Capítulo: 2
"Opiniones"
Opino que el amor no existe, soy el menos indicado para decir estas palabras pero es cierto, la gente solo están con las personas que aman, porque yo intercedo en sus relaciones, doy de mi ser para que ellos sean felices, para que obtengan lo que quieren y su futuro sea el mejor, solo por mi sucede todo, esto ya me colma la paciencia, como si fuera poco hasta operativos me ha tocado hacer, me ha tocado entrar a lugares muy extraños, para buscar el momento adecuado y enamorar a la víctima, ¿por qué no hay amor mutuo? ¿Será que no existe?
Si mi padre quiere poner las cosas de esta magnitud le concederé su tan valioso deseo, él debe saber que Liam London no es de esperar, ya es hora de actuar a mi favor, - "Nada es más creativo..., o destructivo..., que una mente brillante con un propósito." Y DAN BROWN no deja de sorprenderme una mas en su lista de frases destinadas a personas que buscan respuestas acoplándose a lo que el dice en cada una de sus novelas, cada ves que pensaba en ello llegaba a pensar que este hacia sus frases destinadas hacia mí, como si el viviera este infierno conmigo.
- ¡la medallita! La maldita medallita dorada. -es el localizador de las personas que necesitan el servicio del amor, es la que me guía hacia el objetivo, el magnífico ser humano incapaz de tener un amor propio, ¡qué lástima! De una u otra forma he aprendido a criticarlos, el afán de querer alejarme de ser cupido me hace tratarlos como los más débiles e incapaces de encontrar el amor por si solos.
me guiaba a un lugar muy parecido a un parque, note un hermoso lugar despejado, lleno de hermosos árboles y pequeños arbustos, la primavera azotaba con todo a los finales de marzo, su brisa era fresca y relajante, podía sentir el relajar de mi cuerpo, estaba un poco tenso y colerizado, pero, tendió a soltarse un poco, con una temperatura de 24º era suficiente para salir a pasear, exactamente visitar un lugar como el lago moraine y sentarse a contemplar sus aguas cristalinas y el cantar de las aves, tampoco estaba mal dar un chapuzón, no cabía dudas que Canadá era un paraíso digno de admirar su belleza natural.
En aquel parque encontré a unas chicas conversando, - para haber tenido tantas aventuras siendo cupido, tantos rostros lindo como absurdos, la belleza ya no impresionaba tanto, era algo que estaba en mí, podría decir que ya no sorprendía el hecho de que alguien tuviera unos perfectos rasgos físicos, pero aquella chica no estaba nada mal, podría describirla sin pensarlo ni dudar un segundo pero hay algo en ella que nunca podre saber, me da la sensación de que debo saber más de aquella chica, quiero comenzar por sus cabellos, un hermoso color miel que la caracteriza y diferencia de su compañera, no es muy largo solo yacen más abajo de sus hombros, trenzado en una coleta que le dejaba ver claramente su perfil, no sin antes mencionar los hermosos mechones que no alcanzó a tejer, estos le daban trabajo a sus manos en la acción de estar escondiéndolos por medio de sus pequeñas orejas, no cargaba accesorios grotescos como su compañera, solo usaba topos que la hacían ver a un más sencilla, hablemos de sus hermosos ojos verdes con ese brillo tan deslumbrante, quisieras quedarte a vivir en ellos. Desearías ver a través de ellos, delgadas cejas y mediana nariz ¿acaso todo en ella era adorable? Su boca pequeña y menudos dientes blancos, labios al natural, ¿esta chica no sabía de la existencia del maquillaje? Sin ser tan específico me fijé en su cuerpo, sus senos no eran la gran cosa, tenían un tamaño normal con una redondez a la perfección, una piel delicada de tez lisa y lustrosa, sus manos se veían delicadas, tocarlas sería una adicción si llegases a acostumbrarte, en sus uñas solo yacía una tenue base de color rosa pálida. No era una diosa que digamos – reí con ironía por mis palabras-
se notaban muy concentradas al parecer era un tema interesante, no está mal escuchar a escondidas lo que hablan ¿cierto?
Nataly
- ¿sabes, Loren? Samuel me gusta mucho, es mi amigo y desde pequeños él me ha parecido un chico lindo, he estado guardando este secreto por mucho tiempo, ya me estoy cansando de estar así, de reprimir esto que siento. -soy Nataly Collins, si, así como escucharon me gusta Samuel Brown, me gusta mi amigo de la infancia, lo que siento por él es muy evidente, no sé cómo el no pudo descifrarlo, todos me dicen que soy muy obvia cuando de mí se trata pero él no lo ve, pareciera que no le importara nada de mí, es tan confuso todo esto, se presentan ocasiones en las que pienso que no ve mis sentimientos y en otras me trata tan bien que dudo de la primera opción y me anima confesarle lo que siento por él, es una increíble persona, se ha ganado mi corazón, ¡Dios mío! Es que es un chico encantador, llevo su silueta en mi mente, es un chico alto de una hermosa figura muy trabajada, tiene un pecho ancho que deja apreciar por medio de sus poleras, contemplaba unos ojos hermosísimos color café claro, podrías perderte en ellos, ni hablar de sus brazos, yacían unas perfectas venas que estaban a su medida, no es que se notaran demasiado pero todo en él era lindo, tiene manos grandes, muchas veces me las imaginé rodeando mi cintura o dándole leves caricias a mi cuerpo, grandes manos que te hacen perder la cordura, un atractivo físico que te hace querer esconder de el por celos a que contemplen lo que es tuyo, mide 1.75, altura perfecta para una grandísima enana como yo, me sentía protegida a su lado, su piel era perfecta, en esta no existía el mundo del acné, no era muy pálido, era perfecto-
ya tengo 22 años, tengo un trabajo estable, soy farmacéutica, es mi pasión, vivo en mi propio apartamento, solo me falta el amor, un amor que no he sido capaz de confesar, un amor cobarde, ese es el único amor que deseo tener. - "El primer amor pasó. El segundo amor pasó. El tercer amor pasó. Pero el corazón continúa."-