Cuestión de Honor

CAPÍTULO 1

Años atrás……

- ¿Están listos chicos? Recuerden que hoy presentaré a Olivia como mi hija delante de todos los invitados a la Cena Anual de este año.

Emilio estaba realmente feliz. Deseaba gritar al mundo entero que tenía una nueva hija, y qué mejor que aquella ocasión junto a toda su familia castrense. Su familia de sangre ya la había aceptado y la amaban tanto como él mismo lo hacía. Olivia era lejos lo mejor que podría haberle pasado luego de su divorcio con Antonia y esa noche lo dejaría claro ante todos.

- Sí, papá, ya estamos listos. – Lucas estaba ansioso también por llegar a la cena. Necesitaba despejarse. Llevaba demasiados días afectado por la distancia que su amada Ani había tomado de él. Su mente la pensaba a diario y le frustraba su alejamiento. Necesitaba con urgencia volver a acercarse a ella y aclarar de una buena vez aquellos sentimientos que tanto atormentaban su corazón.

Esteban, por su parte, tenía sus propios planes.

- Papá, quiero decirte que solo compartiré con ustedes la cena. Luego me reuniré con Clemente. Hay asuntos que debemos preparar antes de embarcarnos nuevamente y no tenemos mucho tiempo antes de eso. Lo lamento.

- Está bien, Esteban, solo te pido que al menos bailes una vez con tu hermana, quizás después de que baile conmigo. Sería bueno que me relevaras, no quisiera aburrir demasiado a Olivia y además, ya no estoy tan joven como para bailar más de un baile, por mucho que sea mi hija. Eso se lo dejaré a mis hijos, que estoy seguro estarán encantados con seguir mi ejemplo.

- Dalo por hecho. – Esteban no era tan obtuso como para negarse a bailar con su hermana. Era cierto que, al igual que su padre, no sabía de su existencia y por ende no llevaba mucho tiempo de conocerla, pero ese poco tiempo no había sido impedimento para crear lazos afectivos con ella. Olivia era una mujer singular, especial, simpática, cariñosa, de buen carácter y muy parecida físicamente a todos ellos, sobre todo en sus ojos sumamente verdes, como todo Müller…… bueno, como casi todos. Santiago era la excepción. Pero aun así, ya la quería. Era su hermana y lo sería para el resto de su vida. Por eso no le sería difícil compartir con ella un baile. Le hubiera gustado compartir más de uno, pero era en serio que necesitaba preparar su próximo viaje con Clemente.

Clemente… Su mejor amigo. Al igual que él, era Cabo 2° y ambos se estaban especializando en Ingeniería Naval. Se habían conocido apenas entraron en la Escuela y compartieron habitación en Quiriquina cuando comenzaron sus carreras en la Marina.

Clemente era todo lo opuesto a Esteban. Un alma libre y desenfadada. Alegre y tremendamente sociable. Amigo de sus amigos y un excelente marino. Aunque se le conocía como un mujeriego empedernido, no era de esos que presumían de sus conquistas delante del resto. Él simplemente se divertía y se guardaba los detalles, incluso de su mejor amigo, Esteban.

Era el único hijo del Capitán de Navío Lucio Valladares y su esposa Aurora, quien tenían demarcado un futuro auspicioso para él si se apegaba a su voluntad, como hasta el momento había hecho fielmente como un buen hijo.

Claro que…… a Clemente no siempre le gustaba seguir los dictados de su madre. Al menos, hasta el momento lo que ella quería para él no había interferido en sus propios planes personales. Pero tenía claro que si algún día eso llegara a ocurrir, él simplemente sería fiel a sí mismo, aunque eso implicara dejar de lado a su familia si ésta no cedía a respetar sus decisiones.

Esteban, por el contrario, era un hombre tímido, serio, de escasas sonrisas, introvertido, ceremonioso para hablar…… como “un viejo chico”, decía su hermana. No era de aquellos que disponían de un abanico de mujeres cada vez que pisaba tierra como Clemente, pero disfrutaba de una buena conversación (o incluso algo más) con alguna interesante mujer si se daba el caso. Pero era leal y honorable. No había nada que no estuviera dispuesto hacer por su patria, su familia y sus amigos. En ese mismo orden.

 

Rato después en la Cena Anual……

Las cosas se habían dado como Emilio se lo había propuesto. Había llevado y presentado a Olivia ante todos sus camaradas con un orgullo que brotaba a borbotones por su piel.

Luego se habían sentado a cenar, aunque el ambiente estaba muy enrarecido en la mesa. Había algo extraño en el aire. Esteban, que era muy perspicaz y observador, no dejaba de pasear sus ojos de su hermano Santiago a su hermana Olivia. También se había percatado que su padre estaba haciendo lo mismo que él, aunque no era capaz de descifrar lo que éste estaba pensando. Quizás no era nada y todo era fruto de su imaginación.

Una vez terminada la cena, divisó a Clemente en una de las mesas, cerca de donde ellos estaban.

- Papá. – Esteban se acercó al oído de su padre. – Me voy un rato con Clemente.

- Bueno, hijo. Ve, pero quiero que estés pendiente cuando sea tu turno de bailar con tu hermana, ¿está bien? – Esteban asintió. – Vete, vete ya.

Esteban caminó sin prisa pero sin pausa hasta la mesa de Clemente, que disponía de algunas sillas desocupadas que algunos invitados habían dejado libre para ir a bailar.

Se sentó a su lado, de frente a la pista de baile al igual que Clemente, y desde donde tenía una panorámica no solo de la pista en sí, sino también de la entrada del Club.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.