Culpa tuya

Capítulo 54

NICK 
Me alejé de ella a regañadientes. Si hubiese estado en mis manos le 
hubiese dicho en ese instante de subirnos al coche y marcharnos. No 
quería estar ahí, me importaba una mierda lo que mi padre me hubiese 
pedido, ahora mismo lo más importante era recuperar a Noah, y no iba 
a conseguirlo pasando el rato con Sophia. 
Desde el instante en que la vi supe que esta noche iba a ser una tortura. 
La gente se giraba para mirarla, era plenamente consciente de la forma 
en la que estaba llamando la atención de todos los allí presentes, porque 
estaba increíblemente hermosa; tanto que me dolía de solo mirarla. 
Toda ella resplandecía, su piel, su bonito pelo, sus ojos, su rostro y su 
cuerpo cubierto con aquel vestido que se le pegaba como una segunda 
piel. Su cintura parecía tan estrecha que me costaba pensar que pudiese 
respirar dentro de aquel corsé, pero joder, merecía la pena solo con 
poder contemplarla. 
Me picaban los dedos de las ganas de tocarla, de las ganas de besarla, 
chuparla, saborearla y amarla durante horas. La echaba tanto de 
menos que no se qué demonios hacía perdiendo el tiempo con toda esa 
falsa. 
Crucé la sala, deteniéndome solo unos instantes para coger una copa de 
algún camarero y llevármela a la boca sin demora. 
Sabía que haber venido con Sophia era una completa estupidez, y era lo 
último que hacía por mi padre, se acabaron los favores, se acabaron 
estos jueguecitos en contra de mi relación con mi novia. 
Antes de poder llegar al salón principal, donde debíamos ir a 
continuación para que nos sirvieran la cena y pasar a los discursos 
junto con la interpretación musical de una de las mejores orquestas del 
país, mis ojos se encontraron con sorpresa con unos de color verde 
brillante. 
Me detuve unos instantes antes de acercarme con cautela hasta donde 
se encontraba, en una esquina de la sala junto a una de las pequeñas 
mesas altas que habían colocado alrededor de la estancia. 
- ¿Qué estás haciendo aquí?-le pregunté a Briar, casi maldiciendo entre 
dientes.

Me sonrió de forma divertida pero sus ojos no pudieron ocultar su 
venenoso rencor. 
-Me ha traído Noah, ¿De verdad has venido con otra mujer en frente de 
sus narices?-me preguntó mirando por encima de mi hombro. Me giré 
despacio para ver a Sophia entablando conversación con los jefes de la 
junta de la empresa. Alguno de ellos eran amigos íntimos de su padre, 
por lo que los conocía lo suficiente como para estar cómoda con ellos. 
Sophia me había dejado muy claro que no quería darme problemas con 
Noah, es más, insistió en venir sola, pero no podía hacerle eso, no 
después de que el Senador se lo hubiese pedido exclusivamente a mi 
padre. 
De todas formas ambos sabíamos que entre nosotros solo había una 
bonita y profesional amistad. Ella había metido la pata contándole a 
Noah lo del trabajo en Nueva York y sus disculpas habían sido tan 
sinceras que no cabía duda respecto a que lo último que quería de mí 
era algo más que las horas que pasábamos trabajando. 
-Es mi compañera de trabajo, además a ti que te importa, Briar, ¿Por 
qué has venido? Ambos sabemos que este es el último lugar en el que 
quieres estar. 
Su semblante se tensó de forma involuntaria y sus ojos recorrieron la 
sala. 
-Está claro que este mundo sigue siendo igual que siempre, la diferencia 
es que yo ya no soy tan ingenua, el otro día me dijiste que habías 
cambiado, pues yo también lo he hecho. 
Esos días en donde me dejé embaucar ya no existen, así que no creas ni 
por un instante que tengo miedo de estar aquí. 
Cerré la boca y la observé con calma. No podía meterme en ese asunto 
otra vez, si había aceptado venir aquí supongo que sus palabras eran 
ciertas. Observé a mí alrededor, a la de gente importante que caminaba, 
hablaba, bebía y presumía de logros infinitos, compitiendo por destacar 
sobre los demás, y luego me fijé en Briar, en el odio oculto tras esa 
fachada de mujer resistente que parecía llevar a todas partes. 
Antes de que tuviese oportunidad de contestarle, algo, mejor dicho 
alguien captó mi atención. Mis ojos se desviaron a la puerta principal y 
sentí como todo mi mundo se tambaleaba peligrosamente. 
Briar siguió mi mirada y soltó un suspiro entrecortado y una maldición 
casi inaudible. 
Anabel Grason acababa de llegar. 
Mi madre estaba aquí.

El tiempo pareció detenerse unos instantes para después la rabia que 
acostumbraba a su simple mención, hacía acto de presencia en mi 
sistema nervioso. 
¿Qué coño estaba haciendo aquí? 
Apreté el puño con fuerza y me alejé de Briar hasta la otra punta de la 
habitación. No podía creer que esa mujer hubiese tenido las agallas de 
presentarse aquí esta noche. 
Mierda, porqué, ¿por qué demonios había decidido venir? 
Sentí una presión en el corazón que casi me hace vomitar. 
Giré los talones, de repente viéndolo todo rojo y antes de que pudiese 
cometer una locura la figura de mi padre se materializó de la nada, 
frenándome en seco donde estaba. 
Mirando hacia ambos lados me cogió por el brazo y me empujó hasta 
una de las ventanas. El sol ya se había puesto y la luz que entraba era la 
de las luces del jardín y el de la luna que se dejaba ver a intervalos 
regulares debido a los nubarrones que se acercaban a gran velocidad. 
-Nicholas, cálmate. 
Lo observé, su semblante serio, sus ojos fijos en los míos intentando 
captar mí atención, pero lo único que veía era a esa mujer que odiaba 
sobre todas las cosas. 
-¡Qué demonios está haciendo aquí!-casi grité a lo que mi padre se 
apresuró en empujarme aún más lejos del resto de los invitados. 
-Tiene derecho a asistir, pero no se qué diablos se propone apareciendo 
sin avisar, escúchame, Nicholas, tienes que calmarte ¿me oyes? No 
puedes montar un espectáculo. 
Fijé los ojos en mi padre y por un instante me sentí perdido en el color 
azul de sus pupilas, ese azul más oscuro que el mío, porque el mío venía 
de ella. 
Mi padre me suplico con la mirada y posó su mano en mi mejilla durante 
unos instantes. 
- Hablaré con ella, tú no tienes porque hacerlo. 
Asentí dejando por una vez que mi padre tomase el control de la 
situación. No quería verla, no quería hablar con ella, simplemente la 
quería lo más lejos posible de aquí, pero todos sabíamos porque había 
venido, ya había intentado contactar conmigo y fuera lo que fuese que 
tenía que decir seguro que no era nada bueno.



#13461 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, culpamia

Editado: 03.01.2024

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