Cumandra

Capitulo 3. ¿Quién Es Atenea?

Soy Atenea y ajeno a quien fuí en el pasado, ahora solo soy una chica de 18 años tratando de llevar una vida normal... Sin mucho éxito la verdad. Llegué sola a Jorvik hace apenas 1 mes, en septiembre. Su universidad fue la primera que me aceptó. Era una nueva ciudad. Un nuevo lugar donde empezar. Cualquier rumor de mi pasado no existia y yo misma me ocuparía de mantenerlo muy oculto para que no ocurriera como en mi ciudad natal.

Vivo en un piso junto con 3 compañeras más, desconocidas también, con las que por ahora no tengo apenas relación. No pasamos de un saludo o un cómo vas. Nuestros horarios también son muy distintos. Soy la única que va a la universidad por las tardes. Estudio una Ingeniería Industrial. Recuerdo que el segundo día de clase, al cabo de unos minutos allí, dos chicos muy amables se me acercaron y me preguntaron si podían sentarse a mi lado. Respondí que si. Los asientos estaban libres. Fue entonces cuando entablamos conversación. Sus nombres eran Ethan y Dylan. Dylan era de un pueblo cercano a Jorvik, mientras que Ethan era de Gratanova, mi ciudad. Me sorprendió, ya que nunca le había visto. Ellos se habían conocido el día de antes, aunque por cómo hablaban, parecía que se conocían desde hacía más tiempo. Me uní a ellos con gusto. No conocía a nadie más allí y ellos eran bastante amables.

Me metieron al grupo de amigos que tenían, el cual también acaban de conocer el día anterior y que nuevamente se llevaban cómo conocidos de varios más años. Y yo, no fui la distinción. Me trataron cómo uno más. En los días posteriores, Ethan y yo nos dimos cuenta de que compartíamos hobbies. Los dos amabamos el anime, el manga y los videojuegos y nos pasábamos las clases hablando de ello. Dylan siempre estaba con nosotros. Entendía del tema y aunque no era tan friki, no le dejábamos de lado. Era una compañía agradable.

Al cabo de 3 semanas, un par de chicas de clase, llamadas Lucía y Eva, se me acercaron y buscaron entablar conversación conmigo. Fue extraño, no lo negaré. La primera conversación que tuvimos fue sobre una cosa de clase. No soy la persona más amable del mundo, al menos no lo aparento. Soy seria y algo fría. Que vinieran a mi a preguntarme, fue raro la verdad. Aunque en ese momento no le dí importancia. Desde ese día se pegaron a mi como unas lapas. Me hablaba continuamente, incluso se empezaron a sentar a mi lado. Sin más remedio tuve que presentárselas a los chicos.

Encajaron bien con Ethan y Dylan, las personas con las que yo pasaba más tiempo. Las cosas fueron bien al inicio. Hablábamos en clase, nos reíamos, incluso nos invitaban después de la universidad a su piso. Las chicas eran amigas de toda la vida, estudiaban la misma carrera y por supuesto, vivían juntas. Fuimos un par de días todos, cenamos junto con unos amigos suyos y lo pasamos bien. Los problemas han empezado a llegar recientemente, a finales de octubre.

Atenea estaba mirando un punto fijo de la clase, tratando de no sobrepensar. Ahora mismo oía de fondo a Ethan, Eva y Lucía hablar de quedar ese mismo jueves para salir de fiesta, cómo habían hecho hacía un par de semanas. Quedada de la que no tenía ni idea, y que al igual que este plan, no parecía que fueran a incluirle... Por alguna razón, ellos, han empezado a dejarme de lado. Ya no me hablan en clase y tampoco me invitan a sus planes. Me ignoran como si fuera un fantasma

—Y con esto acaba la clase de hoy— dijo la profesora de matemáticas.

Los alumnos se empezaron a levantar y a salir del aula. Con esa última clase había acabado el día. Nuevamente su grupo salió delante sin esperarle. Ella iba caminando detrás, viendo el panorama. Justo llegó el bus urbano que tomaban Eva y Lucía. Estas fueron hacia él. Ethan llamó la atención de Eva, ella se giro y le dio un piquito. La cara de Atenea era de una sorpresa increíble. Parpadeó un par de veces por la incredulidad. De todas las opciones que barajó, sin duda, esa era la que pintaba peor.

Salió rápido de su asombro cuando una persona le chocó por el lado. Era normal, estaba parada en mitad de una acera concurrida. Vio a lo lejos a Ethan alejarse camino de su residencia. Se apresuró a seguirle.

—Ethan, ¡espera!— gritó Atenea. El recién nombrado se detuvo

—Oh, Atenea, pensé que te habías ido ya— dijo Ethan sorprendido

—No, es que... Ehhh, cómo lo digo. Tenemos que hablar algo a solas, porfavor— dijo Atenea. Me cuesta confiar en la gente desde hace algún tiempo... Desde que viví aquella traición. No es que confíe en Ethan ahora mismo, pero de todo el grupo, siento que es el único que está dispuesto a entenderme y darme las respuestas que necesito.

—¿Qué pasa?— preguntó Ethan en un tono calmado. Detuvo la música que oía por su airpod para darle toda la atención.

—Emm, a ver, cómo lo digo— dijo Atenea— Tú y Eva, ¿soys novios?

—Umm, algo así— respondió Ethan algo confundido por su repentina pregunta— La verdad es que Eva me gustó desde que la conocí, y gracias a Lucía pude acercarme. Estaba un poco tímido yo en ese entonces— pronunció esa última frasentoncese con una sonrisa de tonto enamorado.

Atenea apretó los labios, sintiendo que algo dentro de ella hace clic. Como si una pieza suelta de un rompecabezas finalmente encajara en su lugar.

—Claro... Ahora todo tiene sentido— murmuró Atenea. Esa malditas perras solo me usaron. Apuesto a que nunca les interese en lo más mínimo. Solo querían hablar con estos chicos... Era esperable. Cómo pude ser tan estúpida de pensar que quedrían ser mis amigas. Solo hay que mirarme, nadie me quiere cerca.

—¿A qué te refieres?— preguntó Ethan frunciendo el ceño

—Nada... Solo que... Estas últimas semanas he notado como el grupo me está dejando de lado. Parece que ya os cansasteis de mí— dijo Atenea

—¿Qué? No, Atenea, no es así— negó Ethan sorprendido— A mi me caes bien, te considero mi amiga e ignorarte no es algo que haría siendo así

—Tal vez tú no lo estés haciendo, pero ellas sí— dijo Atenea




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