Los romanos fueron una civilización de la antigüedad desarrollada en torno de la ciudad de Roma. Esta civilización se originó en el siglo VIII a. C. y se expandió por gran parte de Europa, el norte de África y Asia menor.
Durante su expansión, la cultura romana se difundió por las regiones conquistadas. Este proceso, conocido como romanización, tuvo como consecuencia la unificación cultural de los territorios bajo el dominio de Roma. Las provincias romanas, adoptaron el latín como lengua, la legislación basada en el derecho romano, la moneda y muchas costumbres.
Ubicación de la civilización romana
La civilización romana se originó en la región del Lacio, en el centro de la península itálica. A lo largo de doce siglos se expandió por la cuenca del mar Mediterráneo, el centro de Europa, Asia menor y parte de las Islas Británicas.
Características de la civilización romana
Las principales características de la civilización romana son las siguientes:
Religión de los antiguos romanos
La religión romana cambió a lo largo de la historia a medida que recibía influencias de los territorios que conquistaba.
Los romanos eran politeístas, es decir, creían en más de un dios. Su religión originaria fue el animismo, creían en espíritus que habitaban en todas las cosas.
Durante el período monárquico, sus dioses más importantes fueron Júpiter, el más importante del panteón, Quirino, dios del gobierno y Marte, dios de la guerra. Se los llamaba la Tríada Capitolina y se los veneraba en el monte Capitolino, en la ciudad de Roma.
A partir de la influencia griega, la religión romana incorporó los dioses griegos, superponiendo algunos de ellos a sus divinidades anteriores.
Durante el período imperial, los emperadores también fueron divinizados.
El cristianismo fue otra de las religiones orientales que se difundieron por el imperio a partir de la conquista de Judea. En el año 380 d. C., el cristianismo se convirtió en la religión oficial de Roma por decreto del emperador Teodosio.
Dioses romanos :
Durante gran parte de la historia romana, los principales dioses fueron los siguientes:
Nombe Función
Júpiter : Rey de los demás dioses. Sus atributos eran el rayo y el centro.
Juno : Esposa de Júpiter, diosa del matrimonio y la familia.
Minerva : Hija de Júpiter. Diosa de la sabiduría y patrona de los artesanos.
Vulcano : Dios asociado con el fuego y las actividades relacionadas como la herrería.
Diana : Diosa de los bosques, la caza y animales.
Febo : Dios conductor del disco solar. Estaba asociado también a la poesía y la música.
Venus : Diosa del amor.
Plutón : Dios del inframundo y los muertos.
Neptuno : Dios del mar y el océano.
Marte : Dios de la guerra.
Mercurio : Dios del comercio.
Baco : Dios del vino de la fiesta.
Arte en la cultura romanaArquitecturaLa arquitectura y la construcción de obras civiles fueron las áreas en las que más se destacaron los romanos.
Se caracterizaron por el uso del arco de medio punto, la bóveda de cañón corrido y la cúpula y por el desarrollo del hormigón armado como material de construcción.
Entre las obras que han perdurado se encuentran el Anfiteatro Flavio (conocido como Coliseo), el Panteón de Agripa, el teatro de Marcelo y diversas construcciones tanto en el foro Romano como de otras ciudades de las provincias romanas.
Se destaca también la inmensa red de caminos que recorrían todo el imperio y aún perduran en muchas regiones, así como los acueductos.
EsculturaLa escultura romana tuvo una gran influencia de la griega. Sus modelos se adaptaron al gusto y las necesidades romanas, más prácticas y concretas.
Específicamente romanos fueron los bustos que retrataban a distintos personajes de la sociedad y los relieves conmemorativos.
PinturaLa pintura romana se conoce especialmente a partir de los restos de pinturas murales que se conservaron en las ciudades de Pompeya y Herculano.
Desarrollaron también la técnica del mosaico: mediante pequeñas piedras de colores, se representaban en pisos y paredes escenas de distinto tipo.
Economía de la cultura romanaLa economía romana se basaba en la agricultura y el comercio.
Desde finales de la República, la tierra se concentró en manos de latifundistas que vivían en las ciudades y delegaban la administración de sus establecimientos.