NICK
Dejé que se fuera a pesar de las ganas que tenía de estrecharla entre
mis brazos y decirle lo mucho que la quería. Había perdido los papeles,
lo sabía, me había dejado llevar por mis demonios interiores, aquellos
que me asaltaban cada vez que mi mente imaginaba a Noah con
cualquier otro tío que no fuese yo. Sabía que no era normal lo
obsesionado que estaba con ese tema, pero solo de pensar que alguien
podía tocarla o besarla me volvía completamente loco.
Mi vida giraba en torno a esa chica. Ya no era la misma persona que
antes, ya no estaba encerrado en mí mismo, había abierto la puerta de
mi corazón a Noah, y me había costado, pero corría el riesgo de no
poder cerrarla después de haberla dejado entrar. Esa puerta estaba
entreabierta y Noah parecía querer salir a la mínima oportunidad,
volviéndome loco y jugando con mi cordura.
Lo de su viaje me había matado, un mes entero sin Noah sería un
infierno, ya lo había pasado mal cuando tuve que largarme dos semanas
a San Francisco, pero que se fuera a Europa sin mí, solo de pensarlo me
ponía enfermo. Quería obligarla a quedarse, sabía que si utilizaba toda
mi artillería, toda mi capacidad de persuasión conseguiría convencerla
de que no se fuera, pero no me lo perdonaría jamás. Noah era una chica
de espíritu libre, no era una chica tranquila, de las que se quedan en
casa; mi chica era aventurera, le gustaba salir de fiesta, le gustaba
beber, joder le gustaba el sexo, Noah no se quedaría en casa teniendo la
oportunidad de recorrerse Europa.
Me llevé las manos a la cabeza intentado controlarme.
Mierda, la había cagado, me la había tirado de la peor forma posible,
sin siquiera mirarla, sin besarla, sin decirle lo mucho que la quería.
Noah solo me conocía a mí en la cama, no tenía experiencia con nadie
más y no quería que creyese que no la quería por habérselo hecho de
esa forma, aunque una parte de mí había disfrutando castigándola, me
había excitado privándola del orgasmo, sabía que no había estado bien
y menos con alguien como ella, menos con la Noah dulce y
tremendamente atractiva que me miraba a los ojos cuando le hacía el
amor.
Y se había ido llorando, o apunto estaba antes de salir por la puerta.
Habían pasado unos diez minutos desde que se había marchado. Salí del
baño y crucé la sala de conferencias donde mi padre había organizado
miles de eventos y me fui directamente a recepción. La gente de la fiesta seguía deambulando por el hotel y supuse que los recepcionistas debían
estar ya hartos de tantos niñatos borrachos.
Una chica rubia me sonrió detrás del mostrador.
-Soy Nicholas Leister, tengo una habitación a mi nombre-dije deseando
subir en busca de Noah.
-Su DNI por favor-dijo con una sonrisa demasiado amable.
Ni lo intentes guapa, solo estoy interesado en una mujer y no eres tú.
Le di mi DNI y esperé hasta que comprobó mis datos. Le había dicho a
Jenna que pusiese la habitación a mi nombre y que esta estuviese
alejada del pasillo donde todos los de la fiesta subirían borrachos de un
momento a otro.
No me importó pagar un poco más con tal de tener tranquilidad y
buenas vistas. Noah no tenía ni idea de esto, claro, pero mejor no
decírselo.
-Aquí tiene, le deseo buenas noches y cualquier cosa que desee solo tiene
que llamar -dijo la rubita haciéndome un repaso con los ojos.
-Gracias-contesté cortante dirigiéndome al ascensor.
Me puse nervioso mientras esperaba; no sabía cómo iba a recibirme
Noah, me daba terror haber ido demasiado lejos, haberla asustado.
Me subí y cuando llegué a nuestra planta agradecí tener a todos los
idiotas que la estaban liando dos plantas más abajo. Fui directo a la
puerta 234 y entré.
Dentro la habitación estaba iluminada por una pequeña lámpara que
había en la esquina y Noah estaba sobre la cama, hecha un ovillo y
llorando abrazada a una almohada.
Sentí que se me oprimía el corazón.
Fui directo hasta a ella, me acosté a su lado y la atraje hacia a mí. Ella
soltó un sollozo, pero no me apartó.
-Lo siento, Noah-dije abrazándola por detrás, joder era un imbécil, un
capullo. Le aparté el pelo húmedo del rostro y la besé en la mejilla-No
llores, por favor.
Ella levantó la mirada hacía a mí, sus pestañas estaban húmedas y sus
bonitos ojos hinchados. Me coloqué encima de ella obligándola a
mirarme. Me sujete con los brazos para que no tuviese que soportar
todo mi peso.
-¿Qué ha pasado ahí abajo Nicholas?-dijo entrecortadamente.
Me incliné para limpiarle las lágrimas con mis labios. Estaba suave,
suave como el terciopelo. La besé con cuidado, con todo el amor que
sentía por ella, como siempre debería besarla.
-No lo sé, Noah-le contesté un momento después acariciándole la mejilla
con cuidado. Sus ojos me observaban perdidos, dolidos por mi culpa. -
No quería hacerte llorar, joder, no quería hacerte daño ¿vale? Verte así
me mata, perdóname, por favor-le dije enterrando mi rostro en su
cuello, besando su tibia piel, sintiéndome tan culpable que me dolía el
corazón.
Ella tiró de mí hacía atrás, su mano en mi nuca me hizo estremecer.
- ¿Qué querías conseguir tratándome así?
Cerré los ojos con fuerza, y los volví a abrir un segundo después.
-Quería que me dijeses que ibas a quedarte, que no ibas a marcharte con
tú madre-le confesé aunque no era del todo cierto.
Noah negó con la cabeza, por lo menos ya no lloraba, eso era algo.
-Hay algo que no me estás contando.
Joder, que bien me conocía, mejor que nadie, aunque había secretos que
era mejor mantener enterrados.
-Noah, tienes que entender que el hecho de que yo haya sido el único
hombre que te ha tocado...-joder como podía explicárselo-Para mí, que
fueses virgen, fue el mejor regalo que podrías haberme hecho, solo con
imaginar a alguien tocándote o haciendo lo que yo te hago...
Me estremecí de solo pensarlo.
Ella me miraba atentamente.
-Sabes que nunca haría nada con nadie que no fueses tú-
dijo en un susurro.
-No lo entiendes, sé que no debería afectarme tanto, pero alguien te
beso está noche, alguien que no fui yo, y eso me ha sacado de quicio, si
no hubiese sido una chica me habría metido en una buena pelea-Noah
abrió la boca para interrumpirme pero no la dejé-Sé que no es normal
que tenga esta obsesión con que nadie te toque pero no hay nada que yo
pueda hacer al respecto; es así como me siento, intento controlarlo pero
no sé cómo hacerlo...