Bianca
Martes, 29 de agosto 8:00 a.m.
Llego justo cuando suena el timbre de entrada, nunca había llegado tan tarde por esperar toda la noche a Lay no dormí lo suficiente y no llegó. Su teléfono está apagado y me tiene preocupada.
No puedo hablar con mamá para que me deje ver las cámaras porque sería delatarlo y no puedo decirle de su existencia.
Entro apresurada a clases topándome con sus ojos grises escudriñarme entera.
Me siento adelante, no porque no me quieran en el grupo, sino porque no me siento cómoda con ellos ahora y mucho menos con Erick.
La silla a mi lado se mueve y Eddy se sienta para ocuparlo. Mi sorpresa es tan grande que él me cierra la boca con diversión.
—¿Qué haces? Van a hablar más de nosotros. —se encoge de hombros.
Claro al señor popular no le importa porque es popular, está acostumbrado a que hablen de él y yo no… uff, ya están cuchicheando.
—Que horrible sentarse adelante.
—Vuelve a tu sitio Eddy, por favor —suplico al borde del colapso.
—No, si te incomoda que hablen de ti puedo encargarme de ello —niego—quiero estar contigo.
—¿Por qué? —se queda callado—no lo hagas por lastima Eddy, no quiero eso.
—Te seré sincero, no estoy pensando claro ahora mismo, ni siquiera sé porque me levanté y me senté contigo aquí, simplemente sentí el impulso de estar contigo —mis ojos se mueven con rapidez, pensando en sus palabras.
¿Será que se está enamorando?
¿Lay lo habrá flechado?
Intento sonreírle, pero creo que me sale más una mueca como si estuviera compungida.
El profesor entra y entrega unos problemas matemáticos. Todos sueltan una serie de quejas que al profesor no le importa en lo más mínimo y se sienta a vernos sufrir.
Yo soy buena con los números, pero Lay ni siquiera utilizó calculadora para terminar los problemas dejándonos sorprendidos a todos en entregar primero.
—Tenemos otro cerebrito en el grupo. —comenta Erick con sorna.
—Tu ni me hables imbécil —me giro sorprendida por la dureza en la voz de Lay, la manera en que mira a Erick nos deja a todos helados.
Incluso Erick se queda callado.
—Lay, siéntese y compórtese o lo saco de la clase —este se sienta mirando hacia el frente.
—Lay está que se lo lleva el diablo —comenta Eddy a mi lado, puedo percibir su preocupación—lo entiendo, pero no tiene por qué ponerse así.
—Es temperamental.
—Te protege mucho, hasta creería que le gustas —puedo notar un leve tono hostil en lo último que dijo.
—No, simplemente nos tratamos como hermanos.
Le paso las respuestas a Eddy para que las copie y entregamos el trabajo.
El profesor revisa sorprendiéndose de que Lay lo tenga perfecto y lo llama para preguntarle si se copió o algo. Comienzan a discutir acerca de quién es mejor que quién y termina siendo enviado a la oficina del director.
La clase termina y recojo mis cosas para ir a educación física.
Me toman del brazo haciéndome girar.
—¿Podemos hablar? —miro a Eddy que me alienta a hacerlo.
Termino por asentir y esperamos a que la mayoría se vaya.
—Lo siento… —me mira a los ojos en completo silencio.
¿Qué? ¿eso es todo?
—Ya —me cuelgo la mochila al hombro y doy unos pasos antes de escucharlo hablar.
—Tú me gustas mucho, pero ahora entiendo porque no me querías —me giro hacia él—te ha gustado Eddy, antes que, a mí, no te culpo…
—Sabes que conozco a Eddy desde que éramos pequeños ¿no? —asiente—Eddy me ha gustado desde que tengo uso de razón, no es cosa de ahora, no quería lastimarte porque no es justo que salga contigo gustándome otro y además, tú me asustas, invades mi espacio personal, me abrazas y me tocas sin mi consentimiento, no me gusta.
Nos quedamos en silencio, baja la cabeza avergonzado. Segundos después alza la mirada con culpa.
—Quiero disculparme de verdad, creí que acercándome de esa manera llamaría tu atención, no sabía que sentías algo por Eddy —se acerca y por hábito retrocedo chocando con la mesa, se detiene dándose cuenta de mi reacción—te diré algo y espero no me odies y no lo digo porque esté enojado, pero Eddy está enamorado de otra persona, aunque no me lo ha dicho, yo lo he confirmado y por eso nunca dura con ninguna chica porque tiene entre ceja y ceja a esa persona. Te recomiendo que no te hagas ilusiones porque si llegan a salir no van a durar mucho… espero que podamos llevarnos mejor, aunque sea como amigos, de verdad me agradas y lamento lo que causé.
Con la cabeza gacha se aleja dejándome con un mal sabor de boca.
Si fuera en otras circunstancias, me desilusionaría cuando todos me dicen que él no es para mí, sin embargo, ahora tengo a Lay mi cupido a mi lado y nada me va a arruinar mis planes.
***
Me encuentro con Lay frente a mi auto. No nos hemos visto en todo el día hasta ahora, porque no me he querido sentar con ellos, por más que Erick se haya disculpado y Eddy se esté acercando a mí. No puedo acercarme a ellos sin sentir la mirada de todos sobre mi hablando y juzgándome.
Necesito tiempo.
—¿Dónde estabas? No llegaste, ayer.
—Por ahí…abre el auto.
—No me asustes así —le digo mientras abro el auto, nos subimos.
—Sabes que nada puede pasarme —me sonríe y eso no calma el enojo que tengo dentro—perdón, no lo volveré a hacer.
—Tenía miedo por más que sé que nada te pasará—mis ojos empiezan a picar y pestañeo tratando de no llorar.
¿Por qué me siento así de repente con él?
—¿Miedo a qué, Bianca?
—A que me dejes —confieso sin pensar.
Se queda en total silencio, bajo la cabeza para que no me vea llorar.
Lo confieso, no quiero que me abandone. Tengo miedo a perderlo porque me he encariñado en tan poco tiempo con mi cupido gruñón.
Me toma por los hombros y me hace girar sobre el asiento, toma mi rostro para que lo mire.