Cuida tus palabras con el sexo opuesto.

Capítulo 01

El reloj marca las tres de la tarde, acomodo la silla de madera en donde estoy por sentarme y miro en la dirección en la que los demás lo hacen.

—Estamos aquí reunidos para hablar acerca de las "Féminas" — Dice John, el hombre adulto dentro de esta apestosa caverna. —Como bien sabrán, ellas son las que prácticamente controlan todo.

Mueve las manos en el aire con despreocupación y la verdad, es sorprendente dado el tema que está tocando. El tema del que no se puede hablar fuera de estas paredes cubiertas de moho , fango y humedad.

Las mujeres han sabido controlar todo a su manera, desde aquel día. No tengo mucho conocimiento sobre ello, pero según lo que me contó papá una vez puedo guiarme.

"Ellas se cansaron de esperar sentadas en casa o acostadas en el sofá, con la cena servida y preparadas para su cita. Una que nunca llegaron a tener puesto que sus maridos estaban en cama con otras mujeres"

"Se unieron y hartas de todo, decidieron tomar las riendas y volverse el sexo fuerte. Ellas mataron a tantos hombres fingiendo ser débiles, incluso el alcalde Jesse cayó por su esposa luego de matar a la secretaría con la cual se acostaba"

—Están perdiendo el control... —Argumenta un chico de cabello rubio desde el fondo. —La que se supone es mi madre, me dio con un bastón en la cabeza solo por levantar la mirada cuando pedí pan. ¡Tengo problemas visuales! —grita. Ovillándose y meciéndose de atrás hacia adelante cual bebe cobarde.

—Muy bien Clark, te entendemos. —Aplaude John y como rito los otros le seguimos.

— ¡A mí me clavaron un cuchillo en la mano solo por tocar una rosa! —exclama un pelinegro a unas cuantas sillas de mí. — No tenía idea de que esa era la manera en que las engañaban antes... —dice cabizbajo.

— ¡Señores! —John llama la atención de todos— Sabemos que las mujeres perdieron el control hace mucho, llevan varios años tratando a todo hombre que ven como basura. —Muchos gritan un sí y me uno a ellos. —Sé que cometimos errores y por ello, ustedes hoy sufren las consecuencias. —Respira hondo y de su bolsillo saca un arma de color plata, por instinto nos apegamos todos a las sillas de madera y otros corren al fondo.

— ¿Que... que haces John? ¿Papá? —comenta Jerry alejándose tanto como puede de su progenitor.

—Voy a pagar mi pecado hijo. —Coloca el arma en su cien y cierra los ojos, dejando que las lágrimas caigan. —Lamento mucho haber hecho eso con Ana, no debí engañar a tu madre. —Gimotea— Si hubiera ignorado mis deseos carnales ella ahora no te odiaría por ser de mi sangre.

Dicho eso detonó el gatillo. Emití un grito de horror y me escondí entre los brazos de un chico de cabello cobrizo que estaba a un lado, al igual que yo tenía miedo pero esa no fue excusa para no caer en la cuenta de que otro hombre se ocultaba temblando entre sus brazos.

— ¿Qué te pasa? —Escucho y alzo la mirada, cayendo en sus ojos azules profundo. El ceño lo tiene fruncido —Quítate o te golpeo.

Caigo en la realidad y miro alrededor, los otros se han tapado la cara con las manos o vomitado, pero ninguno a hecho lo que yo, observo a lo lejos y noto como Jerry llora desconsolado sobre el cadáver de su padre.

Me enderezo y finjo que nada paso. A pesar que desde aquí veo con claridad la sangre que ha quedado en las paredes junto a cierta masa viscosa, —Pasaré la lista —comenta Jerry, limpiando su rostro con brusquedad y sorbiendo por la nariz.

— ¡Todos los que estamos aquí y queremos tener de vuelta nuestro mandato como hombres, debemos firmar! Los que no, los invito a seguir sufriendo en la ciudad de ellas porque eso será lo único que va a pasar con ustedes los cobardes.

Alza la mano y los demás hacemos lo mismo.

Nunca hay que estar en contra de la manada, nunca.

—Toma, rarito. —El chico de cabello cobrizo pasa la hoja junto con el lápiz, trata en lo posible de no tocar mis manos supongo por miedo a que haga otra de mis actuaciones raras.

Coloco mi nombre con agilidad y tomo un segundo para leer a quien lo hizo antes que yo.

Abel Taylor.

Así es como se llama el chico de cabello cobrizo eh... Lo miro de refilón y paso la hoja, estoy muy seguro de haberlo visto antes.

Chasqueo la lengua en lo que logro recordarlo, es el hijo menor del alcalde Jesse sino me equivoco. Uno de los tantos que han logrado vivir con sus madres aunque recibiendo abusos por parte de ellas, pero perdonados en fin para seguir teniendo una cómoda cama y cálida casa a la cual llegar.

Porque en realidad lo malo de que las "Féminas" tuvieran el control es que, ellas ponen a prueba a todos y cada uno de los niños con los cuales se quedan y si hacen algo malo los tratan como basura o los echan a la calle para que mueran de hambre y sean abusados por otras.

—Nos veremos luego caballeros, sigan fingiendo hasta que llegue el momento. —Despide Jerry, quitan las latas y madera que tapan el hoyo de la salida y cada uno va saliendo para volver a lo suyo. Incluido yo, que debo volver al pequeño pueblo a seguir fingiendo todo esto.




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