Había muchas cosas que la divertían de su entorno y verdaderamente disfrutaba estando con su equipo en el peor momento solo por el hecho de estar con ellos.
Pero no toleraba, bajo ningún punto de vista, las fiestas anuales con todos los equipos que se hacían antes de empezar la temporada en el circuito de Bahrein.
Los directivos ejecutivos se adulaban por su trabajo cuando todos sabían que en realidad querían presumir su propio avance. Esa parte no era tan tediosa, sobre todo porque su madre era la directora ejecutiva de Wexford, los mecánicos y todo el equipo técnico de los equipos siempre estaban al borde de una discusión o al borde de besarse porque el intercambio de opiniones le había dado una mejor idea para el diseño de su auto y la verdad era que había compartido tanto con pilotos engreídos durante toda su vida que ya no tenía ganas de conocer ningún piloto más. Exceptuando a Lenard y Vincent claro, aún no se había dado tiempo de conocer a Rains, le parecía una lástima que su madre no hubiese valorado el talento de Vincent.
Aun así, el tema principal era que detestaba estás fiestas en las que todos pretendían que no intentaban aplastarse unos a otros en el campeonato.
Sabía que no todos se llevaban mal, y que más de la mitad en realidad eran amigos, pero eso no quitaba que al hablar del deporte se convertían en otras personas completamente diferentes.
Ella misma había desarrollado un interesante impulso de competencia al estar toda su vida dentro de un mismo equipo, si, había tenido conflictos cuando Nipha y Wexford habían decidido convertirse en dos equipos diferentes, pero su elección se hizo sencilla al ver cuál era la elección de sus padres.
A su madre le habían ofrecido el puesto de codirectora ejecutiva sin siquiera pestañear y su padre se había conseguido un puesto en el equipo desde un primer momento por su gran desarrollo en su trabajo. Era un ingeniero aeronáutico.
Ellos habían dedicado, básicamente, su vida entera a los coches y ahora ella les seguía el camino. Había aprobado su último examen para convertirse, finalmente, en una Ingeniera mecánica automotriz oficialmente. Y ya tenía un puesto asegurado en el equipo, no solo porque su madre fuera la directora, sino porque con veintiún años ya estaba recibiéndose. Había terminado la escuela dos años antes porque se había adelantado demasiado estudiando con su profesora fuera de la escuela, los viajes no le permitían asistir a una escuela en el sentido tradicional de la palabra, pero eso a Sira no le molestaba.
Era inteligente y lo sabía, no se le había dificultado ninguno de los dos años que la adelantaron, pero se permitió terminar su carrera en el tiempo debido. Doce años de carreras conscientes y mucha experiencia tras de boxes le habían facilitado muchas cosas y, tras cinco años estudiando en la universidad de Oxford, estaba de vuelta en las carreras.
Se había ganado un lugar, ahora debía ganarse el respeto.
No había dejado de seguir las carreras de cerca y había intentado asistir a las que era posible por su cercanía. Además, hacia video conferencia con sus padres tras cada carrera y también las miraba por la televisión. Sabía quién estaba, donde estaba y por qué. Estaba informada sobre los contratos de los pilotos y sobre cada pelea interna en Wexford.
Pero cinco años fuera y cambios en su aspecto había provocado que muy pocas personas la reconocieran y que muchos nuevos pilotos ni siquiera hubieran escuchado su nombre, por lo tanto, estaba en la posición de "chica nueva". Y eso apestaba.
En ese momento se hallaba completamente sola en una esquina del enorme salón con una copa de champaña cara casi vacía. La cantidad de personas que había en ese evento se dividían entre el gran patio y la casa, por lo que el lugar estaba más lleno de lo que parecía. Había perdido de vista a su madre casi al instante y poco tiempo después su padre se escapó con uno de los ingenieros de Tenra.
-Hay muchas personas en esta fiesta que no conozco, pero a ti no me parece haberte visto nunca-estaba tan sumida en sus pensamientos que no percibió en qué momento se acercaron a ella.
-Existen muchas mejores formas para presentarse-respondió Sira mirando fugazmente a la persona a su lado. Él se rio.
-Soy Niccolo Dumontier-dijo extendiéndole la mano, Sira la miró, pero no le correspondió.
-Sé quién eres.
-Eso supongo, no pareces sorprendida-era evidente que no se había ofendido por la falta de amabilidad.
-Conozco a los chicos como tú, Niccolo, he convivido con muchos pilotos-dijo restándole importancia-No me asombras.
-¿Chicos como yo?-preguntó, ahora si se podía vislumbrar un ápice de irritación en su voz.
-Olvídalo-respondió Sira.
-No, de verdad, me gustaría saber a qué clase de chicos pertenezco según tú, que apenas me hablas por primera vez. Es interesante-Sira lo vio a los ojos por primera vez.
-¿De verd…?
-¡Sira!-fue interrumpida a la mitad de la frase por una voz familiar para ella.
-Anthony, ¿Cómo estás?-lo sentía casi como una salvación, además, disfrutaba de ver la cara de desconcierto de Niccolo.
-Excelente, he visto a tu madre y no dudó ni un segundo en decirme que has venido, aquí entre nos, tus padres están babosos de que regresaras ya con tu título. ¿Cómo estas, Niccolo?-preguntó en un intento de no excluirlo.
-Bien…¿Ustedes se conocen?-Sira estaba conteniendo la risa.
-¿Qué si nos conocemos? Muchacho, conocí a esta mujer cuando era un renacuajo. ¿Lenard sabe que has vuelto, Sira?-Anthony parecía tan entusiasmado que la enternecía.
-Aún no he tenido tiempo de hablar con él, mi vuelo ha llegado esta mañana-respondió con total sinceridad.
-Enloquecerá si se entera que yo te vi primero-Anthony rio como si se tratara de un buen chiste-Debo volver, he dejado solo a Gilbert con Calum. Nos vemos luego, siempre es un gusto Sira, Niccolo-sin más que decir, Anthony se giró sobre sus talones y se encaminó de nuevo al patio.