Sus ojos eran cascadas de dolor
anunciando la llegada de una brisa de melancolía
el viento había llegado a dañarla
a desgarrarle el alma
tal como un león desgarraría a su presa.
Su triste situación la llenaba de odio
capaz de destruir el universo completo
en un solo grito
si así lo quería.
Y en su melancolía nocturna
un pequeño brillo de luna
se metió por la ventana
con un suave rayo
escribió en su piel desnuda
la tranquilidad que su inquietud tenía
era una noche amarga
era una noche fría
era una inmensa nada, que en su todo había.
La luna por fin se compadeció de ella
llegando a un acuerdo que a las dos beneficiaría
la blanca luna vivió en la oscuridad de la niña
y la eterna oscura vivió abrazando la soledad de la luna
Cuando se mira al cielo
unos pueden afirmar
ver como la oscuridad abraza la luna
y como juntas
invencibles
acabaron su agonía.
-Nicole Celeita