Fin de semana en casa
con amigos de la infancia
Mañana del sábado y Anastasia se encontraba acostada mirando el techo de su habitación, recordaba los momentos del día anterior y no podía creer que sus amigos de infancia reaccionaran tan bien.
Se levantó, tendió su cama como era de costumbre, se baño y arreglo, bajo al comedor y se dispuso a desayunar.
Su padre no se encontraba en casa así que tenia la casa sola para ella.
Saco su celular, reviso entre sus contactos y una ves que encontró el nombre de la persona la llamo.
—Anya —dijo la vos al otro lado
—Hola —dio un sorbo a su jugo de naranja—. ¿Cómo están?
—Todo bien... Necesitas algo
—Solo me preguntaba si querían venir —tomo un trozo de fresa y se la comió—. Tengo la casa sola y me estoy aburriendo
—Sabes, si le dijeras eso a cualquier otro hombre pensaría otra cosa
—Hoy en día media gente mal piensa muchas cosas —dió un bufido—. Además, tengo la sala llena de regalos, me adelantaron la navidad
Se escuchó una risa al otro lado —Está bien, estaremos ahí en unos treinta minutos
—Aquí los espero
Termino la llamada al igual que su desayuno, se dirigió a la sala viendo el montón de regalos acumulados, dió un suspiro mirando las cajas envueltas.
Quitando el papel de regalo uno a uno fue abriendo, la mayoría eran ropa, zapatos, maquillaje, tratamientos para su rizada cabello, cosas superficiales que antes tenía moderadamente, ahora no tenía ni donde ponerlas.
De todo lo que le habían regalado solo una cosa llamo su atención, tenía el aspecto de una caja, la tomo en manos, quito el moño violeta y desenvolvió con cuidado tratando de no romper el papel que cubría el objeto.
Cuando vio lo que era no podía creerlo, de todas las personas que conocía una de ellas se tomó el tiempo de escoger algo que apreciaría de por vida, cuatro libros que conformaban la saga el jardín de las mariposas.
Nadie más a excepción de su madre le obsequiaba libros, y eso era algo le perduraría por toda su vida.
Una nota venía acompañada de aquel regalo, la abrió y la leyó, como siempre, el estilo la caligrafía era lo que más resaltaba, porque era simplemente hermosa.
Hoy pase a la librería y me preguntaba ¿Qué libro sería de tu agrado?, Mientras veía la gran cantidad de libros estos en especial captaron mi atención, no solopor lo poco que leí sobre ellos, sino porque se que esto tendría entretenida a ti mente.
Espero sean de tu agrado, mi chica de los rizos dorados
Dejo la carta a un lado, quito el plástico que envolvía aquella caja, abrió está con cuidado y vio dentro de ella los cuatro libros, tomo el primer el jardín de las mariposas.
Le dió la vuelta al libro para leer la contra portada:
Cerca de una aislada mansión existe un jardín donde se cultivan delicadas flores y en él, abrigada por frondosos árboles, habita una exquisita y peculiar colección de mariposas que es resguardada por el Jardinero, un hombre que desconoce los límites de su obsesión por preservar la belleza. Maya es una sobreviviente del jardín y ahora tendrá que narrar a los agentes del FBI los horrores que vivió mientras permanecía en cautiverio junto con otras chicas que ni siquiera habían alcanzado la mayoría de edad. En su memoria viven las peores pesadillas. En su espalda, como en las de todas las jóvenes mariposas, un tatuaje le recordará por siempre un crimen imperdonable.
Sin duda, la había atrapado con tan solo una simple sinopsis.
No sabía el nombre de la persona que le mandaba cartas, por más que quisiera saber, no sabría por dónde empezar, aunque pareciera que fuese su amigo de la infancia, no lo sabría hasta que le preguntara.
Se escuchó el timbre de la puerta y fue directo a abrirla, unos ojos azul grisáceo fue lo que se interpuso en su campo de visión, Damián y su hermano Félix habían llegado un poco antes de lo que le había dicho Damián cuando lo llamo.
Se hizo a un lado para dejarlos pasar, serró la puerta y los tres se dirigieron a la sala de estar.
Félix en ese momento no pido ocultar su expresión de sorpresa al ver muchas cosas esparcidas en aquella habitación, dirigió su mirada a Anastasia quien lo veía con una leve sonrisa en su rostro.
—No mentías cuando dijiste que te adelantaron la navidad
—No, solo faltaba una mascota —eso hizo reír a los tres—. ¿Y Conrad?
Editado: 25.02.2022