Mi amistad con Mason es demasiada extraña, conocemos más sobre el otro, pero en público no tenemos ningún vínculo. Me invitó a su casa, pero tuve que negarme y decirle que Alex me invitó a comer helados; además, cuando me activé la casa ya era un desastre total, con Androide 501 dando vueltas desesperado, su creador llamando a cada rato y mi creador revisando documentos y la constitución estadounidense. Solo me dijeron que Nathan estaba en problemas, otra vez; no me quisieron involucrar más porque yo ya estoy ocupado teniendo dos amigos a la vez.
— ¿Y qué helado quieres? Escuché que hicieron un helado de queso exclusivo de mayo —es de las pocas veces donde ser androide tiene dificultades, usualmente estamos en el salón de computación a la hora del almuerzo, con decir que comí en casa ya está.
— Voy a pasar otra vez, no tengo dinero suficiente —invento excusas genéricas sabiendo que tengo el dinero suficiente. Me siento triste por no poder probar un helado con mis amigos, pocas veces odio ser un androide.
— No hay problema, te presto lo que necesites —Alex insiste en comprarme ese helado, como no sabe que soy un androide no entiende que la comida y yo no tenemos relación y no deberíamos, dañaría mi generador de voz y al derretirse mis mecanismos quedarían empapados y pegajosos.
— Insisto, no quiero hacerte gastar en esto, otro día llevaré dinero suficiente —le ruego que es mejor que él se coma su helado solo y yo hablé con él.
— Te diré algo: eres como un alienígena —me compara con un ser que no se parece en nada a mí, ellos podrían comer, tal vez sea basura o metal, pero lo hacen.
— Yo no tengo tentáculos o piel verde, ¿de dónde sacas esa idea? —le pregunto soltando una pequeña risa.
— ¿Y de donde no? Jamás te he visto comer, a veces eres más inocente e ingenuo que un niño y tienes una gran inteligencia —tiene toda la razón, pero no creo que eso se relacione a un alienígena en lo absoluto.
— Es el resultado de ser estudioso y no tener sentido común las 24 horas, ahora me verás disfrazado de alienígena en Halloween.
Entramos a la heladería más cercana a Hanko, mi creador dijo que debería ir hoy para contarme de lo que tanto los alborota a todos, MoonRocket Ice Cream es la más cercana y muy buena con sus helados de sabores únicos y temáticos. Nos sentamos cerca de la ventana, muy cerca de Mason y sus compinches, hace una cara de desagrado cuando ellos lo ven y cuando se voltean sonríe y me guiña el ojo, casi todo sucede mientras trabajamos en el proyecto y en línea, aunque es una anormal relación amistosa que no puede terminar tan bien, prefiero que no esté en mi contra. La mesera llega con un uniforme azul con rayas blancas en los bordes y un pequeño sombrero espacial, ella misma demuestra que no le gusta usarlo.
— Para mí sería un Meteoro especial y para él sería un Van Goh estrellado.
Lo miro acusatoriamente, le dije que no quería un helado y de todos modos me pidió uno. No sé cómo explicarle que no puedo comer nada de nada sin decirle que soy un androide o sonar incoherente, lamer el helado ya contribuye demasiados daños en mi cuerpo, el líquido bajaría por mi garganta, atravesando mi generador de voz y bajando a la batería. Me apagaría y mi voz se distorsionaría. Quiero cancelar el pedido de inmediato, pero cuando me doy cuenta la mesera ya se fue a hacer esos helados.
— Pero te dije que no quería nada, no quiero que gastes en lo que yo podría hacerlo. Sabes que se acerca el concurso de robótica, tenemos que completar al androide —yo no estoy participando en ese concurso, me uní cuando las inscripciones ya habían cerrado. Es otro concurso para demostrar las habilidades de programación, la novia de Androide 501 ganó la edición del año pasado con un pequeño conejo antropomórfico del tamaño de un Ken que respondía según lo que dijeran al aprender por cuenta propia. Alex está gastando mucho dinero haciendo un androide, o la parte posterior de uno, cuando me mostró lo que llevaba me dijo que no sabía cómo hacer piernas que soportaran el peso.
— Es un helado, no un carro —me tranquiliza usando el precio del helado a su favor. Por atrás se acerca Mason acompañado de sus compinches, seguramente irán a la caja para pagar sus helados, solo quedan los vasos con el chocolate aún embarrado en los bordes—. No habrá problemas con Tobey.
— ¿No debería elegirlo él? —es una pregunta tonta en sí, es como obligar a un recién nacido a llenar su formulario de nacimiento—. Si realmente lo lograste, él puede decidir su nombre y en el concurso puedes llamarlo de otro modo y te corrija.
— Es una buena idea, dejaríamos con la boca abierta a los jueces —la mesera deja ambos helados, el de Alex parece un volcán en erupción y se aprecia mejor los dibujos hechos en los bordes con el meteorito; el mío es casi una réplica de La Noche Estrellada de Van Goh, y tiene crema batida y caramelo en la parte de arriba. Esos helados lo hacen volver a hablar de eso, de aceptar y comer mi helado—. Ya nos lo dieron, no puedes rechazarlo
Tengo ganas de decirle que está siendo demasiado terco y si no quiero el helado entonces no hay razón para que insista, pero no quiero armar un alboroto. Ya estoy tan lejos como para dejarlo como un incidente. Pero eso no es razón para dejarme dañar.
— Seré honesto —no de todo honesto, todavía no puedo revelarle mucho sobre mí—. Soy alérgico a la leche y no quise decirlo pensando que era demasiado ridículo, lo descubrí cuando en Osaka fui por helado con mis amigos y terminé en el hospital, realmente no quiero comer el helado por miedo a que reaccione mucho peor y estás llevándolo demasiado lejos, si seremos amigos tenemos que poner límites —automáticamente pretendo estar recuperando el aliento, cosa del programa y no mía.