Curiosidad

04

Los pasillos del instituto estaban abarrotados de estudiantes. Algunos iban con prisa y otros demasiado lentos. Las pruebas de finales de temestre traían corriendo a todos incluyéndome. Hoy era vienes y por esa sencilla razón estaba asustada.

Ya habían pasado tres días desde lo ocurrido en mi habitación con el chico del frente. No me lo había vuelto a topar ni a notar cosas raras a los alrededores de la casa. Al final resultaron ser unos vecinos bastante callados. Ayer mi madre a mitad de una conversación me comentó que la señora del frente la había llamado para confirmar que el fin de semana iría a echarle el ojo bueno a la casa. Mi madre me preguntó si aún quería ir con ella y no pude negarme. No es porque tuviera ganas de ir y encontrarme con ese raro chico, sino que ya había quedado en algo con ella y no quería defraudárla.

Por otro lado, con Maelo, estábamos disfrutando cada momento que teníamos juntos. Al fin y al cabo habíamos desperdiciado un largo año y medio y teníamos muchas cosas que contarnos. Maelo se fue a un campamento de verano el año pasado si mal no recuerdo con su equipo de baloncesto de la escuela. Desde entonces no había vuelto a saber de él. Me había hecho la idea que se quedaría a vivir por aquel lugar.

Ahora me encontraba dirigiéndome a clases de filosofía. Odiaba cuando tocaban esas clases. Creo que estaba sobrevalorado el tener que dar una asignatura que no te gusta. Mis momentos favoritos eran cuando tocaba clase de literatura o de catalán. Esos días eran los mejores. Hoy, sin embargo era una de las excepciones. Estaba divagando, alargando el momento de tener que ir a clases. Sabía que tarde o temprano lo haría, pero por el momento quería hacerme la idea de que aún no estaba lista.

Entre mis caminatas por toda las instalaciones del instituto, me encuentro a Tania hablado con un chico. Nunca lo había visto por aquí, por lo que se me hace muy extraño. Me acerco a ellos y el chico me hace un escáner visual. Yo también se lo hago a él, así que no puedo quejarme. Toda su presencia cargaba un aire muy pesado. Sólo el imponía respeto de solo echarle una ojeada. Venía vestido todo de negro y con una mochila roja en un solo hombro. Su pelo era rubio con algunas partes de color negro. Y sus ojos, verlo a los ojos fue lo peor que hice. Porque tan solo mirarlo, ver de qué color eran estos me recordó al chico raro del otro día. Sus ojos eran iguales a los de él. Casi hubiera podido decir que era el si no fuera porque físicamente no eran iguales.

—Vicki que sorpresa, no te esperaba —Tania finge estar sorprendida—. ¿No deberías estar en clase de filosofía? —hago el gesto para responder pero ella vuelve a hablar—. No importa, aprovecho para presentarte a Cole. Es nuevo en la ciudad, lo que significa que necesitará a alguien para que lo guíe y le enseñe los lugares más bonitos del pueblo ¿No es así?

El chico que supuestamente tiene por nombre el de Cole asiente con la cabeza y me sonríe. A mi por el contrario, todo esto no me daba buena espina. Primeramente porque la única familia que es nueva en este pueblo es la de enfrente de mi casa. Por lo tanto eso quiere decir que Cole era hermano del chico de mi habitación ¿No?

—Yo ya me tengo que ir, llego tarde a clases —miro al rubio—. Fue un gusto conocerte, espero y te sepas ubicar en el pueblo.

Todos los presentes posan su vista detrás mío y por extraño que parezca ya se quién es. No me quiero voltear y descubrir que estoy en lo cierto. No quiero volver a ver a ese chico en mi vida. No después de comportarse tan raro aquel día.

—Hermanito, veo que ya has hecho nuevas amiguitas —escucho su voz justo detrás de mí lo cual hace que todo mi piel se ponga de gallina—. Oh, pero si es Victoria —finge sorprenderse con mi presencia y me giro para mirarlo.

Error, grandísimo error. Venía muy guapo el día de hoy, casi se podría decir que no es el mismo chico raro que decía cosas incoherentes —por cierto, la verdad es que todo lo que decía era cierto, no se cómo llegaba a descubrirlo todo pero lo hacía muy bien— y que se llamaba a si mismo monstruo.

—H-Hola —le saludo con mi natural cara de póker y luego me vuelvo a girar para mirar a Tania—. Me tengo que ir, ¿vienes conmigo? —le digo, en mis planes no estaba dejarla sola con este chico.

Ella mira al rubio y luego al pelinegro que tenía detrás y se lo piensa. Sabía cómo era, no pensaba claro cuando traía chicos a los lados. Ella era así y no sabía cuando se le iba a quitar esa manía de querer estar con todos.

—No, adelántate y ya luego te alcanzo —me lanza un beso dando por terminada mi presencia en ese lugar.

Suspiró y camino apresurada por el largo pasillo. Cuando voy por mitad de pasillo me arrepiento, no debería haberla dejado sola con esos dos. Al fin y al cabo eran hermanos y parecían peligrosos. Me doy la vuelta para volver a donde se encontraba Tania pero choco contra un pecho. Específicamente el pecho del pelinegro. Me echo hacia atrás casi por acto reflejo. Choco contra él taquillero provocando un sonido sordo por todo el pasillo. El se ríe y se cruza de brazos mostrándose totalmente tranquilo.

—Me tienes miedo —me sonó que lo dijo cómo afirmación no como pregunta—, y hay cosas peores que yo.

Miro a todos lados intentado buscar ayuda, pero no había nadie. El pasillo estaba más que vacío y no tenía escapatoria.

No sé a qué se quiso referir con cosas peores que él. ¿Que era él? ¿Por qué algo puede ser peor que él? Mi mente explotó en ese momento al no entender todo lo que estaba pasando.

—Ni si quiera se quién eres, ni que eres —me colóco en una posición recta dejando atrás el enorme respecto que le tenía a este raro chico—. Cómo puedo temerle a algo si no sé que es.

Él se me acerca aminorando el poco espacio que nos separaba y yo cierro los ojos por instinto de protegerme.

—Soy Aspen —hace una pausa y justo ahí abro los ojos—. Aspen Preinstoms un gusto —ahora me sonríe de lado y mis piernas se vuelven débiles, no podía negar que era muy guapo—. Debes alejarte de todos nosotros...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.