Cupido Rebelde

Capítulo 23

Bianca

Lunes 5 de noviembre, 7:30 a.m.

Lay no volvió a casa como prometió, estuve todo el fin de semana encerrada en mi habitación llamándolo y esperando a que llegara y él simplemente ignoró todos mis mensajes.

Soltó la bomba y desapareció. Ahora como quiere que me sienta.

¿Espera que olvide todo y actúe como si nada ha sucedido ahora que me ha dicho eso?

Es imposible.

Entro al colegio directo hacia mi casillero, busco rápido mis cosas para ir con Lay al cual veo entrar y saludar a todos menos a mí. Me duele su indiferencia y no lo entiendo, no lo voy a soportar si sigue así.

Camino tras él, pero me toman del brazo alejándome de él. Volteo enojada hacia la persona que me ha retenido y es Eddy.

Me safo de su agarre con rabia.

—¿Podemos hablar? Yo lamento lo que te dije el otro día…

—Está bien Eddy, dijiste todo lo que querías decir, ya no tenemos más de que hablar —retrocedo—tengo que irme.

Lo dejo sorprendido y sigo mi camino en busca de Lay que está desapareciendo por las escaleras. Lo sigo hasta llegar al tercer piso y encontrarlo en el balcón con la mirada perdida.

—Lay.

—Hola.

—Tenemos que hablar…

—¿Sobre qué? No quiero que des vueltas al asunto, si te lo dije fue para desahogarme, pero no cambiará nada nuestro plan, hoy hablaré con Eddy y le haré entrar en razón.

—Olvídate de Eddy ahora, ¿Qué sucede? ¿Por qué me evitas? No llegaste el viernes.

—Necesitaba pensar, muchas cosas sucedieron y parte es mi culpa —me acerco hasta quedar a su lado apoyándome de la baranda.

—Lay, yo te quiero…

—Pero estás enamorada de Eddy y lo entiendo, porque no soy humano, al menos no por ahora.

—¿De qué hablas?

—De que es posible que esté vivo —lo dice tan simple y sencillo que me sorprende.

—¿Qué tú estás qué?

Suspira girándose hacia mí. Sus hombros caen.

—Goran me comentó que la razón por la que no recuerdo nada es porque mi cuerpo está en algún lugar de la tierra, en coma o algo así.

—Eso es grandioso… tenemos que encontrarlo.

—A ver ¿cómo loca? —sonrío extrañando ese calificativo.

—No sé, ya se me ocurrirá algo.

—Yo tengo una mejor idea, hacer que Eddy sea tu novio y poder volver con la frente en alto a pedir ayuda, a humillarme para que me ayuden —la forma en que lo dice me hace sentir una presión en el pecho.

Parece molestarle seguir aquí en la tierra y conmigo.

—Le pedí a Goran que me consiga unas flechas, el hará lo posible para traerlas ya que él no trabaja directamente con los humanos, no posee flechas.

El timbre suena obligándonos ir a clases.

Entro al salón llevándome la grata sorpresa—nótese el sarcasmo—de ver a Lisa abrazada al brazo de Eddy.

Levanto la cabeza demostrando que ellos no me van a hacer sentir mal, pero me están matando por dentro.

A medida que camino noto de reojo a Eddy apartándose de ella. Me siento apretando los puños intentando serenarme, no quiero que me afecte.

Lay me toma de la mano calmándome un poco, aunque su cercanía me ha erizado como las muchas veces anteriores y de las cuales ya me había acostumbrado, antes de enterarme de sus sentimientos.

Lo miro buscando si siente lo mismo que yo, pero me aparta la mirada y la mano.

Intento pensar en otra cosa, como en que haré de ahora en adelante con respecto a Eddy.

Lay quiere convencer a Eddy de que vuelva conmigo, pero ahora mismo no se si quiera eso, lo detesto y a Lisa por simplemente ser ella.

No sé cómo voy a aguantar el resto de la clase.

El almuerzo llega y gracias a Lay que no me ha dejado sola, he podido sobrellevar la situación, aunque tenerlo cerca no ha ayudado a olvidar lo que me ha dicho y sumando que se ha intensificado la sensación que me causa cuando me toca, ahora lo siento cuando lo toco a él.

—Lay —voltea a verme con el boli en su boca—el cupido no te ha dicho nada de ¿Por qué me siento extraña cuando te toco?

Se queda callado y aparta la mirada.

—Lay dime algo.

—La razón por la que sentimos algo y del porqué puedes verme incluso cuando desaparezco es probable que sea por mis sentimientos hacia ti.

Me quedo pensativa.

Y si hipotéticamente yo lo sienta porque quizás sienta algo por él.

Lo deshecho porque no puede ser, yo quiero a Eddy por más que me haya lastimado.

—Soñando con pajaritos preñados —aparece Eduardo sacándome de mis pensamientos—¿Cómo te sientes?

—Como crees, estoy en boca de todos porque ahora tienen una relación repentinamente, dejándome de lado como un trapo sucio.

Narro lo que he escuchado por los pasillos.

—Lo siento mucho, mi prima es una pesadilla andante, consiguió lo que quería, alejarte de Eddy, pero ellos no están saliendo, eso es seguro.

Sin poder evitarlo volteo a verlo y me está mirando fijamente. Aparto la mirada enojada.

¿Qué hace mirándome? Ni siquiera debería respirar mi oxígeno.

Me levanto tomando mi mochila.

—Voy a salir a tomar aire, Lay ¿puedes llevar la bandeja por mí? —asiente y me marcho con rapidez.

No aguanto estar cerca de ellos, pero tengo que hacerme la idea de que tendremos que vernos el resto del año.

Salgo al patio trasero y me siento en una banca que está en el pequeño jardín, cierro los ojos intentando serenarme y que no vengan todas las palabras que me dijo Eddy hiriendo mi orgullo y mis sentimientos.

Yo veía futuro con él, aunque fuéramos diferentes, porque lo conozco mejor que todos en esta escuela, sé lo que le gusta, lo que le disgusta, sus aficiones, sus sueños, pero de nada sirve conocerlo si él no me quiere.

—Bianca—aprieto los puños con rabia al escuchar su voz.

Se sienta a mi lado y yo me levanto, lo que menos quiero es hablar con esa víbora.

—Espera —me toma del brazo.

—¿Qué quieres? —me safo enojada.




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