Bianca
Sábado, 30 de septiembre 2:00 p.m.
Eddy y yo fuimos a pasear después de terminar el trabajo en su casa, por fin nos libramos de la negatividad de Lisa. Desde que decidimos continuar lo nuestro, ella se ha vuelto insufrible y si no fuera porque he estado distraída pensando en Lay y lo que me pasó con él anoche, Lisa y yo nos hubiéramos peleado como perros y gatos, porque ya no la aguanto.
Nos dirigimos al pueblo vecino que tiene una plaza con un cine y unos bolos.
Casi todo lo hacemos en su pueblo, nosotros apenas tenemos dos escuelas, una iglesia, un par de restaurantes y tiendas y el gran super que está casi entre los dos pueblos.
Si no fueran tan egoístas seriamos un solo pueblo porque ambos somos pequeños y no nos toma mucho llegar al lugar.
Pasamos la tarde jugando a los bolos en la cual no soy mala, pero tampoco buena y Eddy muy pacientemente me explicaba como lanzar, pero yo lo ignoraba y lanzaba como me daba la gana.
Ahora estamos tomando unos batidos en la heladería del frente.
—El viernes pasé por la heladería del pueblo y lo vi lleno cuando nunca—comenta.
—Sabes que es porque Lay trabaja ahí, su belleza atrae a las mujeres —resopla casi rodando los ojos.
—No me digas que también caíste en su hechizo, todas babean por él.
—Eh ¿por qué te enojas? la única que te debe preocupar soy yo y no, no he caído en su hechizo, aunque feo no está.
—¿Por qué nunca lo intentaron, ustedes? —casi me ahogo con el batido, creo que hasta me salió por la nariz.
Me ayuda a limpiarme, mientras espera una respuesta coherente.
“Que te digo, lo conocí una noche en mi habitación, creí que era un ladrón. Llegó diciendo que es mi cupido por lo que es imposible enamorarme de él, de igual modo me está ayudando a conquistarte. Y para terminar, se supone que ni siquiera existe.”
—No sé, tal vez porque nunca se interesó en mí y yo estaba interesada en otro.
—En mí.
—Si —admito.
—Pero creo, que pareces interesarle ahora —niego riendo. Eso es imposible, es un ser espectral, un espíritu fingiendo ser humano.
Sería descabellado siquiera pensarlo.
—¿Estás celoso? —achino los ojos con una sonrisa maliciosa.
Se sorprende enderezándose y mira sus manos unos segundos.
—Bueno, como no estarlo si el tipo parece sacado de una revista de hombres atractivos, con sus tatuajes, ropa oscura, no me sorprendería que hasta el alma y según las chicas su mirada te desarma —rueda los ojos.
Me causa gracia lo que dice, pero tiene razón, Lay es un chico muy guapo que, si lo hubiera conocido en otras circunstancias, Eddy hubiera quedado en segundo plano o hubiera pensado que Eddy era lo más creíble a llegar a conquistar porque Lay jamás se fijaría en mí.
—Vamos solo tengo ojos para ti —tomo su mano y me sonrojo por haber soltando ese comentario tan cursi, sabiendo que el aún no tiene ojos completamente para mí.
Terminamos el batido que no fue tan bueno como el que me ha preparado Lay en su heladería, pero no es algo de lo que me quejaré con Eddy, ha estado muy sensible desde su pelea con él.
Esto es lo que siempre quise, estar con él disfrutando de un día juntos, amarnos y ser nosotros. Siempre he sabido que a pesar de ser popular no es un chico engreído y vanidoso como Erick, él es sencillo y amigable, porque lo conozco desde que éramos niños y me enamoré de lo que conocí y no ha cambiado mucho desde ese tiempo, salvo su físico, ahí sí que Dios lo bendijo y grandemente.
Lo veo conducir y luce tan apuesto, casualmente nos combinamos, porque se puso una camisa celeste y mi vestido es celeste con flores blancas.
Nota que lo miro porque sonríe tomándome de la mano con cariño.
Me lleva a casa y aunque no quisiera que lo hiciera para quedarnos toda la vida en este auto, juntos, tengo que volver y hacer una videollamada con mis padres para que sepan que llegué a la hora que me permitieron.
Se estaciona frente a mi casa y se acerca sobre el asiento para darme un beso corto, pero electrizante.
—Me llamas cuando llegas —asiente recostando su cabeza en el respaldar y me observa con una sonrisa que me causa ternura.
—Eres muy linda sabes —toma un mechón y lo enrolla en su dedo—me la pasé muy bien contigo hoy.
—Yo también —digo nerviosa cuando su dedo acaricia mi oreja y mejilla.
Hace el amago de acercarse de nuevo cuando su celular suena, alcanzo a ver que es Lisa y adiós a todas las mariposas en mi estómago. Su semblante también cambió y no supo que hacer en ese momento.
No pienso ser la novia celosa, aunque novia aun no soy, pero celosa si estoy.
—Contesta anda —le doy un beso en la mejilla—nos vemos en la escuela.
Me bajo y camino rápido hacia la casa para entrar y espiarlo desde la ventana. Se queda un par de minutos hablando por teléfono y después se marcha a toda velocidad.
Suspiro dándome la vuelta y recostándome sobre la puerta con tristeza. Lay sale con un trozo de pizza en la mano e imperturbable como siempre.
—No te fue tan bien —afirma viéndome.
—De hecho, todo fue muy bien, hasta que Lisa hizo su jugada —me acerco a él arrebatándole el trozo de pizza y comiéndolo—¿Cómo compraste…?
—Llamé y la trajeron… tengo dinero ¿recuerdas? —asiento entrando a la cocina y viendo las tres cajas de pizza.
Abro una, vacía, abro las otras dos y vacías.
—Lay
—¿Qué? —volteo a verlo y el tranquilamente se recuesta del marco.
—No me dejaste ni un trozo —se encoge de hombros.
—Pensé que comerías con tu novio.
Me está empezando a molestar que diga que es mi novio cuando aún no lo es y aunque no tenga la culpa sino Eddy que está siendo muy lento en no pedírmelo, me estoy exasperando.
—Deja de decir que es mi novio —cierro la caja con molestia, paso a su lado para irme a mi habitación.
—Oye ¿Qué pasa? —me detiene en el pasillo tomándome del brazo.