Cupido Rebelde

Capítulo 15

Bianca

Sábado,16 de septiembre 10:18 a.m.

Anoche le pedí a mi padre que viniera por mí, sin darle muchas explicaciones y aceptó sin preguntar tampoco por lo que vino temprano y ahora estoy de vuelta a casa con él, Lay y Eduardo.

Eddy ni siquiera se atrevió a acercarse, a pesar de que no sabe nada, vi un atisbo de sonrisa burlona en el rostro de Erick al vernos partir y me hizo sentir la chica más patética del mundo.

Sé que al final del día tendré que decirle algo a mi papá, pero por ahora no quiero pensar en nada.

Dejamos a Eduardo en su casa y a Lay en una parada.

En cuanto llegamos lo encontré sentando en la ventana de mi cuarto mirándome con tristeza.

Él quiere que deje esto, pero estoy preocupada por su estatus de cupido, no puedo rendirme.

No sé qué hubiera hecho si Lay no estuviera ahí, sé que él sabe algo más, yo solo vi el momento en que se besaron.

No hay que tener tres dedos de frente para intuir lo que ocurre entre ambos. Lisa al fin sacó sus garras y quiere a Eddy para él. Tengo todas las de perder porque ella es la mujer de su vida.

Mi padre me toma del brazo antes de poner un pie en la escalera de la entrada.

—¿Eddy te hizo algo? —su pregunta era sin un atisbo de broma, es serio y está preocupado.

—Eddy y Lisa, papá —me atrae a sus brazos sabiendo por dónde va la cosa.

—Le diremos a mamá que te sentías con dolor de estómago, debes fingir bien ¿ok? —asiento.

Entramos a la casa y en efecto mi madre ya creía que Eddy me había lastimado y pensaba ir a su casa a hacerle algo. Hice mi mejor actuación y decidió hacerme una sopa de pollo.

He pasado todo el fin de semana encerrada en la habitación viendo películas con Lay a mi lado, insistiéndole en que me contara que escuchó, pero se niega a hacerlo para no lastimarme, sin saber todo lo que mi mente se imagina, es cada vez peor.

Además, sigo recibiendo e ignorando los mensajes de Eddy los cuales en la noche me ponía a leerlos. Solo pedía hablar conmigo y que no lo ignorara, pero en el colegio él me evitaba.

Viernes, 22 de septiembre 1:40 a.m.

No he tenido ganas de ir en toda esta semana y más porque a cada rato debo ver a Eddy y Lisa y recordar ese beso que se dieron.

Saco los libros para la última clase del día con toda la calma y pereza del mundo.

Siento que alguien me toca el hombro, me giro y es Lisa.

—¿Qué quieres? —termino de cerrar el casillero y la miro esperando a que suelte su veneno.

—Se que dejamos de ser amigas hace mucho y… —se acerca a mí con falsa culpa reflejada en su rostro—quiero disculparme por lo que sucedió esa noche, pero no por el beso, sino por lo que Eddy te está haciendo.

Frunzo el ceño.

¿Qué clase de disculpas son esas?

—¿De qué hablas?

—Él no es para ti.

—Y según tú ¿Por qué no? —me cruzo de brazos, el timbre sonó hace varios minutos ya y ninguna de las dos se ha movido.

—Porque el aún sigue enamorado de mí.

—Estoy consciente de eso, por eso vamos con calma —se ríe.

Me está viendo la cara de tonta.

—No quiero ser grosera ni antipática, pero eres muy ingenua al creer que estando contigo va a olvidarme —que engreída.

—No lo sabes, estoy por creer que eres una egoísta que al ver que él te está superando y no eres su centro de atención, te molesta —sus ojos se abren por la sorpresa de la dureza de mi voz.

—Yo… no es por eso Bianca.

—Es eso o que lo quieres, pero no lo aceptas…

—Él no me gusta…

—Entonces ¿Por qué dañas algo que estamos construyendo él y yo? Aléjate y déjalo en paz —digo con firmeza y enojo.

Al ver que se queda callada me alejo de ella.

Con la rabia a flor de piel lo mejor para mi es irme.

Le escribo a Lay avisándole que me marcho, me subo a mi auto y conduzco hasta salir del pueblo.

Paro en una gasolinera para llenar el tanque y escribirles a mis padres que voy a ver a mi hermana y no preocuparlos.

¿Qué rayos le pasa a Lisa?

Es una egoísta, decirme que me aleje sin darme una razón, ella es la que le está metiendo cosas en la cabeza a Eddy y él se deja manejar a su antojo.

¿Por qué me ignoró toda la semana y ella vino a hablarme en vez de él?

Tampoco voy a seguir arrastrándome hacia Eddy, él y yo vamos a hablar y dejar las cosas claras. Porque lo necesito y porque no dejaré algo que puede afectar a otro.

Llego a la ciudad y le marco a Blanca con la esperanza de que pueda contestarme.

—¿Qué? maldita sea.

—Que grosera ¿Dónde estás?

—En el hospital, por tu culpa me regañaron —hago una mueca—te llamo en cinco…

Cuelga dejándome con culpa. Conduzco hacia el hospital central y me siento a esperarla en las bancas del pequeño parque que tienen afuera.

Me gusta mucho este hospital, es muy bonito e inmenso, parece una construcción moderna por su estructura. Me gustaría trabajar aquí.

Después de llamarme la espero media hora y la veo salir con su uniforme morado y una cara de pocos amigos. Se deja caer a mi lado soltando un suspiro lastimero.

—Me regañó por tu culpa, suficiente es que me tiene entre ceja y ceja y ahora con esto, tiene más razón para echarme en cara lo pésima futura doctora que soy.

—Bésalo y se le quita —intento bromear, pero me sale mal porque me da un coscorrón—ya, lo siento.

—¿Por qué mi papá me envió un mensaje diciendo que estás en depresión?

—Que exagerado. —pero casi lo estoy.

Lo que Eddy me ha hecho es todo lo que dijo que no haría.

Le conté todo a Blanca y me escuchó con atención más no me juzgó ni me dijo que soy una idiota al creer en él. Me abrazó y me consoló cuando notó que estaba llorando y no sabía.

—¿No crees que es mejor dejarlo? Hay más chicos, pronto iniciarás la universidad, conocerás a más personas—suspiro alejándome de ella.




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