"A veces, huir no significa rendirse, sino prepararse para la próxima batalla."
Sabes que estás rompiendo las reglas cuando sientes que toda tu vida jamás había tenido un momento tan magnífico como ese instante de error, ese instante de problemas, ese pequeño instante de vida.
Eso sentía ella en ese momento. No podía evitarlo, ver a la portadora y a su protegido juntos le llevaba un alivio indescriptible. Un cosquilleo recorrió su espina dorsal, tragó en seco sin poder evitarlo y se acercó a ellos.
Lamento la interrupción- se disculpó, dedicándoles una sonrisa dulce a ambos.
¿Qué pasa?- preguntó el de ojos miel mirándola. Ella devolvió la sonrisa sin poder evitarlo al ver aquella mirada tan llena de vida.
Tenemos que movernos- dijo ella.
¿Moverse?- preguntó la portadora mirándolos sin entender. Holly asintió.
Estamos, básicamente, huyendo de los dioses- dijo el de ojos miel, ocultando su rostro entre el cabello negro de su pequeña.
¿Por qué?- frunció el ceño la portadora mirándolos sin entender.
Por mí- dijo la peliazul.
Oh, si ese es el problema… -la portadora sonrió dulcemente, completamente tranquila-. Ya no hay necesidad de que se muevan. Estoy aquí -aseguró.
No puedes esforzarte. Me has dicho que los demonios te advirtieron que no usaras tus poderes por seguridad -se quejó en tono protector el lobo, provocando una risa dulce de su parte.
Está bien, está bien -dijo ella, asintiendo con calma. Besó la mejilla de su ahora prometido-. Entonces, deberíamos empezar a preparar todo para irnos- susurró en tono bajo, mirándolo a los ojos. La mirada color miel de él brilló un poco más, si eso era posible.
Él asintió sin dudarlo, sonriendo ampliamente, sumamente feliz.
Está bien, Holly, prepara todo, ¿sí?- pidió él, mirando a la mencionada, quien asintió lentamente sin dudarlo.
Holly se puso manos a la obra de inmediato. Su mente funcionaba rápido, repasando mentalmente todo lo que necesitarían. No podían dejar rastro, así que tomó un pequeño cuaderno y comenzó a anotar.
Lacey, encárgate de revisar que no dejemos nada detrás. Necesitamos un traslado limpio.- dijo Holly mirando a la mencionada.
Enseguida- respondió Lacey, con su característico tono monocorde para situaciones similares.
Mientras tanto, Fumiko se mantenía sentada en un sillón de la sala, acariciando su vientre con suavidad. Estaba a pocas semanas de dar a luz, estaba sumamente feliz realmente.
Tienes que descansar- le dijo con suavidad, arrodillándose frente a ella.
No puedo estar acostada mientras todos hacen algo, además , me siento perfectamente bien- protestó Fumiko con un suspiro.
No es una opción, mi amor. No quiero que te esfuerces.- Oshin deslizó una mano por su mejilla con ternura antes de levantarse-. Prepararé todo lo necesario para el parto. No quiero sorpresas.
Fumiko lo miró con amor. Conocía su instinto protector y sabía que, cuando él tomaba una decisión, era casi imposible hacerlo cambiar de opinión.
Está bien… pero al menos dime qué vas a hacer- pidió ella, entrelazando sus dedos con los de él.
Voy a conseguir suministros médicos. No podemos depender de nadie más. Necesitamos vendas, hierbas para el dolor, agua limpia y un lugar seguro para cuando llegue el momento- enumeró Oshin, su mirada completamente enfocada en la tarea.
Entonces te acompaño- dijo Fumiko con determinación.
Fumiko…- un ligero N o problema de q w él, mirandole con suma ternura.
No hay discusión- lo interrumpió ella con una sonrisa tierna y divertida- No voy a levantar cosas pesadas, lo prometo. Solo quiero estar contigo.
Oshin suspiró, rindiéndose ante su mirada.
De acuerdo. Pero si en algún momento te cansas, volvemos.- tarareo él tomando sus manos con ternura, sentía aún como los recuerdos de su vida pasada lo golpeaban. Odiaba demasiado a esa versión de si mismo.
Era un descerebrado, estúpido, incapaz de ver más allá de su propia arrogancia. Tan invencible en su mente, que ni los errores más obvios podían enseñarle nada. Un necio que prefería tropezar mil veces antes que admitir sus fallos, porque, claro, ¿para qué aprender si el mundo gira alrededor de él? Un ego tan inflado que se creía intocable, pero al final, terminó desmoronándose bajo su propio peso. No podía mentir que su muerte le daba satisfacción, era como ver a alguien más viviendo en su cuerpo. Pero, no era él.
Nunca entendió que la verdadera fuerza está en reconocer la debilidad, pero claro, eso está fuera de su alcance. Como siempre, solo pensó en sí mismo, arrastrando a otros por su senda de autodestrucción. Arrastrando a su pequeña luna en un círculo interminable de años de sufrimiento.
Ella asintió con una sonrisa de victoria.
Holly, mientras tanto, revisaba los mapas del lugar, nadie los buscaría en un lugar donde ya estuvieron, además, no podían moverse demasiado por el parto próximo de la pelinegra.
Nos moveremos en Dos grupos para evitar llamar la atención- dijo, desplegando un plano en la mesa.
¿Quién va con quién?- preguntó Lacey, apoyando un codo sobre la superficie.
Fumiko y Oshin tomarán una ruta segura hasta el refugio en el bosque que montamos en esta semana. Es un trayecto un poco largo, pero menos visible. Sera seguro para ella, además de que cómodo para el momento del parto- dijo ella, señalando con el dedo el mapa del lapso de campo que tenían que recorrer.
Bien- asintió Oshin. La idea le agradaba aún más porque Fumiko estaría cómoda pronto.
Lacey y yo tomaremos otro camino para asegurarnos de que la zona está despejada antes de que lleguen.- agrego, mirando a la peliazul.
Perfecto.- sonrió la peliazul asintiendo sin dudar, era una buena forma de probar sus poderes si se encontraban con demonios errantes que salieron de la brecha.
Hablaron un poco más compartiendo los movimientos mutuos así como las paradas seguras de descanso para la portadora.
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Editado: 02.06.2025