Bianca
Viernes, 23 de noviembre 9:16 p.m.
Los pensamientos vienen y van bombardeándome hasta sacarme lágrimas.
—Bianca ¿Qué pasa? —me toma por las mejillas preocupado.
—Voy al baño —me excuso saliendo del gimnasio.
Corro por toda la escuela hasta meterme al primer baño de mujeres que encuentro.
Me apoyo del lavamanos agitada y con las lágrimas mojando mis mejillas. Quiero a Lay, mucho más de lo que yo misma puedo imaginar y solo quiero pasar el poco tiempo que nos queda juntos. Quiero hacérselo saber, aunque me aterre su rechazo.
No quiero que piense que lo utilizo para olvidar a Eddy porque no es así.
Aunque no puedo olvidar a Eddy tan rápido, lo que siento por Lay es más fuerte y eso es lo que me abruma, que lo quiera tanto y no podamos tener una historia feliz porque no es humano.
Me seco las lágrimas y me arreglo el cabello para salir y volver con él sin preocuparlo demasiado.
Saliendo me choco con Eddy que me mira entre preocupado y ansioso.
—¿Por qué llorabas? ¿Lay te hizo algo?
—Lay sería incapaz de hacerme algo —camino hacia el gimnasio, pero me toma del brazo deteniéndome en ese instante aparece mi cupido.
—Suéltala —aparta su mano de mi brazo—ella no quiere hablar contigo.
—No te metas, ella no ha dicho nada, eres tú quien le lava la cabeza con palabrerías —detengo a Lay cuando veo su intención de acercarse a Eddy.
—Lay por favor, vamos —lo jalo sacándolo del colegio al patio.
Camina con las manos en la cintura y la espalda tensa, sé que quiere decir todo lo que piensa, y se está conteniendo.
—No le hagas caso.
—Como no hacerle caso si es un…
Me acerco a él tomándolo del rostro y haciendo que me mire, su semblante se suaviza y sus mejillas adoptan un tono rojizo que no había notado antes.
Mis manos se sienten calientes y mi cuerpo adopta esa sensación tan familiar.
—Creo que… —trago saliva—creo que me gustas —sus ojos se abren y puedo notar el gris de su iris con mayor intensidad—yo… sé que tal vez te vayas pronto y no te recuerde, pero no quiero sentir que no tuve la oportunidad de vivir un lindo momento contigo.
Toma mis manos apartándolas de su rostro ahora serio y confundido. Siento una ola de decepción que me hace retroceder dos pasos.
—Estás confundida Bianca, creo que sientes que debes olvidar a Eddy de una manera u otra, conmigo no funcionará.
—No, no es así, de verdad siento cosas por ti…
—¿Y por Eddy?
—Olvídate de Eddy en esta ecuación —nos señalo exasperada—me gustas tú, ¿eso no importa?
—Bianca, lo mejor para ti es que salgas con alguien real, alguien que podrá darte lo que yo no —retrocede un par de pasos y me siento avergonzada, humillada y enojada, todo por la misma persona a la cual me sigue gustando a pesar de ser rechazada.
—Eres un idiota —me doy la vuelta y regreso al colegio.
Ambos tenemos las de perder, quiero aprovechar el momento y después no arrepentirme de estar con él por el miedo de ser diferentes, pero él no piensa así.
Nunca lo hará.
Tomo un vaso y me sirvo poche tomándomelo de un trago siento mi garganta arder. En definitiva, tiene alcohol.
Alguien me arrebata el vaso y volteo para regalarle mi mejor mirada de enojo a Eddy.
—Debes volver a casa en auto, no quieras meterte en problemas.
Tiene razón, no es momento de ganarme un problema con mis padres.
—Gracias —miro hacia la entrada esperando a que Lay vuelva y no lo hace.
—¿Dónde está tu pareja? —me encojo de hombros.
—No sé y ya no me importa —lo miro seria—todo es tu culpa.
En realidad, no todo, pero quiero desquitarme con él.
—Perdón —suspiro.
Como echarle la culpa si se va a disculpar así.
“Es hora de sacar a bailar a sus parejas, sé que se saben esta”
Empieza a sonar la música y las luces ahora son tenues, como en un club.
—¿Ya anunciaron a los reyes? —asiente.
—Lay que nunca lo recibió y Lisa —era de esperar—¿bailamos? —extiende su mano y la miro dudando.
—Tienes pareja, ve con ella.
—Quiero bailar contigo —me toma de la mano llevándome a la pista.
Hace unos meses me hubiera emocionado bailar con él. Ahora, solo pienso en mi cupido que no ha hecho el acto de aparecer.
Eddy me gira al ritmo de la música de los ochenta, intento seguirlo hasta que veo a Lay entrar, nuestros ojos se cruzan y me siento estúpida bailando con Eddy. Pierdo el ritmo pisándolo. Respiro agitadamente todo sin apartar la vista de él. Estoy por salir de la pista, pero Eddy me detiene girándome de nuevo.