Con el paso de los días y del tiempo la presencia de Maddie parecía un sueño en la vida de Jonathan, aún no sabía cómo es que no podía volver a contactarse con ella, la madre de Madeleine le dio un número de Oxford al que no se atrevía a llamar, tampoco intentaba escribirle alguna carta o postal y usar ese apartado. Una parte de él prefería dejarlo así, y esperar a que ella volviera, porque estaba aterrado, no quería que ella lo rechazará o viviera su vida lejos de él, sin él. Su escasa relación había significado todo y todo apuntaba que para Madeleine también. ¿Entonces por qué no llamaba? O escribía, no era ajena a las cartas, solía hablar así con Amelia, entonces, ¿Por qué no era así con él?
Esa tarde de invierno, estaba impaciente en su hogar, casi era navidad, la primera navidad que habría pasado con ella y se había enterado de que Maddie no vendría, a siete meses de su relación, siete meses que solo tres de ellos disfrutaron. Estela parecía deprimida al contarle que Madeleine no estaría que no había mandado carta o regalo, seguro le dolía tanto como a él no pasar navidad con su hija. Adam estaba cada vez más decaído y cerrado, Tabata ya no discutía con él y Gwen, a pesar de todo, seguía sosegada, no obstante, se le notaba la tristeza en los ojos.
La poca alegría que les quedaba se había extinguido.
— Bien, solo marca... — Se alentó en un momento, se acercó al teléfono que había en casa, y marcó con temor el número que la señora Bennett le dio.
— Beep... Beep...
— Vamos, vamos, responde...
— Hi...?
— Eh... H-hello? Maddie?
— Excuse me, who is this?
— Sorry, I'm wrong. — Jonathan colgó tan de pronto que no esperó a lo que respondieran al otro lado de la línea.
Su corazón latía tan fuerte que se maldijo un momento, ¿Y si era ella? ¿Por qué le habría colgado? Pero, algo en él le decía que esa voz no era de Maddie, no sonaba a ella. Jonathan suspiró pasándose una mano por el cabello, y recomponiendo su postura, siguió adelante con su día.
Así como Jonathan, Adam se debatió en marcar durante navidad, Tabata no pudo llamar en año nuevo y Gwen simplemente no quería ver el número, todos ellos sabían que Maddie se había ido, y si no quiso mencionar su viaje a Inglaterra había sido por algo, seguro ella se contactaría cuando lo viera necesario, aunque una parte de cada chico anhelaba por una llamada de su amiga.
Sin embargo, pasarían años sin recibir una llamada.
El tiempo había pasado tan rápido que no creían estar graduándose, en un abrir y cerrar de ojos ya habían acabado el año escolar, ese 31 de mayo de 1991, Estela y Joel fueron a felicitarlos, llevando rosas, sin embargo, la presencia de los Bennett era más dolorosa que alegre, Adam y los demás solo pensaban en Maddie y en lo terrible que era no estar con ella, si hubiese estado con ellos, si no hubiese ido a Oxford, ella estaría graduándose a su lado, juntos, como lo había soñado. ¿Por qué Madeleine no había regresado todavía?
— Me alegro de verlos... — Adam se acercó a Estela y Joel, ambos abrazaron al joven muchacho y sonrieron con melancolía, su hija podía estar usando una toga y birrete como él.
— Felicidades, Adam. ¿A qué universidad irás? — Estela acomodaba el cabello del muchacho con sumo cuidado.
— A la local, Arwen necesita de mi gran talento y belleza.
— Iremos a la misma... Justo como lo planeamos. — Las palabras de Tabata sonaron frías, a ella en ese momento le enojaba y dolía que Madeleine no estuviese ahí, tampoco le costaba tanto una llamada para felicitarlos y al menos, seguir en contacto.
— ¿Madeleine logró entrar? — La voz de Gwen parecía tranquila, pero había un ligero toque de temor.
— Sí... — Y Estela se quiso enterrar por mentirosa.
╭☀╮
La vida universitaria de los jóvenes era agitada, entendían que estar en diferentes áreas obstaculizaba su tiempo, sin embargo, con más fuerza se las arreglaban para juntarse. Aunque tuviesen que terminar corriendo por todo el campus para poder llegar a sus facultades correspondientes.
— ¿Qué tal hoy? — Adam se dirigió a Jonathan, ambos chicos habían creado un vínculo tan estrecho. Era como si cada uno diera soporte al otro, los dos perdieron una base importante de su vida.
— Bien... Es decir, sí, solo bien.