Cupido Rebelde

Capítulo 4

Bianca

Viernes, 25 de agosto 10:25 p.m.

Estoy sudada y avergonzada, los chicos ríen mientras me señalan. Eduardo camina hacia ellos, en cambio yo me doy la vuelta huyendo de tan vergonzosa escena.

Subo las escaleras metiéndome en la primera habitación vacía que encuentro, no tiene nada salvo una cama y un mueble. Me acerco a la puerta corrediza, la abro y salgo al pequeño balcón.

Me refresco al sentir la brisa fría de la noche, abajo se sentía el aire denso de tantas personas reunidas en un solo lugar. Podría quedarme aquí hasta que termine la fiesta, igual nadie lo notará.

La puerta corrediza se abre haciéndome girar exaltada para sorprenderme de que sea Eddy. Con una sonrisa incomoda sale al balcón.

—Bailas bien Bianca —aparto la mirada avergonzada, ver su sonrisa en ese momento solo me hizo sentir más patética. Se estaban burlando de mí.

—No te burles.

—No lo hago —confiesa con voz tranquila—solo te lo decía, parece que te divertías ¿Creías que me burlaba? —asiento notando mis mejillas arder.

Aún no lo miro.

—Cómo me burlaría de alguien que baila mejor que yo, aunque escogiste a la peor pareja —ríe—él se emborracha para bailar bien —ahora rio yo—no me burlaba Bianca —se apoya de la baranda para mirarme ahora serio.

—Lo siento —niega chasqueando la lengua.

—¿Qué haces aquí sola?

—Vine a tomar un poco de aire, hay demasiadas personas allá abajo —asiente dándome la razón.

—Es asfixiante —baja la cabeza mirando hacia el patio—ese es tu amigo y... —se queda callado al ver a Lisa de la mano de Lay.

No están haciendo nada salvo hablarse muy cerca. Lay la tiene contra la pared con una mano apoyada en ella y la otra en la mejilla de Lisa. Ella está sonrojada a más no poder.

¿Ese es su plan? ¿Enamorar a Lisa?

Mi parte egoísta, está de acuerdo con el plan, pero mi parte racional, me dice que no es justo engañarla de esa forma.

Están casi solos en esa área del patio.

La expresión de Eddy me da un mal sabor de boca, debe sentirse incomodo y dolido. Quisiera llamar su atención para que deje de ver tan dolorosa escena, pero al mismo tiempo yo no puedo dejar de verlos, emanan una vibra sensual juntos que te quedas hipnotizado.

La sonrisa de Lay causa que mi cuerpo se estremezca de forma extraña, lentamente se acerca a Lisa y le susurra algo al oído que la hace reír, después de eso se unen en un beso explosivo lleno de sensualidad y lujuria.

Miro a Eddy y percibo el brillo en sus ojos.

Le tocó ver toda la escena, su aspecto se volvió lúgubre y se lo que está sintiendo, lo sé más que nadie porque así me siento cuando lo veo besarse con todas esas chicas y aún más con solo verlo contemplar a Lisa.

—¿Qué haces aquí? —intento llamar su atención, aunque parece hipnotizado viéndolos. — ¿Eddy?

—Eh...Te vi irte de pronto y supuse que fue por culpa de nosotros —por fin me mira y el solo hecho de tener sus ojos tristes sobre mí me hace trastabillar—pero te juro que no nos burlábamos, sino que nos sorprendió lo bien que bailas.

—Gracias, pero estoy bien —sonrío intentando que la vergüenza no llegue hasta mis mejillas.

Él toma de su cerveza que hasta ahora noto que traía consigo, mira hacia el cielo evitando ver a la pareja que ahora camina alrededor de la piscina.

—Lo tuyo no son las fiestas ¿Qué haces aquí? —apoya su mejilla sobre la mano que tiene apoyada de la baranda para observarme.

—Tenía que acompañar a Lay, es nuevo y es mi amigo.

—Él se sabe cuidar solo —su tono fue hostil.

—Lo sé, pero me sentiría mal por sus padres —asiente comprendiendo—parece que le gusta Lisa —pincho en la llaga.

—Eso noté y ella a él —lo vemos desaparecer hacia la casa, suspira pesadamente.

Después de eso se queda callado por unos largos minutos, dando por terminada nuestra corta conversación. Me arrepiento de haber dicho eso último.

Me doy la vuelta dispuesta a irme y dejarlo lamentarse solo, antes de quedarme viéndolo como boba hasta que note que muero por él.

—¿Sabes guardar secretos? —dice de repente, vuelvo a mi lugar asintiendo.

—Si —digo para darle seguridad.

Baja la mirada jugando con el anillo en su dedo.

—Me gusta Lisa, creo que desde primaria o tal vez desde que supe que las niñas no me daban asco —suelta una risa seca—pero a ella no le intereso, ni un poco.

Me sorprende que me lo haya dicho, o sea, no somos muy cercanos que digamos como para que me confíe algo como eso. Aunque ya lo sabía porque no sabe disimularlo como yo, creo.

—¿Por qué me lo dices?

—¿Cómo?

—¿Por qué me confiesas eso? Quiero decir, tú y yo no somos esos amigos cercanos que confían en el otro.

—Pero lo fuimos un tiempo, aunque no lo creas, extraño esos días que nos reuníamos después de la escuela en el parque a jugar o los domingos de barbacoa en mi casa, siempre te quedabas a escucharme hablar de tonterías, yo confío en ti —asiento un tanto desilusionada.

Soy solo una amiga confiable, solo eso.

—Que bueno que así lo veas —me sonríe con felicidad y por suerte me sujeto de la baranda para no caerme.

Su sonrisa me deslumbra tanto que tengo que estar sujeta a algo porque si no me da algo.

—Ya que somos amigos —sonrío me imagino que sonrojada—tengo una duda que ha venido a mi mente...

—Adelante.

—¿Por qué no aceptaste salir con Erick cuando te invitó? Él ha estado enamorado de ti desde hace mucho —suspiro dándome la vuelta. No sé cómo pararme cuando él me mira fijamente.

—Erick no es mi tipo, además me da esa sensación de que es alguien asfixiante, que no se guarda nada —asiente dándome la razón—es muy agotador para mí, además que invade mi espacio personal de manera abrupta.

—¿Y no te interesa nadie más?

"Tú"

—Si, me gusta alguien, pero creo que yo a él no le intereso.

—¿Lo conozco? —asiento y él se emociona—¿Quién es el idiota que no te hace caso? Mira que eres muy hermosa y gran persona. ¿Dónde tiene los ojos ese estúpido? —ríe.




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