Curiosidad

07

Me levanto de la cama sin pensar mucho en lo que estaba haciendo debido a que si me ponía a pensar en ello lo primero que haría sería salir por la puerta corriendo.

Obviamente eso lo haría yo y el resto del mundo si a mitad de la noche su vecino decide entrar a su cuarto cubierto de sangre. Ah, y añadamos el hecho de que lo que había "soñado" había estado pasando en tiempo real.

No es por nada, pero ahora mismo tenía la cabeza lista para explotar. No sabía que pensar, ni que decir. Solo sabía que necesitaba respuestas. Cuyas respuestas solo me las podía dar una persona.

Aspen.

No era de mis personas favoritas en estos momentos, pero no tenía opción. Era eso o quedarme con la maldita sensación de querer saber qué diablos pasaba.

Así que cuando me levanté de la cama me dirigí hacia Aspen. Este retrocedió dándome acceso hacia la puerta, pero cuando coloqué una mano en la manija, este me detuvo aguantándome por el brazo.

Miro su mano aguantando la mía y mi corazón se acelera al ver la sangre manchando mi limpia piel. Tenía miedo, no iba a negarlo. No sabía que era lo que había hecho, ni que había pasado como para que Aspen este cubierto de sangre desde la cabeza hasta los pies.

—No podemos irnos por la puerta principal —dice en voz baja y yo asiento volviendo a retroceder.

Voy directo a mi cama, tomo el libro y lo meto dentro de una mochila. No olvidó llevar también conmigo mi móvil, por si acaso, uno nunca sabe. Me paso una sudadera por la cabeza, ya que a estas horas la temperatura en Fallin era muy baja. Me giro hacia Aspen nuevamente y este estaba observando por la ventana un tanto nervioso. No sé que ocurría, pero desde luego no era nada bueno.

—¿Por dónde salimos? —pregunto, ya que al parecer no teníamos escapatoria.

Aspen levanta la vista de la ventana y me observa por unos segundos. No dice nada, lo cual me inquieta aún más.

—Lo que haremos a continuación te parecerá muy raro, pero juro que todo tiene una explicación —dice abriendo por completo la ventana.

No veo que haga nada más que observar la ventana y el pensamiento de que el quiera saltar de esta me asusta. Él ya lo había hecho una vez, pero no se cómo había logrado llegar abajo con vida. Desde luego, yo acabaría muerta, por lo que no pensaba saltar de allí ni muerta. Aspen me mira, quizás esperando a que haga algo por mi parte, pero yo no me muevo. No lo hago porque no planeaba saltar de la ventana de un primer piso.

—Acercate —dudo, no por acercarme a la ventana, sino por acercarme a él. En las condiciones que estaba daba hasta miedo verlo de lejos—. No tenemos toda la noche Victoria.

Escuchar mi nombre en sus labios hizo que el recuerdo del chico guapo que me hacía temblar llegara y por un instante el miedo que estaba sintiendo disminuyó. Me acerqué a él a pasos lentos. No confiaba nada en Aspen, debido a que apenas lo conocía. Pero algo sí puedo asegurar, no tenía porque temerle ya que muchas veces me había dejado claro que no planeaba hacerme daño.

Cuando estoy frente con frente a él me tomo un tiempo para observarlo. El también me observa, solo que sus ojos no cambian de rumbo entre mi boca y mis ojos. Miro la comisura de sus labios llenos de sangre, y trago saliva al recordar que esos mismos labios fueron los que me besaron.

Sé que sonaré como una tonta al recordar semejante cosa en este momento. Pero no he dejado de pensar en ello desde que salí de su casa.

—Necesito que me abraces lo más fuerte que puedas y que por nada del mundo se te ocurra soltarme ¿Entendido? —me dice en el tono más frío que he llegado a escuchar.

Estaba hablando en serio, así que no le llevé la contraria y pasé mis manos por alrededor de su cintura pegándome por completo a él. Lo abrazo y pego mi cabeza en su pecho, sintiendo su acelerada respiración y el desbocado ritmo de su corazón. Iba a mil, no sé si era porque estaba nervioso o porque había venido corriendo.

—Listo —digo al ver que no se movía ni hacia nada.

En pocos segundos se mueve conmigo en brazos y siento el frío aire darme directo en mi espalda. Estábamos en la ventana y mi corazón estaba por salirse. Lo que iba hacer a continuación podía ser el principio o el fin de algo. Y definitivamente no estaba lista para que fuera el fin. Aprieto mi cuerpo mucho más al de Aspen y segundos después siento que la vida se me estaba saliendo cuando nos veo caer a toda velocidad.

La sensación que me recorre desde el abdomen hasta mi garganta es tanta que siento que puedo llegar a vomitar. Cierro los ojos con fuerza cuando después de la caída nos movemos a toda velocidad por el medio de la calle.

Dos cosas no me terminaban de encajar. ¿Por qué aún seguíamos con vida? Y ¿Cómo Aspen podía tener cierta velocidad al correr y cierta altura al saltar?

Abro los ojos nuevamente, ya que necesitaba ver qué estaba pasando. Y definitivamente lo que veo a continuación me hace abrir los ojos como platos. Saltamos hacia el tejado de un edificio casi como si una fuerza sobrenatural nos hubiera impulsado desde arriba. Esto ya claramente no era normal. Esto no tenía ninguna explicación lógica. Porque de que manera alguien podría saltar al tejado de un edificio como si estuviera saltando un escalón cualquiera. De ninguna manera alguien normal haría eso.

Al llegar arriba nos dejamos de mover y me alejo de Aspen lo más rápido que puedo. Necesitaba tiempo para procesar lo que acababa de pasar. Estaba mareada, todo a mi alrededor me daba vueltas y sentía que podía llegar a desmayarme. Así que me dediqué a tomar un poco de aire e intentar tranquilizarme.

Miro a Aspen que se encontraba mirándome muy serio. Aún seguía lleno de sangre y no se le veía agitado por correr para nada. Estaba demasiado tranquilo. Como si lo que acababa de ocurrir ocurrieran todos los días.

Miro a mi alrededor y efectivamente estábamos en la cima de un edificio. Camino en círculos pasándome las manos por la cabeza.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.