Cupido por una vez

Capítulo 24

Estaba sentada en la cafetería de mi facultad, con la laptop de Fran abierta en lo que podría ser nuestro próximo emprendimiento. 

—¿Es esto legal? —pregunté, no muy convencida. 

—Seguro que sí —dijo ella, sin culpas. 

—Me cuesta creer que vayamos en serio con esto —admití. 

—Debes reconocer que es la manera más fácil y rápida de formar esas estúpidas tres parejas, sin consecuencias trágicas —debatió—. Es decir, nuestros seguidores serán todos unos solterones con ganas de encontrar alguien a quien querer. ¿Qué puede salir mal? 

Ya que últimamente todo en mi vida parecía salir mal, no me atreví a responder aquella pregunta. 

—Bien —suspiré—. Pero, ¿por qué tiene que llamarse "Cupido al rescate"? ¿Qué clase de nombre es ese? Nadie va a tomarnos en cuenta. 

Fran hizo una mueca de disgusto. 

—Dijiste que "Declaraciones vía Facebook" era malo —repuso. 

—Y este es peor —reclamé. 

—Fue lo primero que se me ocurrió, lo siento por mi falta de creatividad, pero si me hubieras ayudado a pensar quizás se nos habría ocurrido algo mejor. 

Apoyé mi cabeza entre mis manos, intentando asimilar la idea.  Si pensaba objetivamente, Fran podía tener razón.  Me había dedicado a lanzar flechas a diestra y siniestra, pero con esto tendría objetivo fácil, que prácticamente se ofrecería a mí, lo que sin duda era un punto favorable, y por más que fuese una locura, me permitiría utilizar  mis nuevos poderes de manera más   responsable. 

—Bien, acepto el trato —resolví, aunque sentía que la decisión se ya había tomado antes, sin mi consentimiento. 

Fran me dedicó una mirada complacida, y se puso de pie en busca de dos cafés para celebrar.  Me quedé sola mirando la pantalla que, a estas alturas, se había vuelto negra. 

Mientras mi amiga hacía la fila para comprar, a unas cuantas mesas de distancia, alguien ocupó la silla que había quedado disponible.

—¿Ves eso? —inquirió una voz conocida. 

—¿Qué haces aquí? —cuestioné—.  Llevo días esperando tu visita. 

—Pues aquí me tienes —repuso Eros. 

¿Era demasiado contradictorio querer echarlo a patadas cuando hace solo unas horas lo que más deseaba era encontrarlo? Tal vez sí. 

Volvió a pedir que siguiera la dirección de su mirada, y me encontré con una solitaria chica leyendo, retirada del resto.  Incluso las mesas a su lado se encontraban vacías. 

—Ella debe ser la perfecta nerd de este lugar —afirmó—. Y él... —Señaló a Nicolas, quien se encontraba rodeado por un enorme grupo, como era habitual—. Debe ser el típico popular de la escuela. 

Ya había notado que traía en su espalda el arco con el cual practicamos en el parque la primera vez, no lo había visto desde entonces y, aunque lo había visto disparar durante la competencia, me sobresaltó verlo apuntar a la pacífica joven.  Antes de poder reclamar, una flecha atravesó a ambos objetivos.  Ellos se giraron, sorprendidos por el invisible impacto, y sus miradas se cruzaron en un breve segundo, que bastó para que ella se pusiera de pie y abandonará el lugar, mientras él la veía partir. Rápidamente, Ada, la novia celópata de Nick, reclamó su atención, haciendo que su encuentro no fuera más que un desliz. 

—¿Qué haces? —pregunté con horror. 

—Ya te dije que me gustaban los clichés —respondió—. Ahora mira hacia allá. —Señaló a una chica que se encontraba en el grupo de Nicolas—. Se enamorará de la primera persona que entre. 

En ese mismo momento, una chica abrió la puerta de la cafetería. 

—Espera, detente —pedí. 

Él ni siquiera escuchó mi suplica, y disparó a ambas. 

—Parece que alguien va a tener problemas existenciales próximamente —comentó con una sonrisa. 

Comprendí a qué se refería cuando vi la cara de la recién llegada, evidentemente perturbada por sentir atracción hacia alguien de su mismo sexo. 

—¡Detente! Solo estas causando problemas —exigí. 

—¿Por qué? —preguntó. 

—Estas juntando a gente al azar. —Escogí cuidadosamente mis palabras para que nadie que me escuchara pudiera sospechar. 

—El amor es como la lotería... ¡Oh, mira—! 

—¡No! —Lo detuve—. Ni siquiera estás pensando si tienen pareja, o estaban interesados en alguien más o... 

La fría mirada de Eros hizo que me detuviera. 

—Es más o menos lo mismo que tú hiciste esa noche en la disco de Dionisio, ¿no? 

Eso fue un golpe bajo. 



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En el texto hay: romance, cupido, mitologa

Editado: 27.08.2018

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