Cupido Rebelde

Capítulo 12

Bianca

Viernes 8 de septiembre 11:50 p.m.

Esperaba que dijera cualquier cosa, menos evadirme de esa manera diciéndome "¿Vamos a esa fiesta?"

No me quedó de otra que asentir y tomados de la mano salimos rumbo a la dichosa fiesta que me importa muy poco.

Se ha quedado callado desde que salimos de la cancha y los nervios me están matando. ¿Tan mal besé?

No es primera vez que beso, aunque no tenga mucha experiencia porque antes de él solo he besado a dos personas y una de ellas fue mi amigo Tomás. Por eso no creo que lo haga mal.

Entramos a la dichosa fraternidad y esto está de locos, personas borrachas, lo peor es que está tan lleno que siento como las personas se rosan conmigo.

—Esto no me gusta —digo sinceramente, no logra escucharme por la fuerte música.

Avanzamos al interior de la casa y él saluda a los chicos como si los conociera, nos ofrecen un trago y lo tomo, pero no lo bebo. Algo que me enseñaron los libros y películas juveniles es que nunca beba un trago que no ha sido supervisado por mis ojos.

En cambio, Eddy se lo toma de un trago.

Varias chicas pasan lanzándole miradas y los celos de mi parte se hacen presente que me aferro a su brazo mientras miro hacia otro lado donde un chico me guiña un ojo.

—Tranquila Bianca —me susurra al oído.

—Me quiero ir —asiente comprendiendo que no estoy cómoda.

Salimos del lugar tan rápido como entramos.

¿No sé qué pasó? Todo iba bien, había sentido que conectábamos, hablando de nuestros intereses y demás.

Me siento triste.

Volvimos al pueblo casi a la una porque le pedí pasar a ver a mi hermana al hospital. Le conté rápidamente lo que sucedió y me sugirió que lo hable y que aclare las cosas antes de que ya no haya remedio.

Aparca frente a mi casa y se pasa la mano por el cabello y rostro agotado.

—Lo siento Bianca, creo que fue un error.

Ay no. Ya se arrepintió.

"Actúa con madures"

—No fue un error, fue un experimento, si sientes que no va a funcionar lo entenderé —me mira con culpa.

—No es eso, es que sí me gustó, pero sabes lo que pasa por mi cabeza —tomo su mano apretándola con suavidad—me gustas Bianca, pero...

—No puedes ahora, lo entiendo —le sonrío.

Aunque no quisiera que fuera así.

Me hubiera gustado que no fuera sincero está vez, que me hubiera dicho que fue increíble y dejarme disfrutar de mi fantasía un rato.

—Nos vemos en la escuela —me acerco y le doy un beso en la mejilla despidiéndome.

Me bajo del auto y veo a Lay sentado en el techo de mi casa mirando en nuestra dirección.

Le sonrío con tristeza y ese instante siento como me jala del brazo haciéndome girar.

Me toma de la mejilla y junta nuestros labios en un intenso beso que es mil veces más explosivo que el anterior. Una mano se posa en mi espalda baja acercándome a su cuerpo.

—No quiero experimentar, te quiero —dice sobre mis labios—solo tengo que aclarar mi mente primero.

—Aclara todo lo que quieras, pero no dejes de besarme —esta vez soy yo la que lo besa y él se deja llevar soltando un gruñido de satisfacción.

Las luces de mi casa se encienden y la puerta se abre, rompemos el beso sorprendidos. Mi padre sale con una sonrisa burlona y más atrás mi madre de igual manera.

—¿Qué es este espectáculo frente a mi casa? —Eddy se aparta con vergüenza—entiendo que sean jóvenes, pero contrólense.

Levanto la mirada viendo como Lay se ríe a carcajadas.

—Papá, entra por favor.

—Entra tú, exhibicionista... te doy dos minutos —niega entrando a la casa, para salir nuevamente—Eddy —hace señas con sus dedos en los ojos hacia Eddy.

—No le hagas caso, está bromeando —le digo para que se tranquilice.

—Nos vemos en la escuela —asiento esperando a que se despida de alguna manera, un abrazo... o un beso.

Titubea antes de acercase y darme un beso en la mejilla que tarda una eternidad.

—Adiós.

—Adiós.

Entro a la casa evitando a mis burlones padres y me voy corriendo a mi habitación donde cierro la puerta con seguro. Me encuentro con Lay sentado en la ventana con una pierna doblada y la otra estirada.

—Me besó dos veces, no una, dos —sonrío abrazándolo—ha sido el mejor día de mi vida, sacando las cosas que me dijo.

—¿Qué te dijo? —pregunta.

—Bueno... —me siento en la banca acolchada frente a él—después del beso que nos dimos en el campo de futbol, cambió radicalmente, dejó de hablar y se volvió distante.

—Estaba pensando en Lisa y como hubiera querido estar con ella en esa posición —mis hombros caen y mis ánimos también.

¿Por qué me dice eso?

—No era necesario decírmelo ¿sabes? ya lo sé.

—No me gusta mentir, te estoy diciendo algo evidente... me imagino que se arrepintió y te dijo que era un error y que no iba a funcionar —asiento lentamente—por como corrió para besarte, siente algo por ti, no sé si sea tan fuerte como lo que siente por Lisa, pero en definitiva siente algo por ti por cómo te besó.

—¿Verdad?

Asiente sin ganas.

—Mañana, me pagan ¿Quieres hacer algo después? —sonrío achinando los ojos.

—¿Me estás invitando?

—Si... ¿Se te ocurre algo?

—Mmm... hay una feria en el pueblo de al lado ¿Quieres ir? —asiente—bien —suspiro apoyando mi cabeza en su pierna—te confieso que tengo miedo... Eddy es algo indeciso, me dice que me quiere, pero no me quiere lastimar... ¿Debo seguir insistiendo?

—Por mi te diría que lo dejaras, aunque sé que no me harás caso —levanto la cabeza.

—Tengo que ayudarte.

—No te lo pedí —me jala un mechón, ya se había tardado.

—Lo sé, pero me has ayudado tanto y eres como mi único amigo ahora, quiero ayudarte —suspira.

—Prométeme que, si te rechaza, lo dejarás.

—No me voy a rendir tan fácil... ya ves que, si le gusto, solo tengo que gustarle completamente —me jala el mechón con fuerza—¡auch!




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