Cupido apunta muy cabrón

CAPÍTULO 24. Los carros no son los mejores amigos de los enamorados

Thiago había despertado abruptamente en el hospital, sentía su cuerpo completamente adolorido este se comenzaba a ahogar con los tubos que tenía en su boca que bajaban hacía su garganta, la pronta intervención del equipo médico apoyado de su madre lo salvo de una catástrofe.

Este se incorpora tosiendo, sintiendo un malestar.

—No te muevas demasiado — Le pide la mujer, con una voz suave pero cargada de preocupación, resonó en la habitación.

El giro su cabeza para mirar a su madre, estaba sentada a su lado, con los ojos enrojecidos y una expresión de angustia pura, mientras que en sus pie se encontraba dormida su hermana. El corazón de él se encogió al verlas así, pero su preocupación se transformó en desesperación al recordar que lo llevó a ese estado.

Intento ponerse de pie, sintiendo un gran dolor.

—¿Qué estás haciendo? — Pregunta la mujer al ver a su hijo con una preocupación.

—Tengo que ir a ver René — Respondió con una voz ronca y débil —. Me accidente de camino a verla.

—¿Y acaso no miras la señal? — Thiago frunció el ceño. Había algo en el tono de su madre que no le terminaba de gustar.

—¿Qué quieres decir?

—Cariño, a veces el destino nos envía señales. Este accidente… quizás fue una de ellas. Tal vez no deberías de estar con René.

Las palabras de su madre le cayeron como un balde de agua fría. Thiago sintió una ira creciente dentro de él.

—¿Estás diciendo que esto fue culpa de René? — Su voz se alzó, incrédulo.

—No, para nada. No es culpa de ella — La mujer tomo la mano de su hijo, como si intentará calmarlo —. Pero tal vez, es una señal de que las cosas no están destinadas a ser. Este accidente es una advertencia.

—¿Qué? — Thiago retiro su mano de un tirón, sintiendo una furia arder en todo su ser —. No puedes decirme eso. René no tuvo nada que ver con esto. ¿Cómo se te ocurre pensar que fue una señal? ¡Es un accidente!

Su madre se quedó en silencio con la boca abierta, sorprendida por la intensidad de las palabras de su hijo.

—René es lo mejor que me ha pasado, me hace sentir feliz, me hace sentir vivo — Continuo Thiago, respirando con dificultado por el esfuerzo —. Y si crees que un accidente puede separarnos, entonces no entiendes nada. No puedes usar el destino como excusa para mantenernos separados. Nosotros decidimos nuestro propio destino.

—Llevaré a tu hermana a la casa. No tardo, te lo ruego no hagas nada más estúpido — La mujer se acerca tratando de besar su cabeza, pero este la aparta enojado.

Este se queda en la cama del hospital, mirando el techo blanco que parecía burlarse, su brazo fracturado le dolía constantemente, pero su dolor corporal no era ni siquiera una pizca comparado con el dolor en su pecho después de pelear con su madre. Las palabras de la mujer resonaban en su cabeza “El accidente fue una señal del destino para que no estuvieran juntos”

La idea de no estar con René lo estaba volviendo loco. No podía quedarse ahí, esperando a que el destino siguiera interfiriendo en su vida. Necesitaba ver a René, necesitaba saber que estaban juntos contra todo.

—Al demonio el destino — Con cuidado este se incorporó sintiendo la punzada de dolor en su brazo. Se mordió el labio para no gritar. No podía hacer ruido y alertar a las enfermeras. Miró a su alrededor buscando algo que pudiera usar. De su compañero de cuarto robo su ropa, era un pantalón que le quedaba ajustado, mientras que una camisa sobaquera que mostraba más de lo que debería, ponerse los zapatos con un solo brazo fue una odisea, tanto como por el dolor, estaba siendo lo más silencioso posible.

Thiago avanzo con paso firme, aunque cada movimiento le causaba dolor. Se encontró con una enfermera que lo miro con sorpresa, pero antes de que pudiera decir algo, él ya estaba corriendo, ignorando el dolor, ignorado todo.

—HEY ¡VUELVE AQUÍ! — Grito la enfermera, pero Thiago no se detuvo. Bajó por las escaleras, sabiendo que los ascensores serían una trampa. A cada paso que daba, el dolor de su brazo se intensificaba, pero la adrenalina lo mantenía en movimiento.

Cuando llego a la planta baja, vio la puerta principal del hospital. Su corazón se aceleró al ver la salida, sin embargo, la puerta estaba custodiada por un guardia de seguridad. Thiago observó desde la distancia, intentando idear un plan para evitar ser visto.

Este entra a la habitación continua, se dirigió hacia la ventana que parecía estar ligeramente abierta. Con un esfuerzo adicional, se acercó a la ventana y la empujo lentamente, creando una rendija lo suficientemente grande como para que pudiera salir. Con el brazo fracturado sosteniéndose con dificultad, se deslizo por la ventana, y aterrizó de espaldas callando un grito por el gran dolor.

El dolor en su brazo era agudo y constante, pero la necesidad de encontrar a René lo mantenía en marcha. No podía fallar ahora. A pesar de la desesperación en el dolor, se puso de pie limpiándose con una mano todo el pasto.

Este escucho el sonido de personas acercándose, por lo que como pudo se puso de pie, comenzó a correr a casa de ella, no tenía dinero para tomar un taxi, pero eso no importaba, amaba a René y sabía que ahora le tocaba hacer todo lo que tuviera en sus manos para alcanzarla, aunque el destino se le pusiera en contra era su turno de jugársela por el amor que le tenía.




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