Bianca
Martes, 26 de septiembre 8:40 p.m.
—¿Qué rayos les pasa? Mis padres llegarán en cualquier momento —intento separarlos, Lay parece endemoniado golpeando a Eddy. Y me sorprende porque Eddy es tres veces más corpulento que Lay, y mi cupido lo tiene dominado.
—Lay basta —lo jalo de la chaqueta—¡Lay! —lo suelta mirándolo con furia—¿Qué rayos pasa?
—Siempre supe que te gustaba —comenta Eddy molesto.
—No, lo que pasa es que no sabes valorar a una gran chica cuando la tienes al frente por estar enamorado de alguien que solo te marea para después dejarte botado por lo primero que se le cruza al frente y yo sí valoraría mucho más que tú a Bianca.
—Ya basta ¿Eddy que haces aquí?
Se revuelve el cabello frustrado.
—Solo venía a hablar contigo y me cruzo a este... idiota que me ha sacado de mis casillas.
—Te digo la verdad que te duele. Cuando en verdad la pierdas, te vas a arrepentir.
Me pongo delante de Lay que tiene fuego en los ojos de la rabia.
—Lay por favor, entra a la casa... ahora hablamos.
—No...
—Lay —suspira y camina a mi casa.
En cuanto lo veo entrar me giro hacia Eddy.
—¿Qué quieres? ¿Qué quieres ahora?
—Que me perdones, fui un idiota y lo arruiné... solo hablaba con Lisa para que dejara de decirme cosas malas de ti y no sé cómo llegamos a besarnos.
Lisa diciendo cosas malas de mí, ¿Por qué no me sorprende?
—Pero lo hicieron... se supone que no ibas a herirme, yo de verdad quiero que esto funcione y tú te dejas dominar por Lisa y haces caso a todo lo que te diga, así nunca vas a encontrar a nadie que te quiera y aguante tus desplantes. Lisa te manipula —niega—si lo hace, no te quiere y tampoco te quiere ver con alguien más.
—Le he dejado en claro que si quiero intentar algo contigo —asiento con incredulidad—dame otra oportunidad —se acerca a mi tomándome por los brazos con delicadeza—por favor, de verdad me interesas.
—No quiero salir herida de nuevo —bajo la mirada.
Mi lado enojado, mujer empoderada se fue bien lejos, porque ahora mismo quiero besarlo y olvidar todo lo que ha ocurrido.
—Y no quiero herirte, de verdad, fue un estúpido error creer que ella entendería que tú me interesas como pareja.
Siento en lo más profundo que perdonarlo es un error, pero mi lado enamorado, soñador, lo quiere a mi lado.
—Te perdonaré, con una condición —asiente—mientras estés conmigo no la quiero cerca, ni que me hables de ella, ni que ella se acerque a mi para nada que no sea estrictamente escolar.
—No puedo controlar que ella no se te acerque Bianca, ella odia que le ordenen.
—Al menos intenta no hablar de ella en mi presencia —asiente.
Veo el auto de mi padre aproximarse y me alarmo.
—Vete por favor, ahí viene mi padre —asiente dándome un beso en la mejilla.
Recibo a mi padre enojado por ver a Eddy frente a su casa. Tuve que apaciguar su estado, por ahora no le dije que lo he perdonado.
Mis padres se van este viernes de viaje por su aniversario y no quiero causarles problemas ni enojos a estas alturas. Quiero que se vayan tranquilos y sin preocupaciones.
Después de cenar cuando llega mi madre, subo a mi habitación con un poco de comida a escondida para Lay que no deja de mirarme con seriedad, como si supiera de antemano lo que voy a decir.
—Lo perdonaste—asiento con algo de temor, voy a sentarme a la cama mientras lo veo sentado de espalda a la ventana—no puedo creerlo.
—Se supone que me tienes que apoyar.
—Si apoyarte significa dejar que te humille y te siga viendo la cara de estúpida, prefiero mil veces no hacerlo.
—Pero está en juego tu destino...
—Me importa una mierda mi destino Bianca, te lo dije hace mucho y no lo haces por mí, aunque tampoco quiero, en realidad lo haces porque estás obsesionada con que él te haga caso.
Lo dice con una dureza y enojo que me deja petrificada y esas palabras me afectan más de lo que él cree.
—Tengo que alejarme de ti, no puedo con tu ingenuidad —abre la ventana y saca un pie.
—Lay, eres mi cupido, no puedes abandonarme así.
—Hace mucho que he querido, pero no puedo porque estamos atado a esto y solo lo decides tú.
Dicho esto, sale por completo de la habitación y lo veo volar con sus magníficas alas.
Nadie apoya mi relación con Eddy y cada vez me hace pensar que la del error soy yo.
Viernes, 29 de septiembre 8:00 p.m.
Mis padres se fueron a su viaje de aniversario desde temprano por lo que no tuve que pedir permiso para asistir a la fiesta. Lay me ha ignorado cada vez que estoy cerca de Eddy o hablo de él y Eduardo se ha encargado de decirme en mi cara con palabras menos dolorosas e igual de entendibles, que soy una idiota.
Me he mantenido firme a mi creencia de que el amor lo puede todo y voy a lograr que nuestro amor se vuelva solido sin importar la negatividad de las personas.
Lay entra con un bol de cereal con leche, ha estado feliz desde que puede caminar libremente por la casa sin mis padres presentes.
—Tus padres tienen la cama más cómoda que la tuya —comenta mientras salgo del vestidor—estás bonita.
—No es nada del otro mundo —digo sonrojada.
Simplemente es un vestido verde oliva ceñido al cuerpo con escote de corazón a media pierna. Lo demás es lo de siempre, mis botas y mi chaqueta de jean.
—Pues te queda bonito —dice a la vez que se lleva la cuchara llena de cereal a la boca sin apartar la mirada de mí.
—¿Qué dirán mis padres cuando vuelvan y vean que toda la comida de una semana se acabó en tres días?
—Le dices que invitaste a unas amigas a una pijamada.
—No me creerán, saben que apenas tengo dos amigos.
Termino de maquillarme mientras veo a través del espejo lo guapo que está Lay con esa camiseta negra con rayas y su clásico pantalón roto, está vez muestra la hebilla de la correa con orgullo y sus botas largas le da ese tan atractivo aspecto de chico rudo. El cabello lo lleva hacia atrás mostrando su perfecto rostro y oreja con pircing.