Bianca
Domingo, 10 de septiembre 10:00 a.m.
Después de la misa, mis padres y yo partimos a la ciudad a ver a mi hermana y llevarle algunas cosas. La ha pasado mal, dice que ha visto más muertes en el hospital que las veces que ve series de asesinatos. A pesar de eso, se está esforzando para ser una gran doctora y salvar vidas.
En cambio, mi padre me sigue insistiendo en que si voy a escoger medicina y le digo que aún no lo sé.
Tengo sentimientos encontrados, en ambos voy a ver muerte y sangre y no quiero sonar insensible, pero me gusta. Al mismo tiempo que amo todo lo relacionado a crímenes, me gusta la medicina.
—Mamá ¿Crees…que puedas… dejarme ir… el próximo fin de semana… a quedarme en… en la cabaña de los padres de Lisa? —me encojo en mi asiento con miedo.
Dije que es probable que me dejen, era mentira.
—¿Y yo estoy pintado?—me mira por el retrovisor dolido.
—¿Me dejarías?
—Si tu madre dice que si, entonces si —ruedo los ojos volviendo mi vista a mi mamá.
—¿Mamá?
—¿Irá algún adulto?
No tengo idea.
—Si.
—Me estás mintiendo.
Rayos, mi madre da miedo a veces. Parece un detector de mentiras andante.
—No sé, Lisa me invitó, irá Eddy, Erik, el chico nuevo del que te hablé y un par de chicas más.
—No.
—Mamá —suplico—sabes que no me pasará nada, me educaste bien.
—Así mismo creí de Blanca y mira lo rebelde que me salió de adolescente.
—No compares su vida con la mía, yo te pido permiso, ella se escapaba —mi papá ríe dándome la razón—si quieres llamas a los Ford y le preguntas.
—Los llamaré si de verdad prestaron la casa para que unos jóvenes sin supervisión vayan a hacer no sé qué cosas, me deja mucho que pensar de ellos.
—Todos casi tenemos dieciocho mamá…
—Casi, pero no lo tienes.
—Sabemos muy bien a lo que vamos y yo no voy a lo que tú crees que voy.
—Se que tu no, pero ¿y ellos?
Ya no sé qué más decir para que me de permiso.
—Yo te dejaría ir —se me ilumina el rostro mientras que mi madre voltea a ver a mi padre con severidad.
—¡John!
—Melanie —sonríe mi padre—Bianca, a pesar de que no me caiga muy bien —me tuerce los ojos a través del retrovisor—ella no nos ha dado problemas y no creo que lo haga ahora, es una buena chica, deberíamos darle el voto de confianza, ella sabe que es un condón y cómo se usa —me sonrojo, pero es verdad—algún momento de la vida va a hacerlo y mejor es que nos avise a que lo haga a escondida.
—No planeo hacer eso allá.
—Ajá y a mí me gusta el ajo —ay papá—a lo que digo amor, es que dejemos que se divierta, está aprendiendo a socializar y Lisa y Eddy son buenos chicos, los conocemos desde que usaban pañales.
Al cabo de unos segundos mi madre responde.
—Está bien
—¿En serio? —chillo de emoción.
—Si, pero no hagas nada sino estás segura —asiento emocionada.
Un problema menos, ahora tengo que trazar un plan con Lay para ver cómo puedo robar la atención de Eddy estando Lisa presente.
Llegamos a la residencia de Blanca que ya nos esperaba en la entrada. Nos bajamos y ayudamos a llevar algunas cosas que le trajimos para luego irnos a almorzar.
La pobre ha adelgazado y se ve cansada.
Nos comenta que no se habla con un doctor en su grupo y yo ya me estoy armando una película en donde se enamorarán y terminarán casándose.
—Es odioso, entiendo que sepa más que todos porque claro es doctor, pero siempre me juzga por cualquier error —mis padres y yo nos miramos pensando solo una cosa.
—Se muere por ti —decimos los tres.
—Que va, ese tipo apenas tiene corazón.
Solo el tiempo lo dirá.
—Y tu Bianquita, ¿Qué tal tu cita con Eddy?
—Si Bianca cuéntanos —no hay forma de que escape de aquí.
Había evitado contarles a mis padres, ahora estoy acorralada y más cuando son tres contra mí.
Les termino contando todo, hasta el beso en la cancha del campus, mi papá y Blanca gritan emocionados mientras mi madre se tapaba el rostro de la vergüenza. Y mi papá le soltó el chisme del beso frente a la casa.
—Quien te viera Bianca —me codea mi hermana—solo era cuestión de tiempo, eres muy hermosa como para que no te notara y ya se dio cuenta que Lisa no le hará caso nunca.
—Lo hubieras visto el día de la barbacoa, la miraba embobado.
—Cómo sabes si estabas más borracho que en el cumpleaños de la abuela —me saca el dedo.
—Borracho o no, vi todo.
Seguimos hablando de todo un poco y terminamos visitando a unos tíos cerca del lugar antes de llevar de vuelta a Blanca a la residencia.
Me apartó de mis padres para hablarme.
—Te voy a dar un consejo, te quiero y quiero que seas feliz, pero no porque Eddy te acepte ahora, vas a darle todo lo que te pida ¿me entiendes? —asiento—porque puede que una vez que lo hagas te deje, espero equivocarme, pero casi todos los chicos son así. Te habla la voz de la experiencia.
—Lo sé —asiente y me abraza.
—Ven a visitarme más seguido.
—Tu ve al pueblo más seguido, solo son dos horas de ida y vuelta —ríe asintiendo.
Se despide de nuestros padres y como es costumbre nos tomamos una selfie.
—Te veo en octubre preciosa —mi padre le besa en la frente.
Ya decía yo, vendrá cada mes a verla.
Lunes, 11 de septiembre 7:50 a.m.
Hoy va a llover por lo que me puse ropa abrigada y sino, da igual.
Entro con Lay a mi lado, pasamos junto al grupo de Eddy al cual saludo con un abrazo. Nada de besos porque no estamos en ese nivel de relación. Por mí ya estaríamos besándonos por las esquinas.
—Hola Bianca ¿Te dejaron ir siempre? —asiento a la vez que Eddy me acerca más a su costado y Lisa frunce el ceño en un gesto casi imperceptible que noté—grandioso, ya nos pondremos de acuerdo como nos iremos, el viernes después de clases partimos así que vengan con su maleta ese día.