Cuervo de Cuarzo

XXVIII: Errar a propósito [Bo]

La vi apenas entró al jardín tomada del brazo de Lily. Traía un vestido precioso y un antifaz recubierto en gemas coloridas, aunque bien podría haber llevado su ropa de descanso y se habría visto igual de deslumbrante. Mi primer impulso fue acercarme, después de todo, habíamos estado pasando bastante tiempo juntas durante los últimos días y cada vez nos llevábamos mejor. Todos los días le pedía a su doncella que me limpiara la herida, y pedía a la cocina bandejas con bocadillos y té helado de jazmín para que comiéramos mientras ella pintaba, bordaba o simplemente se sentaba a charlar conmigo. Incluso Lily parecía haberse ablandado; reía de vez en cuando y se sentaba con nosotras. Fue cuando miré bien a mi alrededor que me di cuenta que era una pésima idea; a pesar de que era un baile de máscaras, personas como Viana o el Rey no pasaban -ni intentaban pasar- desapercibidas, y ya habían suficientes ojos sobre mí gracias a mi corte de cabello como para atraer más atención.

—Quizás deberíamos irnos —dije tomando otro canapé de la mesa—. No deberíamos estar aquí.

—Ay, Bo. La Princesa nos invitó ella misma, además, no es muy propio de ti querer dejar una fiesta —respondió Elián—. Creí que nos estábamos divirtiendo.

—Ya, ¿y para qué nos invita si ni siquiera nos va a saludar? —me quejé—, ¿y acaso esta gente nunca ha visto a alguien con el cabello corto? Montaron un circo aquí y pierden el tiempo mirándome.

—Probablemente no, a estas personas les importan las apariencias. Además, deben estarse preguntando de quién eres hijo, especulando que joven noble se atrevió a semejante atrocidad… —rio Eli—. Esta champaña es excelente.

—Déjame probar —dije quitándole el vaso—. Al menos podrían ser menos evidentes para quedarse mirando. Me siento ridícula con esta ropa, aunque no es tan malo como ese horrendo vestido de bodas…

—Pues yo creo que te sienta bien —dijo él recuperando su vaso—. Y no te entusiasmes tanto con las bebidas, ¿quieres? Tenemos que mantener un perfil bajo.

Estaba a punto de volver a protestar cuando una banda comenzó a tocar una tonada exótica, y la familia real de Chiasa entró al jardín dando un gran espectáculo, seguido por el rey de Arcia acompañado de un teatro aún más grande. De inmediato me volteé a mirar a Viana, quien sujetaba su copa a medio camino de su boca, sin siquiera notar la mano que Lily había apoyado en su brazo para reconfortarla.

—Auch —murmuró Elián.

—Ya sé —dije yo. Quería ir más que nunca a hablarle, distraerla, lo que fuera para que no se hundiera ante el evidente desaire de su padre, pero en ese momento un hombre se acercó a ella y se la llevó hasta el trono frente al altar—. ¿Por qué no vas por Lily? La pobre se quedó sola entre este mar de aristócratas jugando a disfrazarse.

—¿No puedes dejar de ser sarcástica por una noche?

—No es momento de averiguarlo —le respondí volviéndole a quitar la copa de champaña—. Bueno anda, no la dejes ahí sola.

—¿Qué hay de ti? —me preguntó distraído, mirándola.

—Yo tengo algo que hacer —dije, y antes de que pudiera decir algo añadí—. Y no, no voy a meterme en problemas.

Si había algo que odiaba en el mundo, era ser observada. A lo largo de mi vida siempre me había movido con mucho sigilo y evitado cualquier multitud, es por eso que se me revolvió el estómago al darme cuenta de toda la gente que se volteaba a mirarme mientras caminaba hacia los asientos delanteros. Cuando me senté en la butaca tras la princesa sentí sus ojos penetrando mi nuca, preguntándose quién era yo y si es que acaso era o no un descaro que

hubiera escogido ese asiento. Lentamente, el resto de los invitados comenzó a llenar el resto de los lugares, cuidadosos de no sentarse demasiado cerca, pero tampoco tan lejos como para no poder dar una buena ojeada. Deseé tener otra copa de champaña a mano, incluso si tenía el estómago revuelto de la incomodidad, ¿cómo lo soportaba Viana? Al menos la gente parecía haberse olvidado del incidente por el momento.

Los murmullos cesaron cuando el legionario subió al altar, habían decorado el lugar para que pareciera un templo, pero con todas las ventajas de estar al aire libre en una noche donde poder mirar al cielo era tan importante. En el borde muchas personas eran religiosas, pero no celebrábamos como los ciudadanos, y mucho menos como lo hacían dentro del palacio. Nos saltábamos la parte de la ceremonia y la solemnidad y pasábamos directo a la fiesta, no teníamos más legionario que un creyente ferviente que cantaba una canción mientras los habitantes del Borde observaban el eclipse, y quien encendía la mecha de la primera tanda de fuegos artificiales. Mi familia y los otros taki nos reuníamos en algún lugar cercano para aprovechar su música y su fogón, pero encendíamos nuestras propias bengalas y, sí teníamos suerte, fuegos artificiales que alguno había logrado afanar del mismo lugar donde los conseguían los demás. Hacíamos un banquete con lo poco que teníamos, y bailábamos hasta que salía el sol, sin importar que hubiera que trabajar al día siguiente.

El hombre tenía una voz tan monótona que empecé a cabecear, y el calor de los fogones y las copas de champaña no estaban ayudando. No sabía cómo existían personas que atendían al servicio religioso cada semana, ni por qué las cosas brillantes que flotaban en el cielo representaban una magia aceptable y digna de respeto mientras que la magia que teníamos Eli y yo merecía ser destruida, ¿quién decidía estas cosas? La Estrella era fascinante, y la Luna también, pero no más que las llamas en las manos de Elián o el brillo que despedían los unicornios, la única diferencia era que a la Estrella no podían encerrarla ni dominarla, así que les tocaba adorarla. Solo levanté la cabeza cuando tocó ponerse de pie para observar el eclipse; por un momento, la corona de la Estrella iluminó el cielo como un espectro, mientras de fondo sonaban las campanas y el cantico monótono del religioso y sus ayudantes. Un escalofrío recorrió mi espalda, y me encontré de pronto con la Princesa mirándome fijamente. Le sonreí como pude, lista para volverme hacia el cielo otra vez, pero ella me devolvió la sonrisa y entonces nos quedamos mirando, ignorando por completo la magia sobre nuestras cabezas.



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En el texto hay: fantasia, lgbt, fantasia juvenil

Editado: 25.05.2023

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