Curvas Intrépidas

Siete

Sira se quedó pasmada.

Niccolo la miraba con intensidad y parecía apenas reparar en la presencia de Jake a su lado, aun cuando había aparecido allí para alejar a Sira de él.

Al darse cuenta que Sira no respondería, Niccolo alzó una ceja y posando su mirada en Jake dijo:

-¿Ya te ibas, verdad?-Sira reaccionó en el instante.

-No, claro que no-respondió con la boca seca por la sorpresa. Niccolo la vio a ella nuevamente y durante un instante se dijeron mil cosas a través de sus ojos.

Jake, que había estado observando todo desde su tercer lugar, paseó la mirada una y otra vez entre Niccolo y Sira. De un momento al otro se levantó de su taburete.

-De hecho, si, ya me iba, debo volver a la despedida de mí hermano-dijo Jake con una sonrisa de disculpa.

Jake saludó con un asentimiento a cada uno y cuando paso por al lado de Niccolo le dio unas palmaditas en el hombro. El monegasco sonrió ahora si con sinceridad y ocupó el taburete en el que Jake estaba sentado antes, percibía la mirada de Sira sobre él en cada movimiento que hiciese, aunque le restó importancia cuando simuló ignorarla y alzar la mano para llamar al bartender.

-Un whisky sour, por favor-pidió con actitud relajada, seguido de eso giró sobre si para mirar directamente a Sira-Así que...Te gusta Mónaco-dijo con seguridad. Sira se aclaró la garganta.

-¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres un cínico?-preguntó mirándolo con dureza.

-Eres la primera persona que me lo dice en realidad-respondió Niccolo-Aunque esperaba que me dijeras algo peor que eso-confesó.

-Puedo decirte cosas peores, solo dame un minuto-dijo con una sonrisa falsa.

-Te doy todo el tiempo que quieras para pensar insultos, siempre y cuando reconozcas que estas, aunque sea un poco, interesada en mi-murmuró, tan seguro de sí mismo que Sira estuvo a punto de mandar todo al diablo. Casi, pero no fue suficiente.

Aun enojada como estaba, quiso divertirse con la situación. Después de todo Niccolo podía hacerla enojar, pero había ahuyentado al único hombre que se le había acercado y a ella le apetecía divertirse esa noche.

-¿Y qué te hace pensar que estoy interesada en ti?-preguntó mirándolo directamente a los ojos.

-Solo lo sé.

-¿Solo lo sabes?¿Qué clase de horrible respuestas es esa?-preguntó soltando una risita. Automáticamente se tapó la boca.

-Una horrible respuesta que te hizo reír-murmuró Niccolo.

Sira no respondió. En el mismo momento en el que Niccolo había dejado de hablar, el bartender había dejado su whisky delante de él y a Sira no le había pasado desapercibida la mirada curiosa que este le había echado.

-¿Sabes? Es un poco raro que estés en la ciudad donde yo vivo cuando faltan unos días para la carrera, ¿No te parece?-preguntó Niccolo, estaba decidido a hacerla hablar desde que la vio al entrar al bar.

Le había hervido la sangre en una milésima de segundo cuando se dio cuenta de que estaba acompañada.

-Me parece mucho más raro que habiendo tantos lugares a los que ir, hayas venido al mismo bar y exactamente el mismo día que yo-respondió Sira encogiéndose de hombros.

-Ah...Pues eso no es mucha ciencia, es un bar nuevo cerca de mi casa, solo quería conocerlo y este me pareció un buen día para hacerlo-explicó con sencillez.

-Solo fue una coincidencia entonces-murmuró por lo bajo y se molestó con ella misma cuando reconoció el desagradable sonido de la decepción filtrándose en su voz.

Algo dentro de ella esperaba que no hubiera sido una coincidencia y que Niccolo en realidad hubiera ido a ese bar solo porque se había enterado que estaba allí, aunque no estaba muy segura de cómo podría saberlo.

-Creo que fue la mejor coincidencia que me ha pasado hasta el momento-se sinceró Niccolo, que había percibido la decepción de Sira y solo quería volver a hacerla sonreír como minutos atrás, aunque le pareciera de lo más extraña aquella reacción-Tal vez deberíamos aprovecharla, yo estoy más que dispuesto-dijo con una sonrisa seductora.

-¿Y a que te refieres cuando dices que deberíamos aprovecharla?-preguntó inclinándose tan disimuladamente sobre el que resultó imperceptible.

-Se me ocurren muchas maneras de aprovecharla y no estoy seguro de si debería confesarlas-la voz de Niccolo había bajado unas décimas de su tono. Y tanto él como ella comenzaron a sentir la tensión poco a poco.

Sira inhaló y exhaló con delicadeza para relajarse, toda ella estaba tensa de pies a cabeza. Su fuerza de voluntad cedía como un carrusel al comenzar su vuelta. Acalorada como estaba hechó su cabello hacia atrás. Niccolo la observó en todo momento con la respiración pausada.

-Tal vez no, no deberías-murmuró Sira con voz baja.

-¿Que sugieres?.

-Pues, no me molestaría emborracharme contigo-respondió en un sutil intento de salir de aquella situación.

-¿Emborracharte?-pregunto él alzando una ceja. Sira sintió como se le aceleraba el pulso.

-Pues eso pensaba hacer con Jake antes de que lo echaras-dijo con voz seca.

-No creo que el tal Jake solo estuviera interesado en beber contigo-Sira percibió la mueca molesta de Niccolo.

-Te aseguro que sí.

-No te ofendas, pero creo que yo conozco mejor a los hombres-objetó Niccolo.

-Pero no a las mujeres-insinuó.

Niccolo la observó aturdido durante unos segundos.

-¿Qué quieres decir?-preguntó.

-Nada, olvídalo-murmuró Sira-¿Sabes? Ya ha sido suficiente charla, me voy a mi hotel-dijo y comenzó a levantarse. Niccolo le sostuvo la mano para detenerla.

-Lo lamento, no seguiré molestando sobre eso si aceptas quedarte-pidió con un murmullo suave.

-Realmente debería volver, mañana tengo mi vuelo hacia Arabia-explicó, sabía que no debía darle explicaciones, pero aun así quiso hacerlo.

-Solo una copa más, tú querías emborracharte, ¿Recuerdas?.

-No me voy a emborrachar con una copa más-respondió riéndose-Pero si la voy a aceptar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.