Cupido Rebelde

Capítulo 2

Bianca

Lunes, 21 de agosto

Siento una brisa acariciar mi rostro con fuerza que me impide abrir los ojos de lleno, me cubro el rostro y me levanto de tan suave almohada.

—Te despertaste al fin —me giro viendo a Lay con sus impresionantes alas expandidas.

—¿Qué es esto?

—¿Ahora si me crees? —asiento sin poder cerrar la boca de la impresión de ver que alas reales salen de su espalda.

Son tan fascinantes, nunca creí ver algo como esto. Nadie me creería si le dijera que vi a un chico que literalmente es un ángel.

—¿Puedo tocarlas?

—Si con eso afirmas que soy real, hazlo.

Me arrodillo frente a él y observo lo lindas que son. No puedo creer que sea real, son tan sedosas y blancas, sonrío.

Me acerco más tocándolas hasta la punta y aletean asustándome.

—Es una parte sensible.

—Fascinante.

Gira su rostro hacia mí con una sonrisa divertida.

—Ya, no es un gato, ni perro para que los estés acariciando —me ayuda a levantarme—ahora que me crees, volvamos a clases y me vas explicando quién es Eddy y porque te gusta tanto.

Caminamos de vuelta al colegio, él parece conocer el camino, yo ya me hubiera perdido. Sus alas empiezan a desaparecer en su espalda dejándome sorprendida y fascinada.

—Eddy ha sido el primer chico que me ha gustado, desde que tengo uso de razón, al principio fuimos amigos, pero a medida que crecíamos nos fuimos alejando...

—Él se volvió popular y tu un ratón de biblioteca —lo fulmino con la mirada—continua.

—A mí no me enamoró su físico ni como es ahora, a mí me gustó su personalidad, su sonrisa y la felicidad que sentía al hablar conmigo de cosas que no hablaba con nadie.

Vemos la escuela a lo lejos y me siento aliviada.

—¿Cómo es ahora?

—Casi no me habla, solo para pedirme apuntes. Rara vez hablamos de algo que no sea tarea.

—Yo los vi como buenos amigos hace un rato.

—Me sorprendí también, nunca había tenido ese tipo de cercanía —me sonrojo de solo pensar que hace un rato, tenía la mano de Eddy en mi cintura.

—Estaban hablando de mi —sonríe negando—creen que vine a quitarle su popularidad, cabezas huecas.

—Andas coqueteando con cada dos que tres chicas ¿Tienes permitido hacer eso? —se encoge de hombros.

—Ni siquiera debería aparecer frente a ti y que sepas que soy tu cupido y me viste, situación extraña. Como ves ya es una regla que rompí.

—Pero ¿Cómo puedes parecer un humano? —llegamos al colegio y el timbre ya sonó, nos dirigimos a nuestra próxima clase que es biología.

—Antes fuimos humanos, fui un hermoso chico rompe corazones, creo yo —noto su sonrisa triste.

—¿Cómo qué crees?

—No sé cómo morí, ni siquiera sé cómo fue mi vida en la tierra —se encoge de hombros—creo que algo malo me pasó y no sé cómo averiguarlo.

—Lo siento —intenta restarle importancia.

Mi lado sensible quiere ayudarlo, el pobre chico no sabe nada de su vida en la tierra. Quiero abrazarlo y decirle que todo estará bien, aunque no confíe aun en él.

—No te lo dije para que sientas lastima ¿eh?

—¿Qué?

—Tienes esa mirada, no tienes que preocuparte, ya me estoy encargando de eso —asiento.

Entramos a la clase y nos concentramos en prestar atención, aunque no puedo dejar de pensar lo triste y confundido que se debe sentir. No saber nada, prácticamente no tiene memoria, debe ser difícil.

El resto del día se pasó entre clases y miradas de los demás, para él es normal que lo miren si es una belleza innata, mientras que a mí me gusta pasar desapercibida.

Me quedo en la entrada esperando a que mi hermana aparezca, la cual ya se está tardando mucho.

—¿Quieres que te lleve? —me pregunta deteniéndose a mi lado.

—No, mi hermana viene por mi... ¿Cuándo vas a lanzar tu flecha a Eddy?

—No tengo flechas —frunzo el ceño realmente confundida.

Lo dice tan tranquilo, que me replanteo si es cupido o solo está jugando conmigo.

—¿Y las que me mostraste esa noche? —se lleva la mano a la parte trasera de su cabeza apenado.

—Bueno, solo fue una ilusión, son falsas —me restriego el rostro sin poder creerlo.

Me está haciendo perder el tiempo.

—Qué clase de cupido no tiene flechas ¿Seguro que eres cupido?

—Que si —se indigna.

—¿Y por qué no tienes flechas?

Suspira.

—Rompí algunas reglas y me enviaron a hacer mi trabajo sin herramientas, ni siquiera te iba a escoger, pero por andar de burlón toque el botón de aceptar sin querer, ahora tengo que ayudarte o me convertirán en un alma en pena y no quiero serlo, porque necesito saber de mi en vida.

En que me metí.

—Tengo que irme, iré a investigar, mañana hablamos —asiento y lo veo marcharse.

Que atrocidades habrá hecho para que lo enviaran sin lo imprescindible, que son las flechas.

Mi hermana entra en la zona escolar derrapando hasta quedar frente a mí. Le encanta llamar la atención y demostrarme que conduce mejor que yo.

—¿Viste eso?

—Todos lo vieron —comento en cuanto me subo, me recuesto del respaldar agotada y tan solo llevamos un día

—¿Qué te pasó? Pareciera que te pasó una aplanadora encima.

—Fue un día pesado... arranca.

Martes, 22 de agosto

Estoy por saquear el armario de mi hermana y veo que lo cerró con candado. Haré lo mismo por egoísta.

Busco en mi armario que ponerme y solo tengo ropa de hace dos años. Tengo que ir de compras urgente.

Saco una falda negra y una camiseta de tirantes del mismo color que dice en letras blancas Oreo, esta vestimenta la acompaño con mis zapatillas blancas que de blancas no tienen nada y mi chamarra de jean.

Me amarro el cabello dejando los rulos un poco alborotados. Me delineo los ojos y me aplico brillo labial.

Mi hermana ya está pitando como loca para que me apresure.

—Mejor que se va la otra semana, no la aguanto —comenta mi padre haciéndome reír.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.