Cupido Rebelde

Capítulo 24

Bianca

Viernes, 9 de noviembre 8:15 p.m.

No puedo creer que me dejara convencer de Eduardo para ir a esa fiesta, en cambio los amenacé con que si ambos me dejaban sola no les hablaría más.

Eduardo llega a mi casa con Lay para irnos juntos en mi auto. Mi padre le cayó bien Lay a tal punto que le pidió prestada la chaqueta.

—Mira Bianca, a que me veo bien —ruedo los ojos.

—Como en tus años de escuela —aparece mi madre sonriendo.

Recuerdo que he visto un par de fotos de mi padre y siempre usaba una chaqueta y el peinado horrible en forma de púas.

—Ya devuélvele la chaqueta que debemos irnos.

—Pórtense bien —mi padre me detiene del brazo y me susurra—ese chico está guapo, ¿es el que vimos en la heladería? —asiento—bien —aprueba alzando los pulgares.

—Te quiero aquí antes de las dos.

—Si mamá.

Los tres salimos y el frío nos azota de la nada, me arrepiento haberme puesto falda y un top tan corto, al menos tengo mi chaqueta de jean porque si no me congelo.

Corremos al auto y enciendo la calefacción.

—A veces creo que el clima aquí es hormonal, se pone raro de pronto, igual que las personas que la habitan —comenta Edu—cualquier día nieva.

Partimos con algo de prisa, la fiesta no es en este pueblo —no les dije a mis padres—y ya vamos algo tarde para el tiempo que estaremos allá.

—Oye, creí que tus padres lo conocían.

Ambos nos miramos asustados. Intento pensar algo rápido, cuando ya Lay le está contestando.

—Es que yo casi no pasaba tiempo en casa, por eso nunca los conocí hasta ahora.

Suspiro cuando lo noto convencido.

Hablamos de cosas triviales el resto del camino. Una vez que llegamos al pueblo, Eduardo me va indicando hasta que llegamos a una especie de edificio tipo fábrica, de donde se ve luces de diferentes colores salir a través de las ventanas.

A donde rayos me traen estos chicos.

Eso sí, se escucha buena música y mejor que no le dije nada a mis padres de esto, porque mi madre sería capaz de enviar patrullas a detener todo.

Sin contar que hay personas mayores y huele a hierba, esto será un lio, mis padres parecen sabuesos olfateando.

Nos adentramos a la fábrica hasta encontrar a compañeros del colegio, hay hasta niños de quince. Estoy horrorizada.

—No vuelvas a traerme a este tipo de fiestas.

—Técnicamente tu nos trajiste —lo miro mal y opta por callarse.

Finge saludar a alguien y se aleja dejándonos solos a Lay y a mí.

—¿No te está gustando la fiesta?

—Lay, hay jóvenes de quince y personas mayores, esto es peligroso —asiente dándome la razón—no se si pueda quedarme mucho.

—Trata de divertirte, si notas algo raro, nos vamos —me sacude los hombros haciéndome reír—ve a bailar.

—Si vienes conmigo —niega retrocediendo—¿no sabes bailar?

—No —rio creyendo que es una broma—es enserio.

—No es difícil, solo déjate llevar —lo arrastro hasta la pista y aunque se retiene, logro llevarlo.

Comienzo a moverme frente a él y lo aliento a moverse, pero parece una estatua.

—El alcohol te ayudará —voy por una cerveza con él pisándome los talones—no me voy a perder.

—Tu no, pero yo si —da una barrida al lugar y entiendo que hay varias chicas observándolo o asechándolo en la espera a que yo me aleje.

—Toma —le paso la lata de cerveza.

—El alcohol no me afecta —mis hombros caen, sonríe jalando un rulo—fingiré alegría y trataré de bailar.

—No hagas nada que no te gusta, sino quieres bailar no bailas, podemos caminar por ahí.

Se encoge de hombros y lo sigo caminando entre las personas. Hablamos de algunos chicos que vemos en nuestro recorrido y saludamos a otros.

Hasta ahora no veo a Eddy por ningún lado y no es que lo esté buscando, pero me dijo que vendría, esperaba verlo e ignorarlo como he planeado.

La que si veo es a Lisa y ahora estoy segura de que Eddy anda por ahí y con más razón ahora que veo a Erick comerle la boca a una chica que se ve mayor que él.

Bueno él ya es mayor de edad así que…

Eduardo no lo vimos más, le mandé un mensaje y me contestó que está charlando con unas chicas del colegio de este pueblo y me pidió que llevará a Lay y este se negó.

Una parte de mi se alegró de que no se fuera a conocer a esas chicas, pero estoy siendo egoísta con esos pensamientos. Él no se merece mis celos sin fundamentos si yo pienso en otro.

No pienso hacerle lo que Eddy me ha hecho a mí.

—¿En qué piensas? —volteo a verlo.

—En nada, está aburrida la fiesta —ríe haciéndome estremecer.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.