Cuestiones del corazón

Epilogo

Nicolás

Cinco años después...

— ¿Dónde estarán? De seguro deben estar dormidas —Me digo a mi mismo mientras busco a las dos mujeres de mi vida.

Intento entrar a nuestra habitación, pero está cerrada, antes de que pueda gritar mi esposa sale en un conjunto que no deja nada a la imaginación

— ¿No piensas saludarme amor mío? —Dice ella con una sonrisa picara

No puedo sonreír, pero de inmediato se me quita la sonrisa al recordar a nuestra princesa.

—Claro que si mi vida —La beso con ganas de robarle todo el aliento, ella parece leerme el pensamiento porque me señala el armario — ¿porque mi princesa esta vestida así?

Aun se me es difícil ver a mi hija como está creciendo, con Savannah decidimos adoptar y ambos nos operamos para no tener hijos. Muchos pensaríamos que somos algo fuera de común, pero con tanto niño desprotegido sigo creyendo que es la mejor decisión. Nuestra pequeña tiene diez años y está comenzando la etapa de pre adolescente. Me tiene con los puntos, celos y cavernícola alerta. No deseo que mi hija se vista con ropa pequeña pero no es por machismo es que temo que algo malo le pase en la calle y yo no puedo ayudarla.

—Cariño ya habíamos hablado de esto, ella está en artes marciales —Dice alegando que yo estoy equivocado —Si alguien la trata de tocar tendrá grabes consecuencias. Ella debe escoger su propio estilo

—Yo solo...

Niego apartando la mirada de mi pequeña. Yo solo no quiero que ella crezca tan rápido. Hoy soy el hombre de su vida el día de mañana otro me quitara mi lugar y eso no me gusta

—Nicolás, es hora de que comprendas que los hijos son prestados mejor sonríele a nuestra pequeña que la estás haciendo sentir insegura

—Está bien

Saco lo que hay en mi bolsa y llamo a mi hija la cual duda en venir, pero al fin está a lado mío abrazándome

— ¿Qué es esto papi? —Dice mientras toma el regalo y lo comienza a abrir.

Se me hincha el pecho al verla sonreír ampliamente. Me abraza con fuerza y también a su madre.

—Te amo papi

Sonrió grande, mi pequeña deseaba una pequeña manilla que vimos en un mercadillo cerca de la casa y quien soy yo para no complacerla. No puedo evitar sentirme nostálgico. Hoy es su debut en gimnasia y me siento ansioso, pero también temeroso porque cada vez mi hija y yo pasamos menos tiempo.

— ¿Vas a ir con nosotras? —Me pregunta mi esposa Savannah y yo niego lentamente.

Hoy tengo que reunirme con Samuel y Simón día de ayer murió mi "hermana", iré al velorio y luego tomare unos tragos con los chicos. Han sido unos años positivos para mí, pero para ellos al parecer no. Ambos están pasando por muchos problemas y no puedo evitar sentirme miserable. En mi momento de calamidades les desee lo peor pero ahora que veo los efectos de mis palabras me retracto totalmente. No le deseo a nadie que se mundo se vuelva una mierda porque he estado allí y se lo doloroso que es.

— ¿Que está pasando? —Me pregunta Savannah, pero yo niego con una sonrisa.

Hoy es el día de mi princesa y no lo puedo arruinar.

—No pasa nada cariño ve con nuestra princesa ¿sí? —Ella tiene mucha curiosidad, pero es una mujer prudente por lo que asiente y se termina de arreglar.

—Sea lo que sea que esté pasando todo estará bien —Me dice Savannah y yo niego con una sonrisa amarga.

—Me fuera gustado que mis tíos y tu fueran estado en mi presentación

Tengo ganas de llorar por que en los últimos años mi hija ha sido el lazo que me unió a mi familia irónico ¿no? según las leyes sociales debía odiarlos, pero los niños enseñan una realidad más pacífica y buena. Ella mi hermana y su pequeña son muy unidas y no es como decirle que su tía murió.

— ¿Ella vendrá para navidad papa? Hace mucho que ella no viene y se me hace rara venia casi todos los fines de semana a visitarme —Mi hija me mira tan directamente que yo solo evado la mirada mientras trato de tranquilizarme

El abrazo fuertemente por que no puedo quebrantarme ahorita

—Ella siempre estará orgullosa de ti sea donde sea que ella este pequeño

—Es hora de irnos Karina —Savannah me da un beso y mi princesa también.

Una vez escucho la puerta de la casa cerrarse me derrumbo totalmente frustrado. Mi hermana y Simón estaban pasando por malos momentos ella decidió venirse para aquí y de camino aquí un borracho arrollo el auto matándolas en el instante. Fue un golpe de la vida que nadie se imaginaba. Aun así, todos decidimos callarnos porque sabíamos que mi hija hoy haría su debut y una noticia de este calibre no lo soportaría.

Camino a la salida para ir a buscar a Simón y Samuel, tenemos que ir a acomodar el velorio.

Pienso en el pasado y en lo arrepentido que estoy de no haber sido más maduro. Si tan solo fuera perdonado con más rapidez fuera disfrutada más con mi hermana

Y tal vez yo fuera...

Al salí veo a Samuel y Simón esperándome. Ambos están totalmente devastados y por el aspecto del rubio sé que está muy jodido. Cada uno monta su auto y cuando llegamos allí el pide verlos antes de llevarlos a la sala de velorio.

Hasta aquí se escuchan los sollozos de Simón, sé que para él debe ser muy duro haber perdido a sus princesas y a la mujer que más ama. Si yo estuviera en su lugar no sabría cómo vivir sin la fuente de mi inspiración. Samuel también lo escucha por lo que solo baja el rostro. Parece que se acordó de algo por lo que saca de sus bolsillos una carta y me la entrega.

Sonrió con tristeza al ver de quien es el remitente.

Te he echado de menos, nunca aprendí a disculparme con nadie y a decir que yo era la equivocada. Siempre creí que todo el mundo debía entender mis decisiones, pero yo jamás comprendí la de los demás. Hoy me arrepiento tanto de haberte traicionado, debí decirte la verdad y ahora estarías aquí. Voy a ser mama tengo tanto miedo y no sé a quién decirle. Solo espero que algún día me perdones, me abraces fuerte y pueda verte sonreír.



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Editado: 22.12.2021

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