabía que el Conde no lo reconocería, pero no le importaba, era feliz porque por fin tendría alguien de su sangre a su lado... y ese mal nacido se lo hizo perder. 

Escapó del castillo por un pasaje que casi nadie sabía que existía en el patio. Cuando se internó en el bosque para evitar que la atraparán, encontró al objetivo de su obsesión, la Bestia.

— Mataste a mi familia, yo estaba en el entretecho, vi como tú y esas bestias despedazaban a mis seres queridos, se los comieron — su voz se cargó de rencor y odio — eres un demonio, y ahora que entiendes la magnitud de tu pecado, irás al infierno, por eso te enseñé que tan malvado fuiste, para que cargarás en tu conciencia con los seres inocentes que destruiste solo para que te dieran de comer.

— Tener... tienes razón... entiendo que ser un maldito, pero yo no sabía que era malo lo que hacía... esos humanos no me daban lo que los demás, por eso los mate.

— Eres un malnacido, presionabas a todos para que te mantuvieran.

— Ellos nos dejar botados.

Un matrimonio vivía en esa cabaña, más de 20 años atrás, tuvieron 6 hijos en total. Cuando el segundo nació, al verlo el padre y la partera se horrorizaron.

— ¿Qué le pasa a mi bebé?

— Esa cosa no puede ser mi hijo, me engañaste con un animal, te quemarás en el infierno, depravada.

— Estás loco, solo he estado contigo.

 ¡¡Entonces porque parece un perro!!

El pequeño tenía mucho bello en su cuerpo, que le daba la apariencia de un animalito.

— Mi amorcito — le dijo la madre al bebé.

— Hay que dejarlo en el bosque, allí las bestias se encargarán de él —  sentenció el padre, que se acercó al recién nacido para llevárselo.

— Nooo... Es nuestro hijo — la recién parida se levantó, sangrando, pero no le importó, tomó al pequeño, y lo puso entre sus brazos — recuerdo que tu familia tuvo que huir de tu aldea porque tu tío abuelo se transformó en un hombre lobo, el que sea así es tu culpa — se acostó abrazando protectoramente al bebé.

Un poco por culpa, un poco por necesitar ayuda para el campo lo antes posible, dejó que el pequeño viviera, pero lo maltrataba por todo. Sus hermanos, cuando hacían travesuras lo acusaban a él, solo el mayor lo protegía, sentía como su madre el deber de cuidarlo, le dolía que lo hicieran dormir en el cuarto donde guardaban la leña, y las herramientas de campo, varias veces terminó a puñetazos con sus hermanitos cuando éstos molestaban o se reían de la bestia, que era como le decía su padre.

Un día su madre le acariciaba la cabeza, luego que su progenitor lo había golpeado, él le hizo la misma preguntas de siempre a su madre.

— Mamá ¿Nadie me quiere por qué soy un animal?

— Eres un niño, y muy bueno, me ayudas en casa, eres muy fuerte para tu edad. Te quiero — le dio un beso en la frente y lo mandó al cuarto exterior antes que su padre volviera y descargara en él las frustraciones del día.

— Te amo mamá.

Cuando el pequeño tenía cinco años su padre se fue a cazar a la Bestia de Gévaudan, para ganar la recompensa por ese ser. Tardó un año en volver, primero pasó por el pueblo donde le dijeron que hacía tres días su esposa había tenido una bebé. Lleno de ira fue con los hombres del pueblo a la cabaña, era invierno, la nieve estaba muy alta, la mujer tuvo a la bebé sola, nadie del lugar la ayudó por ser una adultera, desde el nacimiento la madre había tenido fiebre muy alta.



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En el texto hay: misterio, muerte, hombrelobo

Editado: 25.09.2020

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